Aprende a entender esa emoción que te quiere sufriendo mientras renuncias a ser tú.

¿Qué es la culpa?

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El sentimiento de culpa

¿Qué es la culpa en psicología?

La culpa en psicología no es más que un sentimiento, una emoción que sentimos, cuando nos creemos lo que nos dice la mente.

Y a mente en muchas ocasiones nos engaña y confunde y, esta emoción es una de ellas.

Nos creamos la culpa cuando eres tú quien te juzgas te condenas y te castigas, por algo que, realmente no has hecho mal.

Un ser humano no es perfecto.

Un ser humano evoluciona gracias a lo que aprende de las experiencias que vive.

Aprendemos por la práctica del ensayo y el error.

Y sobre la base de ello.

Un ser humano actúa lo mejor que sabe, sobre la base de sus conocimientos previos, su estado evolutivo y la práctica que ha adquirido previamente ante una experiencia similar.

Un ser humano aprende de la adversidad.

Y la adversidad se presenta en forma de error, rechazo, fracaso o conflicto.

Y sobre la base de lo que sabe, de sus habilidades innatas, de coeficiente intelectual e incluso también, de la habilidad del que tiene enfrente, un ser humano actúa lo mejor que sabe.

Nadie actúa peor de lo que podría actuar.

Nadie falla queriendo fallar.

Es más, el ser humano tiene derecho a ser un humano y no una máquina perfecta.

La culpabilidad evita que actúes en terrenos desconocidos

Te mantiene maniatado.

La culpa

Y por todo ello los humanos tienen derecho a equivocarse y escoger intentar hacer cosas nuevas a viejas cosas y conocidas, porque ellas no suponen ningún riesgo ni reto.

Somos humanos y nuestro sistema de aprendizaje es el error y aprender de él.

Sí es así

¿Por qué somos tan crueles con nosotros mismos por estar aprendiendo?

¿Culpa de qué?

¿De ser cómo eres?

¿De ser leal a ti?

¿De honrarte a ti?

¿De ser falible?

¿De querer aprender cosas nuevas?

¿De qué te rechacen?

¿De decir no cuándo quieres decir no?

¿Culpa de qué?

¿Culpa por no ser perfecto?

Sentirse culpable es soberbia.

Sentirse culpable es un error mental. 

Hacer sentir culpable a otro, es querer controlar al otro

¿Cuántas veces has oído o has dicho: “después de todo lo que he hecho por ti, así me lo pagas?

Confundimos maldad con error.

Confundimos imperfección con fracaso.

Confundimos ser poco valiosos con rechazo.

Y, ni tú eres poco valioso, ni tú eres imperfecto, ni tú eres malo.

Y por supuesto ni el error es malo, ni el rechazo es malo, ni el error es malo.

Aunque todos te digan que sí y así lo hayas interiorizado en tu sistema de creencias roto.

No puedes sentirte culpable por no saber hacerlo mejor

¿Por qué nos culpamos tanto cuando realmente no somos culpables?

Nunca o casi nunca hemos hecho algo con el propósito y la voluntad de dañar a alguien.

«La culpa es mía»

¿Culpa de qué?

¿De expresar tu verdad?

¿De decir lo que sientes?

¿De qué puedes sentir culpa?

Empieza por el inicio.

Perdónate a ti mismo por todo lo que crees que has hecho mal.

Porque no has hecho nada mal.

Nada.

Solo eres un humano más, imperfecto, falible y que tiene ganas de respetarse.

Y ser humano, no te hace culpable.

Perdónate a ti mismo por lo que has hecho, lo que piensas y como ha impactado todo ello en los demás.

No pasa nada.

Sentirse culpable por todo

Por al rebuig

Eres humano y ahora ya has aprendido a ser amigo de tus errores, ahora ya sabes que equivocarse no es un crimen contra la humanidad como quieren hacernos creer.

¿Te sientes culpable por algo que has hecho?

Sentir culpa es un error emocional que deberías corregir.

Nos han programado desde pequeños para creer una serie de creencias que solo nos perjudican.

La culpa ejerce una función de control.

Con la culpa nos mantienen sumisos, obedientes y esclavizados a unas normas sociales que demasiadas veces nos mantienen en la ignorancia y el sufrimiento.

Con la culpa nos quieren programar en unos valores, conceptos y dogmas que ni siquiera nos hemos cuestionado.

Ya es hora de hacerlo.

¿Verdad?

Nos han dicho hasta el aburrimiento que el amor es sacrificio y renuncia y que debo ser bueno y evitar el conflicto sobre todo, llevarme bien con el resto de humanos que están en mi vida.

Y es semilla de tantos años de adoctrinamiento que penetra dentro de ti, como si de una gota malaya se tratase, cuando para llevarme bien con los demás y ser un «buen niño», hago cosas que no quiero hacer, pero que las hago, para que los demás vean que yo soy un buen niño o para que aquellos que amo y “me quieren” no sufran.

¿Cuántas veces has oído o has dicho: “después de todo lo que he hecho por ti, así me lo pagas?

