¿Te sientes una víctima de la vida o te haces responsable de una víctima?
¿Con qué patrón te identificas más?

¡No puedo más!

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El victimismo se puede vivir desde dos lugares.

Una moneda tiene dos caras, el victimismo también.

Es muy habitual vivir y pensar sobre la base de patrones.

No nos damos ni cuenta, pero los repetimos una y otra vez.

Hay dos patrones de vivir el victimismo y en los que solemos caer.

Si caes en el victimismo, sufrirás la vida, si caes en cuidar de un victimista, la sufrirás aún más.

Pero tanto, unos como otros, en muchos aspectos, se mueven por los mismos paradigmas mentales pero invertidos y complementarios.

La base es la misma.

Tendemos a poner nuestra atención en los demás todo el tiempo.

¿Qué dirán?

¿Qué opinarán de mí?

¿Les he gustado?

¿Los caigo bien?

¿Si hago esto o aquello me querrán más?

Si pones tu atención en los demás, no la pondrás en ti.

Como no la pones en ti y la pones en los demás, te aseguras decepción o ignorancia o conflictos o abuso.

No hay más opciones, créeme.

Incluso llegarás a producirte enfermedad, dolor y sufrimiento, porque piensas que los demás, te deben algo que no te están pagando.

No te estás cuidando de ti, y si no cuidas de ti, ¿quién lo hará?

Y si nadie lo hace, ¿cómo quieres no sufrir la vida?

Veamos los dos patrones con más detenidamente.

Normalmente, solemos identificarnos más con uno de los dos, pero podemos ir intercambiando a lo largo de nuestra vida o dependiendo de la relación que tengamos en ese momento.

Cuidadores y victimistas, dos roles tóxicos

También los llamamos salvadores y princesas en apuros.

También los llamamos héroes y personas rescatadas.

También los llamamos buenas personas y personas que sufren mucho.

Son dos personas que no se están ocupando de sí mismos.

El salvador, cuidador, héroe, buena gente no se está ocupando de él mismo, y la víctima, la persona que sufre, la persona que no sabe nadar, tampoco se está ocupando de ella y espera que alguien lo haga.

Y los dos llega un momento que «no pueden más» de vivir una vida que no les satisface y les hace sufrir.

Decir "No puedo más" es propio de personas que cuidan y se ocupan de los demás, porque creen que tienen la obligación de mejorar y cambiar el mundo.

Son las «buenas personas.»

Pero en realidad, estas personas cargadas de buenas intenciones, no están haciendo ningún favor a quienes pretenden ayudar.

Sigo.

Existen dos patrones de comportamiento que obedecen a patrones tóxicos y que se retroalimentan.

Los victimistas y los que atienden a los victimistas, los cuidadores.

No puede existir uno sin otro y construyen entre sí, una relación tóxica, que creen basada en el amor y la bondad.

Relación tóxica que se rompe cuando el cuidador dice: No puedo más.

Hay una frase que me impactó.

«Solo un tonto intenta resolver los problemas del mundo»

Bien.

Continuamos.

Cuando crees que la gente es mala y desagradecida, cuando crees que la vida no es justa, cuando sientes que te has quedado sin ganas de no hacer nada, cuando sientes que «tengo mala suerte y que todo me sale mal».

No son más que pensamientos erróneos y distorsionados de la realidad, fruto de tu mente, que no está funcionando bien, aunque pienses que sí.

Tu mente te está diciendo en realidad lo siguiente:

«Yo soy el responsable, de los sentimientos de los demás».

«Depende de mí, hacer que la gente que me importa sea feliz».

«Si me responsabilizo de mi propia felicidad en lugar de la de los demás, soy una persona egoísta».

¿Te das cuenta?

¿Ves cómo funciona tu cerebro?

Por eso «no puedes más».

Por eso te has vaciado.

Tienes una forma errónea de entender la bondad y el amor.

Pero tranquila.

No eres la única.

Nos ha pasado a muchos.

Hasta que hemos llegado aquí, al «no puedo más», nos hemos detenido y hemos empezado a pensar.

El cuidador va siempre ayudando a los demás, atendiendo a favores, aunque no le apetezca lo más mínimo.

Aunque no pueda, ayuda igual.

Se siente responsable de los demás y al hacerlo, se olvida de él, hasta que llega un día,en que «no puede más».

Y así has llegado a este pensamiento que no te sale de la cabeza: "¿por qué estoy tan cansada y sin ganas de hacer nada?"

Porque tu esencia es: primero los demás, después yo.

Y está bien y te honran estas buenas intenciones.

Pero el hecho de que lo estés sufriendo, tu cuerpo te está diciendo, que no lo estás haciendo bien.

No sabes por qué, pero tu cuerpo te está avisando que no lo estás haciendo bien.

Ni para ti, ni para la persona que con todas tus buenas intenciones estás pretendiendo salvar.

Tienes un concepto equivocado de lo que es la bondad, la amistad y el amor.

El amor no es esto.

El amor debería ser una consecuencia del amor propio que te debes a ti.

Tienes las creencias mal construidas, y por eso estás sufriendo.

Porque no estás dando amor, estás pidiendo amor.

Tu cabeza de forma inconsciente razona:

«Si no ayudo, sufrirá y si sufre, pudiéndolo yo evitar, aunque sufra yo, soy una mala persona».