Y nos pasamos la vida diciendo si, cuando queremos decir no, nos pasamos la vida haciendo cosas que no queremos hacer y las hacemos, para ser «buenos niños», para ser «buenas personas» y por creer que así, aquellos que amamos, no sufrirán nunca más.

¿Cuándo lees esto no te das cuenta de que es muy infantil vivir así?

«Haz sentir culpable a tu enemigo y dominarás su voluntad»
Napoleón

El sentimiento de culpabilidad

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Cuando sentirse culpable es ser juez y verdugo de ti mismo, de cosas que en pocos casos has hecho, y de haberlas hecho en pocos casos serían motivo para ser culpable de nada más que de respetarte a ti.

La culpa implica un juicio previo y el juicio supone una condena y la condena un castigo.

Sentir culpa dice mucho de ti:

  • Implica un odio profundo a ti mismo.
  • Implica un profundo desconocimiento de quién eres.
  • Implica una rigidez profunda.
  • Implica no entender cómo funcionan los procesos de aprendizaje.
  • Implica no aceptar quién eres.
  • Implica no respetarte y pisarte
  • Implica anteponer las necesidades de los demás a las propias.
  • Implica no saber que poner límites es sano y conveniente.
  • Implica que no tienes amor propio.

Nunca hemos hecho algo con el propósito de dañar a nadie, o casi nunca.

Hacemos cosas que no sabemos hacer y nos equivocamos y esto es natural y saludable, de lo contrario nunca avanzaríamos en nada.

Hacemos cosas que queremos hacer y que puede ser que, para alguien, eso que queremos hacer no lo beneficie y nos critique o sufra.

Pero nunca o casi nunca hacemos algo expresamente para hacer daño a nadie.

¿Qué es la culpa?

Un cervell humà dibuixat amb intel·ligència artificial

El problema es que:

Somos millones de egos en el mundo moviéndonos por nuestros propios intereses.

Y en cada cruce de egos es normal chocar contra los intereses de los demás.

E inevitablemente para defender tus propios intereses hace falta rechazar, hace falta poner límites, hace falta decir que no y hace falta que para que tú ganes, otro tenga que perder y sufrir por ello.

Y cuando rechazas lo que no quieres, te valoras, pero también puedes sentirte culpable.

Pero cuando entiendes que tienes que rechazar y decir no y no sentirte culpable por ello, de golpe los rechazos de los demás dejan de doler.

Y ganas más confianza, ganas más respeto en ti mismo.

Porque no es posible que sea valioso, si no hay confianza ni rechazo, ni dejar de sentirse culpable por ello.

“Te rechazan, redirección.

Vas a otra cosa.

Rechazas, que el otro redirija su vida y que vaya a otra cosa.

Sin culpa.

¿Te vuelven a rechazar? 

Bien, redirección.

Ahí tampoco es.

Los rechazos te van guiando en tu propio camino, son una señal.

Y lo mismo si rechazas, o pones límites o dices que no, o antepones tus necesidades a las ajenas.

Es el otro que, ante un rechazo, puede usarlo como guía en su propio camino.

Y de que deberías sentirte culpable si tus actos son útiles para que ese otro, use tu acción cómo guía para que pueda encontrar su propio camino?

Sin embargo, actuar así nos hace sentirnos culpables casi siempre, por multitud de cosas que solo son actos que hacemos en beneficio propio, para honrarnos a nosotros mismos, para defender nuestra esencia, nuestras necesidades y nos sentimos culpables.

La culpa es que, sin importar lo que hagas, tu mente ya te dice que, deberías hacer otra cosa, normalmente cosas que benefician a otros y te perjudican a ti.

Duele tanto la culpa que no soportamos sentirnos culpables.

Y la proyectamos en los demás, intentamos por todos los medios que la culpa de lo que ocurre siempre, la tenga otro.

Cómo dejar de sentirme culpable

el millor psicòleg de vic es el que pot entendre la teva ment

La culpa impide que sigas probando cosas nuevas, hace que renuncies a arriesgarte, hace que renuncies a lo que realmente tú quieres a favor de lo que quieren los demás.

La culpa es y ha sido una de las principales formas de manipular a los demás.

Pocas cosas hacen sentir tan mal como sentirse culpable y es muy fácil a través de la culpa controlar a las personas de tu entorno, sobre todo a las que más te quieren.

Por eso está tan extendida.

Es la forma más fácil de manipular tu entorno a tu favor, haciendo que los demás renuncien a su interés a favor de los tuyos.

Sentirse culpable

Entendamos que es esa emoción tan tóxica.

Se produce un acto y seguidamente pasamos a realizar una interpretación y valoración negativa.

Valoramos este hecho desde un punto de vista en que consideramos que lo que hacemos no es bueno, le juzgamos, lo interpretamos, lo valoramos y le damos una valoración negativa.

Y esta valoración nos lleva a la emoción negativa, paralizante, dolorosa, que nos pesa, que es una losa y se vuelve cíclico, y lo repites, es como una tortura y está ligado a tu educación, sistema de valores y esquema moral.

Depende de estas creencias, que algunos hacen cosas muy malas y no se sienten culpables y otros hacen cosas que no son ni buenas ni malas, pueden ser errores que no puedes evitar porque todos hacemos las cosas tan bien como sabemos, desde la propia libertad.

Pero como no se aman ni se respetan, creen que son responsables del sufrimiento o de la felicidad de los demás se sienten culpables del sufrimiento de otro, cuando es ese otro el que tiene la única responsabilidad de aprender de la situación para no sufrir y sobre la base de ella, redireccionar su vida.

Sentir culpabilidad

Te puedes equivocar y te sientes culpable y otros hacen cosas voluntarias y que pueden hacer daño a otros y no sienten culpa.

Todo depende de la historia que se cuentan y de sus creencias

El proceso es el siguiente:

  • Haces un acto libre.
  • Es un acto libre que te beneficia a ti, pero que choca con los intereses de alguna otra persona que tú valoras.
  • Autovaloración negativa.
  • Sentimiento de culpa.
  • Emoción de dolor intenso paralizante.
  • Rectificación o evitación de este acto libre.

Nuestras creencias, valores y moral nos puede llevar a un sufrimiento absolutamente innecesario.

Nada que puedas hacer lo mejor que sabes hacer, desde tu estado evolutivo y de acuerdo con tu esencia es motivo de que te sientas culpable de nada.

Las relaciones humanas son un choque de intereses contrapuestos.

Así son los humanos y así nos relacionamos.

Matar o morir, como ocurre en la naturaleza pero de una forma más sofisticada.

Ganar o perder.

Las relaciones humanas son duales.

Tú tienes unos intereses y el que tienes en frente tiene otros.

Tú deberías defender los tuyos y buscar puentes de conexión con el otro y el otro debería hacer lo mismo.

Pero, y si no lo hace y te hace ver que sufre, y tú caes en la trampa de la culpa y cedes, y al hacerlo el otro gana y tú pierdes.

La vida funciona así, y el conflicto es inevitable en las relaciones humanas,

Y si sientes culpa siempre serás manipulado, usado y dominado por los intereses de los demás.

Tu sistema de creencias te lleva a confundir términos de forma muy sutil y te lleva a un sentimiento de culpa.

Necesitas poner claridad a tu mente.

La culpabilidad y la manipulación

La culpa es solo una herramienta que tenemos los humanos para manipular a las personas que importas.

Cuanto más te respeten, cuanto más te amen, más fácil será manipularlos con la culpa.

Cuanto menos importes más difícil será manipular a nadie.

Destapando la realidad sobre la culpa

No puc més

La culpa no sirve para nada, solo te hace sufrir, te castiga, no ayudas a nadie, no reparas nada, no aprendes.

Además, cuanto más culpable te sientes, más paralizado estás y más paralizado sigues y no solucionas nada.

A menos autoestima más culpa, a más rigidez más culpa, a más juzgar más culpa, a más dualidad más culpa, a más amor sientas por el otro, más culpa, a más culpa, más condena y más castigo en un ciclo infinito.

La culpa te aleja de ti, de tus intereses, de tus emociones, de tus deseos para satisfacer los intereses, los deseos y la satisfacción de quien te manipula con ella.

«La culpa te hace carcelero y prisionero de los demás.»

La culpa como emoción

La culpa se basa en un pensamiento que se origina de acuerdo a las creencias que tienes de lo que es, para ti, la realidad.

Identifica realmente lo que ha pasado.

¿Qué ha pasado realmente?

¿Has hecho algo desde tu libertad que te conviene a ti, pero que otro, se siente perjudicado o sufre?

¿Has hecho una negligencia?

¿No querías hacer daño y desgraciadamente alguien ha sufrido?

¿Has cometido un error por no saber más o por agotamiento?

¿Has bajado la atención porque te has despistado?

¿Ha sido un malentendido o una casualidad?

¿Tenías realmente voluntad de hacer daño y perjudicar?

No puedes sentirte culpable por tomar decisiones que te honren a ti y que te beneficien a ti.

No puedes anteponer las necesidades de los demás a perjudicarte a ti.

Si te sientes culpable, por actuar a favor de tus intereses y asuntos, tienes una muy baja autoestima y necesitas trabajarla a fondo.

No puedes sentirte culpable por no saber hacerlo mejor

No puedes sentirte culpable por intentar hacer cosas nuevas que no controlas y querer aprender a hacerlas, a través de la práctica y el error.

Aunque equivocarte pueda haber tenido consecuencias, entender que el error es la forma que tenemos los seres humanos para aprender.

Si crees que el error es malo y te culpas, nunca aprenderás nada que valga realmente la pena, te mantendrás siempre en la inmovilidad total.

No puedes creer que no tienes derecho a equivocarte, no puedes pensar que no intentas siempre hacer las cosas lo mejor que puedes y sabes, en función de tu naturaleza y evolución personal.

Solo podría entenderse la culpa si, voluntariamente has infligido dolor a otro pudiendo evitarlo.

En muchos casos no se culpa lo que sientes, es no aceptar tus limitaciones, es no tomarse la vida más a broma, es ser muy rígido, es creer que la responsabilidad de la felicidad de los demás es tuya, es creer que tú puedes hacer daño a alguien.

Es no entender que el único responsable de la felicidad del otro es de ese otro.

Liberarse de la culpa

Es no entender que eres libre y que te debes a ti y para honrarte a ti no puedes hacerte sentir culpable y si alguien tiene algún sufrimiento cuando tú simplemente estás ejerciendo tu libertad, el problema lo tiene el otro y no tú.

Tú no puedes no escapar de una cárcel por pena a que tu carcelero pierda su trabajo y si te sientes culpable por eso, te quieres muy poco y tienes unas creencias muy tóxicas hacia ti.

¿Qué hacer cuando sientes culpa?

Cuando te sientas culpable de algo, pregúntate si es tu responsabilidad.

Tú no puedes ser responsable en ningún caso del sufrimiento de nadie y más cuando lo que has hecho no tiene la intención de dañar a nadie.

Actuar desde tu libertad, desde tu autenticidad, desde tu verdad por cruel o triste que pueda parecer y defenderla, no es motivo para sentirte culpable en nada.

El problema no es tuyo si alguien sufre por ello.

Es este otro que debe trabajar la aceptación, el amor propio, el poner límites, el alejarse, el empoderarse, el ser más autónomo.

Discrimina qué hecho real se ha producido, no es lo mismo un error, o una verdad, que el expreso deseo de hacer daño a alguien.

¿Qué ha pasado realmente?

Sentirte culpable por hacer lo que sientes que tienes que hacer, a pesar de que pueda perturbar a alguien significa que eres muy rígido, muy autodestructivo, muy soberbio, porque la culpa solo genera dolor, condena, castiga y demuestra muy poco amor hacia ti mismo y una gran infravaloración.

Si valoras más lo que los demás piensan de este hecho, desde su egocentrismo personal, a lo que tú crees que debes hacer con tu vida y libertad, debes trabajar tu amor propio y tus creencias.

Muchos, desde pequeños, hemos vivido siempre con el “pórtate bien”, con el «si haces esto me harás sufrir», con el «con todo lo que he hecho por ti», con el «te amo tanto que si haces esto me harás sufrir», que hemos interiorizado a fuego el sentirse culpables cuando no haces lo que se espera de ti.

Nos han inculcado a fuego el valor de la compasión, el sacrificio, la renuncia y la empatía y nos han dicho hasta el aburrimiento que, el amor es renunciar en muchos casos a tu felicidad para proteger la felicidad de quienes nos aman y amamos.

El estado, la escuela, la religión y la familia nos han manipulado con la culpa desde que tenemos uso de razón.

Y no es fácil salir de ella.

Sentir culpa también es ser muy rígido y muy dogmático.

Nada es demasiado grave ni importante para que te lo cojas tan en serio, todo es relativo, incluso todo eso que nos han dicho que es tan malo, igual descubrirás que es bueno.

Todo depende.

La culpa emocional

La realidad, los hechos y las circunstancias son neutros, no son ni buenas ni malas porque depende del que percibe esta realidad y esta observación siempre será subjetiva.

Flexibiliza tu postura, sentir culpa es típico de una personalidad perfeccionista y rígida, los más flexibles sufren menos.

Reparte responsabilidades.

¿Es toda tuya la responsabilidad?

¿Eres tú el único responsable de todo esto?

Y lo más importante.

Ser responsable de tu vida, asumir la responsabilidad de vivir en el mundo desde tu enfoque personal.

Vivir abierto a todo aquello que te permita crecer.

Tener tolerancia al error, es entender que el error es parte de tu aprendizaje y es necesario, tienes derecho a equivocarte, tienes que equivocarte si quieres evolucionar, haces las cosas lo mejor que sabes y ser humano es fallar y equivocarte a menudo si quieres aprender y mejorar tu vida.

Aceptar todo esto, te permite dejar de culpar, entender que la única forma de aprender es equivocarte y asumirlo.

Vivir el error con normalidad y no confundir con la culpa ni con la responsabilidad propia de hacerte a ti feliz.

El otro es responsable de hacerse feliz a sí mismo y no sentirte culpable por una responsabilidad que en realidad no te corresponde.

Y estas responsabilidades, en muchos casos opuestas, traerán conflictos a los humanos, y la tarea consiste, en no dejarse manipular con la culpa y ceder, sino en buscar acuerdos que sean beneficiosos para las dos partes, sin culpa, y sin concesiones manipuladas.

Cómo dejar de sentirse culpable

Dejar de sentirte culpable por el error y dejar de sentirse responsable de la felicidad de los demás y si de la tuya, es madurar, es crecer, es evolucionar y es sabiduría.

«Las únicas personas realmente felices son las que se han equivocado mucho, han aprendido de los errores y sin culparse por aprender.»

Si te equivocas te abres a otras posibilidades vitales y si no sigues haciendo lo mismo toda tu vida y no evolucionas.”

La responsabilidad hacia tu crecimiento es tener tolerancia al error.

Es hacerte amigos de los errores, buscarlos y aprender de ellos sin culpa, y si pérdida de autoestima.

Es entender que los errores son parte de tu aprendizaje y como tales deberías apreciarlos si antes has construido en ti, una buena autoestima.

Es entender que no debes querer alejarte de los errores ni dejar de tenerlos, si te alejas no aprenderás y si te quieres bien lo que querrás es aprender.

La única forma de aprender soluciones y estrategias vitales diferentes y mejores a las que conoces es haberte equivocado y asumirlo, no hay otra forma.

Hacerte amigo de tus errores, buscarlos y alentarlos y entenderlos no, como un atentado contra tu valor, sino como un incremento en tu valor, es aceptarlos, valorarlos, alentarlos y en ningún caso avergonzarte te dé ellos o pedir perdón por haberlos cometido.

Es estar muy orgulloso de tus errores, porque sin ellos te sería imposible crecer, evolucionar.

Criticar tus errores, cuando solo puedes aprender de ellos, es un atentado contra tu crecimiento y tu autoestima.

Sentir culpa solo te lleva a desenfocarte de tus asuntos y enfocarte en los asuntos de los demás.

Sentir culpa te inmoviliza y te impide evolucionar y actuar en tu propio beneficio.

Sentir culpa te aleja de ti.

Sentir culpa es permitir ser manipulado por alguien que valoras y que te domina.

Siento culpa por algo que hice

Tú no eres responsable de la felicidad de nadie.

La culpa es en realidad otro gran fraude.

La culpa es manipulación.

Hacer las cosas lo mejor que sabes, desde tu autenticidad y esencia, buscando satisfacer tus necesidades y satisfaciendo tus propias expectativas.

¿Desde cuándo ser libre es ser culpable de algo?

Cuando alguien sufre porque tú, desde tu libertad, no has satisfecho sus expectativas, no es motivo de culpa, sino de alegría, porque en realidad acabas de hacerle un gran favor al otro.

Entender que nadie puede dañar a nadie, es entender que la culpa no es posible.

Ser auténtico, honrar tu esencia y provocar con ello un sufrimiento a otro, no es una realidad de la que sentirse culpable por creerte una mala persona, es un error conceptual grave.

Más que hacer daño a otro, te has convertido en un maestro espiritual, le estás ayudando a crecer, le estás ayudando a que desde su sufrimiento aprenda y vea que algo le falta aprender.

Cuando no te dejas manipular con la culpa, estás enseñando a este otro, que debe dejar de manipular, porque ya no le funciona en ti.

La culpa patológica

No sabrás cómo superar una ruptura amorosa si no comprendes la inutilidad de la culpa.

Liberarse de la culpa cuando abandonas a alguien que ya no es bueno para ti es básico para poder continuar feliz con tu vida.

No has hecho daño a nadie, no puedes hacer daño a nadie, como no puedes hacer feliz a nadie y a la inversa, creer esto es empezar a ser libre y liberar a los demás.

¿Por qué siento culpa?

Confundimos error, rechazo, autenticidad, respetarte a ti, anteponer tus necesidades a la de los demás, ser verdad, con maldad.

El error no es hacer algo voluntariamente para dañar.

No puedes culparte por hacer las cosas lo mejor que sabes.

No puedes culparte por ser humano y falible.

No puedes culparte por tener la naturaleza que tienes y el estado evolutivo que tienes.

No puedes quitarte el derecho a equivocarte para poder aprender y crecer.

No puedes pisarte a ti.

No puedes engañarte a ti.

No puedes dejar de mostrarte tal como eres.

No puedes negar la realidad por miedo a que alguien sufra con ella.

No puedes aceptar que se nace enseñado y que errar es malo cuando solo errando puedes dejar de errar.

No puedes inmovilizarte en el no error para no errar y así no tener que culparte del error.

Un error no es una maldad de la que debes culparte.

Tal como eres y sientes no es un error.

Respetar tu esencia y actuar en consecuencia no es una maldad de la que debas culparte.

Si alguien se perturba por eso, tiene que ver con él y solo él, lo puede y debe trabajar.

Ser libre y actuar en consecuencia, aunque no beneficie a otro, no es motivo para culparte a ti del sufrimiento ajeno, si alguien se perturba por ejercer tu libertad, es un camino que debe recorrer el otro, no tú.

Si alguien se perturba por tú, ejercer tu libertad, no tiene nada que ver contigo, tú no puedes perturbar a nadie, no tienes ese poder, pero si te sientes culpable por la perturbación del otro, ese otro sí tiene el poder de controlarte a ti.

La culpa es querer controlar.

Manipulas al otro con tu sufrimiento para poder controlar a este otro.

El problema lo tiene el manipulador.

Sentirse culpable es una manipulación que deberías desactivar.

Tu responsabilidad es respetar tu esencia, tu responsabilidad es ser libre y auténtico, tu responsabilidad es aprender y evolucionar y el camino es equivocarte para aprender y nada de eso puede hacerte sentir culpable de nada.

Vivir auténtico debería ser un motivo clave para sentirte bien y no para sentirte culpable de nada.

Pero tu entorno, sobre todo las personas que te dicen que te quieren, son las que menos te quieren, te quieren, sí, pero te quieren atado a las expectativas que tienen estas personas sobre ti, y por ello usan la culpa para manipularte.

Y no deberías permitirlo más.

Solo deberías hacerte responsable de ti, y no culparte más.

Otra cosa es la responsabilidad.

Imagina que realmente has hecho algo muy malo y has causado daño» queriéndolo hacer».

En este caso asume la responsabilidad y repara el daño causado, pero no te sientas culpable.

Evitar sentirse culpable

Soltar la culpa es hacer un cambio de creencias

Los errores son la parte más básica de lo mejor de ti.

Nos escondemos los errores, nos avergonzamos de ellos, vamos con una máscara y vendemos al mundo que somos perfectos.

Vendemos al mundo que nunca nos hemos arriesgado por caminos desconocidos porque ya los conocemos todos, vendemos al mundo que hemos vivido siempre sin errores, sin riesgos, sin nuevos caminos inexplorados por conocer.

Tener claro que el error es básico, necesario, imprescindible para mejorar, para crecer, para evolucionar, para pasar de la ignorancia a la sabiduría, del sufrimiento a la paz.

No creas que nadie se equivoca y que solo eres tú el que se equivoca.

Y como quieres ser como los demás, que crees que nunca se equivocan, por no equivocarte no decides y como no lo haces, te quedas en tu cárcel conocida, perfecta, de cristal, donde el error no existe.

Las personas más felices se han equivocado y mucho y han aprendido de esto.

Hazte amigo de tus propios errores, esto es madurar, esto es ser responsable de ti, de lo que eres, eres lo que eres debido a tus errores y de lo que has aprendido de ellos.

Los errores no te definen, lo que te define es lo que has aprendido de ellos, siente orgullo por este aprendizaje, gracias a ello eres lo que eres, mucho mejor que antes de cometer esos errores.

Culpa y arrepentimiento

La tortura de la culpa

Error es abrirte a otras oportunidades de vida gracias al aprendizaje de este error.

Sin error, no hay dolor y sin dolor no hay aprendizaje.

Lo fácil es culpar a otro de ese dolor, pero no hay nada bueno para ti.

Tú no eres tus errores, sino lo que has aprendido de estos errores.

El error es necesario si quieres aprender cosas nuevas.

Si tienes una buena autoestima, querrás aprender cosas nuevas.

Si te culpas cada vez que fallas, dejarás de querer hacer cosas nuevas, por el dolor que te causa la culpa, cada vez que te equivoques.

Si haces algo que ya sabes hacer, nunca te equivocarás, y aprender de los errores, es lo que te permitirá hacer algo bueno algún día.

Nunca se aprende a la primera, como no te acuerdas a la primera un libro que se lee, entender el proceso de aprendizaje es conocerte a ti.

No somos el error que hacemos, somos la suma de lo que aprendemos de estos errores.

Mejorar es errar si no te culpas, si no te condenas, si no te castigas, si no culpas a los demás y te haces responsable de las consecuencias de tus actos.

El error puede llevarte a una valiosa lección.

No es tu culpa, es culpa mía

Tengo derecho a cometer errores y no debo justificarme por ello.

Nadie hace las cosas mal porque quiere hacerlas mal.

Todos hacemos las cosas lo mejor que sabemos desde el respeto a nuestra esencia y a nuestra evolución personal, otra cosa es que eso que tú haces, otro desde su egocentrismo, juzgue esta acción tuya como error, porque a ella no le beneficia.

Si te crees esta versión y la antepones a la tuya caerás en sentirte culpable, y el otro te controlará a través de ella.

Entender que la realidad es neutra y que cada uno la juzga desde su propio beneficio personal, no debería hacerte sentir culpable en ningún caso, aprender de ella si crees que ha sido un error o ratificarte en ello si crees que solo te sientes manipulado por ese egocentrismo externo.

Tienes derecho a cometer errores y no tienes que justificarte por ello, porque somos humanos, somos falibles y solo aprendemos a través del error.

Tenemos derecho a cometer errores cuando estamos aprendiendo cosas nuevas, o cuando conocemos a personas nuevas o relaciones nuevas.

Siempre que haya algo nuevo en tu vida, que sea diferente a tu experiencia anterior, te puede producir un error, necesario para aprender.

Además, siempre existen factores circunstanciales que son imposibles de controlar.

Es imposible saber qué hacer ante una circunstancia nueva en la que intervienen múltiples egocentrismos y acertar para todos, aprender y no culpar por más juicios que recibas.

Ante un error, la culpa es inadecuada, la culpa solo sería apropiada para motivar una reparación, en caso de haber hecho a conciencia una conducta encaminada y consciente de dañar a alguien.

Un error nunca nos hace peores personas sino mejores.

La moral, los valores, la dualidad y el egocentrismo es muy cruel con aquellas conductas ajenas que no nos benefician.

Le decimos maldad a lo que es un error o un legítimo interés del otro en ejercer su condición de persona libre y tomar decisiones encaminadas a quererse a sí mismo.

Nunca eres una mala persona por cometer un error

Nunca un error es una maldad.

Actuar honrando tu esencia, priorizándote a ti, respetando tu libertad, alineándote con tu naturaleza por mucho que sea juzgada y criticada desde el egocentrismo ajeno, es recomendable, sano, legítimo, aunque produzca dolor en otros intereses distintos a los tuyos.

¿Culpable?

La dualidad o la moral ajena o las creencias de los demás.

En una sociedad libre y sana el error se premia.

¿Cómo puedes saber algo si nunca te has equivocado al respecto?

El fracaso en una sociedad sana se premia.

¿El error es aprender, si no has fracasado que has aprendido?

El fracaso y el error debería alegrar la vida, has aprendido alguna valiosa lección que nunca podrías adquirir de otra forma.

¿Por qué cuando digo no, me siento culpable?

Sentir culpa es caer en la trampa del victimista.

La trampa funciona así de fácil y bien.

Aprender a ser feliz por uno mismo es un camino largo y pesado y en ningún caso fácil.

Es por eso y por una profunda ignorancia, que el victimista elige erróneamente creer que su felicidad está en los demás y, por tanto, el sufrimiento que él puede sentir, también está en los demás.

¿Cómo actúa un victimista? (os tengo que decir que el victimismo es la manera de vivir, sentir y creer de la mayoría de la sociedad, por eso la mayoría de las relaciones que vivirás serán con personas que piensan así).

El victimista es una persona que vive egocéntricamente, o sea, valora todos los hechos de la vida en función de si estos le benefician a él o no y en este caso, los juzga, los sufre y busca culpables, siempre fuera de sí mismo.

Es por eso que nunca puede aprender nada y se perpetúa en ese rol tan triste y cruel como verás.

Y cuando sufre, manipula con a culpa.

La culpa puede aparecer en este otro de forma muy automática, no hace falta ni siquiera que haga una gran explicación, debes saber que el 80 % de lo que expresamos, lo hacemos a través de la comunicación no verbal, pero la información se comunica igual o mejor que con las palabras.

El victimista sufre por la conducta que hace otro desde su libertad y evolución personal y ese sufrimiento provoca normalmente en el otro (sobre todo si son relaciones cercanas) un sentimiento de culpa que, en muchos casos, es tan intenso, que paraliza al que la siente y deja de hacer lo que quería hacer, para hacer lo que no quería hacer, pero que produce placer en el victimista.

Caer en esta trampa es muy habitual y muy fácil y más con las creencias que tenemos incorporadas en el cerebro.

La mayoría de nosotros somos victimistas y creemos que nuestra felicidad está en lo que hacen los demás, pero al mismo tiempo y en contrapartida también nos sentimos culpables si nuestros actos causan sufrimiento en otra persona que apreciamos o amamos.

Son dos caras de la misma moneda, si eres victimista, si crees que los demás tienen el poder de hacerte sufrir, también creerás que los demás tienen el poder de hacerte feliz y así es muy fácil sentir culpa cuando te das cuenta de que, un hecho tuyo, produce un sufrimiento en el otro.

La culpa es lo que te impide actuar en libertad, y ser auténtico y te lleva a un lugar donde solo hay sufrimiento y ausencia de esencia.

Esa parálisis, ese hacer lo que no quieres hacer y dejar de hacer lo que si quisieras hacer, tampoco ayudas en nada al victimista, al que crees hacer feliz, el victimista verá reforzada su creencia, vivirá en una felicidad ilusoria y nunca podrá ni querrá cambiar estas creencias tan tóxicas y tan limitantes para todos.

Sentir culpabilidad

Elimina el sentimiento de culpa y el remordimiento de tu vida.

La culpa no sirve para nada más que para castigar, dice mucho de cómo te quieres y de cómo quieres a los demás, dice mucho de cómo te juzgas y de cómo juzgas a los demás.

Si te culpas a ti por haberte equivocado o por hacer actos que te honran a ti, pero que a otro no le beneficia, dice muy poco de tu autoestima.

Al mismo tiempo, lo mismo que te haces a ti, será lo mismo que exigirás a los demás, y tampoco es una manera nada amorosa de relacionarse con nadie, porque siempre estarás a la vez culpando, condenando y exigiendo que dejen de hacer lo que quieren, para que hagan lo que tú quieres.

Por tu culpa

La culpa es solo un juicio injusto, una condena injusta y un castigo injusto

La culpa dice mucho de tu poca comprensión hacia ti y hacia los demás.

Cambia la culpa por la responsabilidad

Cambia la culpa por la responsabilidad de aprender de tus errores, por la responsabilidad de hacerte amigo de tus errores, para hacerte responsable de cuidar de ti y dejar que el otro sea el responsable de cuidar de él y no interferir en esta evolución.

Si te culpas dejas que ese otro sufra, pero a la vez evitas que aprenda de ese sufrimiento y pueda dejar de ser un victimista y pueda aprender a ser un hombre libre, liberado de la culpa para siempre.

Eliminar la ansiedad por culpabilidad

Cambia la culpa por reparación.

Deja de ser tan soberbio y deja de interferir en la evolución personal de los demás evitándoles un sufrimiento que les puede permitir evolucionar a estados mentales menos tóxicos y menos dependientes que el egocentrismo y que también les permita ser capaces de amarse y ser felices por ellos mismos.

No confundas error y maldad por el victimismo de los demás, que solo pretenden controlarte por no saber o querer gestionarse a sí mismos.

Si no juegas al juego del victimista y del culpable y no cedes a su chantaje, permites que a través de su sufrimiento, rompan el miedo al cambio y se permitan aprender a ser felices por sí mismos.

Deja de ser melodramático, deja los sentimientos y emociones y tus creencias culpabilizadoras y aprendidas en la familia, en la escuela, en la religión y en la sociedad.

Usa la razón de entender que haces las cosas lo mejor que sabes, que quieres aprender cosas nuevas y para ello necesitas el error.

Naturaliza que eres un ser humano y no una máquina y tienes derecho a equivocarte si quieres mejorar y aprender y que respetas el proceso natural de aprendizaje de los seres humanos que es la prueba y error.

Ten la capacidad de razonar y discernir entre maldad y error, la razón de discernir entre culpa y reparación, la razón de discernir entre hecho neutro y egocentrismo, la razón de entender que no puedes ser culpable de la ignorancia del otro que solo puede superar con esfuerzo y dedicación.

Sentirse culpable

La emoción, culpa es una emoción basada en una creencia equivocada que debes corregir

Perdónate a ti mismo.

Responsabilidad, me he equivocado, ¿y qué?

¿Qué debo reparar?

¿Qué he aprendido?

Agradecer la lección.

Actuar si es necesario y puedes reparar algo.

No interferir en el sufrimiento-crecimiento de los demás, si esta conducta ha perturbado a otro por un exceso de egocentrismo o afección o victimismo que solo le incumbe a ese otro.

Respetar el sufrimiento ajeno del victimista y esperar que sea suficiente, para que le impulse a superar el miedo al cambio y le permita evolucionar a un estado de menos apego, menos victimismo, más responsabilidad, más autoestima y más capacidad para ser feliz por uno mismo.

¡Perdónate a ti mismo!

¿Has cometido un error?

No ocurre nada, eres humano y ahora ya has aprendido a ser amigo de tus errores.

Nada te hará crecer más que cometer muchos errores en la vida y aprender de ellos, pero acepta sobre todo el error como algo necesario y conveniente para todos y hacer de este mundo un mundo mejor.

Equivocarse y aprender del error y seguir viviendo y seguir cometiendo errores y aprendiendo de ellos, sin culpa nunca más, buscando los errores porque a su lado hay una valiosa lección que, sin el error sería imposible asimilar.

¿Has cometido un daño de forma voluntaria e intencionada?

Pide disculpas, repara y aprende, sobre todo aprende por qué has hecho lo que has hecho, averigua que tienes dentro de ti que te ha llevado a hacer lo que has hecho, averigua cuál es la programación que tienes incrustada en tu mente que te provoca hacer estos actos y aprende para no hacerlos más.

Pero no te culpes, no te juzgues, aprende y perdónate y sigues adelante sin mirar más atrás y sin sentir culpa por nada, porque la culpa te castigará, pero no te hará aprender nada de nada.

Mira hacia delante y no dejes que tu futuro esté hipotecado por tu pasado, no puedes cambiarlo, puedes perdonarte, pedir perdón y reparar.

No interferir y permitir el sufrimiento de los demás, para que ese otro evolucione.

¡Adelante!

“El pasado pisado“

Sentir que la culpa es mía o echar la culpa a otro, son las dos caras de la misma moneda.

Ni una es cierta ni la otra tampoco lo es.

Si sufres ansiedad por culpabilidad una psicóloga puede ayudarte.

Libros que deberías tener en cuenta para poder ser más feliz

Bibliografía

Estos autores me han inspirado para crear este post

  1. Christopher Ryan y Cacilda Jetha ( 2012). EN EL PRINCIPIO ERA EL SEXO: LOS ORIGENES DE LA SEXUALIDAD MODERNA. COMO NOS EMPAREJAMOS Y POR QUE NOS SEPARAMOS. Editorial Paidos Ibérica.

Liberarte de la culpa es posible

Puedes ser feliz si aprendes a gestionar adecuadamente tus emociones y expectativas.

Nadie ha dicho que fuese fácil la vida, pero es posible una buena vida.

Es posible hacer las cosas bien si uno se esfuerza, aprende y lo aplica, y por eso estoy aquí para acompañarle en este camino.

maricarme foto rodona ansietat

Per MariCarme M. Moliné

Psicóloga en Vic

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1 comentario en «Qué es la culpa»

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