«Si no le hago ese favor, no me amará».

«Si pienso en mi primero, soy egoísta». (Te suena esta frase, ¿verdad?).

No sabemos más.

Así nos han educado y es lo que creemos, que es lo correcto.

Solo podrás compartir lo que tienes, cuando antes te has construido a ti primero.

Y desde aquí, si te sobra amor para dar, adelante.

Pero un cuidador no se ha construido antes a él.

Las buenas personas por ser buenas personas no se pueden construir, con anterioridad, a ellas mismas.

Siempre hay alguna prioridad externa a ellas que las propias.

Un cuidador, una buena persona, no se ama, no porque no sepa amarse, sino porque, no ha invertido en ella para sentirse amada.

Es la maldición de las buenas personas.

No han invertido en ellas lo suficiente porque siempre había urgencias que atender, padres a satisfacer, familia que atender, amigos que cuidar, etc.

Y desde este lugar cuidan, ayudan y salvan.

Y es por ello, porque no han invertido en ellas, no dan lo que les sobra, sino lo que necesitarían para ellos.

Y al hacerlo sufren.

Quien se encuentra en un patrón de cuidador, espera recibir amor, porque no tiene el propio.

Pero no recibe ese amor como le gustaría, y entonces se frustra, se siente vacío, víctima, resentido y se vacía.

Y es cuando dice «No puedo más»

No puedes dar lo que no tienes, no deberías dar lo que necesitas para ti.

Los cuidadores llegan al extremo de enfermar, permiten que se traspasen sus límites continuamente y esta actitud finalmente trae consecuencias tóxicas también para quien es cuidado.

EL VICTIMISTA O TOMADOR: CUÁLES SON SUS CREENCIAS

No tengo ganas de hacer nada y necesito que me ayuden

No puc més

Yo no puedo cuidar de mí mismo, necesito que alguien cuide de mí”.

«Cuando estoy dolido o enfadado es por culpa de alguien.»

«Los demás me hacen sentir triste, enojado, feliz, frustrado, apagado o deprimido»

«Él/ella es el responsable de hacerme sentir mejor”.

«Los otros son egoístas si hacen lo que quieren en lugar de lo que yo necesito».

El tomador es incapaz de quererse a sí mismo y busca que los demás lo hagan.

Pone la expectativa en lo que los demás deben darle y no en lo que él debería hacer para cuidarse a sí mismo.

Evita su propia responsabilidad de quererse y hacerse feliz, es manipulador para conseguir lo que él se cree totalmente incapaz de darse a sí mismo.

El dependiente emocional no sabe amarse y busca el amor fuera, depende emocionalmente de los demás, lo que es muy peligroso.

Ponte a ti primero sea cual sea tu patrón.

Sea cual sea, empieza a ponerte a ti primero.

Y esto, a veces, conlleva decir que no.

De este modo dejarás de sentirte invadido (cuidador) y dejarás de invadir a los demás (tomador).

Deberías salir de esos patrones tan tóxicos y no estarás atrayendo a nadie energéticamente para que te invada, ni tendrás la tentación de hacerlo tú.

Entonces, el amor será amor, atraerás a personas responsables y conscientes de que ni cargan con lo que no es suyo ni hacen cargar a los demás con lo que no les corresponde. (Piensa en esta frase).

Hay que ser valiente para atreverte a cuidar de ti, como lo harías con un hijo tuyo.

Y ser valiente comporta ponerse en primer lugar (aunque te llamen egoísta), respetarse, valorarse y quererse.

Ser valiente es atreverse a poner límites y que el otro se enfade contigo.

Ser valiente es atreverse a quererte más a ti que a nadie.

No nada mejor que puedas hacer por los demás, que amarte a ti, antes que a nadie.

No puedo más y sin ganas de hacer nada

Relacionarte de victimistas te vacía.

Ser un victimista te mantiene vacío.

El patrón de víctima, te hace perder todo el poder, te genera frustración, resentimiento, ira y culpa.

El victimismo se queda en el sufrimiento e incluso, puedes atraer a verdugos para justificar tu sufrimiento, sus reproches y todas las emociones negativas que lleva en sí.

De manera inconsciente, cuidador y victimista basan su forma de actuar en las mismas creencias tóxicas de una falta absoluta de autoestima personal.

El cuidador acaba transformándose en el verdugo y la víctima en más víctima.

Es un circulo vicioso que hay que romper.

La gente es mala y tienes razón

Para un cuidador y para un victimista, la gente solo puede ser mala, porque a uno le vacían y al otro nunca lo tratan bien.

Tiene una explicación psicológica interesante, es el arquetipo del verdugo.

En realidad, el arquetipo de verdugo, castiga la cobardía de la víctima, intentando siempre provocar la autodefensa y la recuperación del actorespeto de la víctima.

El arquetipo de verdugo, lo encontramos en la imagen de un falso amigo, de una pareja conflictiva, de la frustración y también de la enfermedad.

La energía del arquetipo de la víctima, produce un coraje interno por la falta de valor, para defenderse del mundo que le agrede.

Y esa falta de respeto y dignidad en su energía, provoca el coraje y la maldad de su verdugo.

Por tanto, el verdugo y la víctima son una pareja, un equipo, dos lados de la misma moneda.

El verdugo vive dentro de la víctima y la víctima vive en el verdugo.

El verdugo da voz al coraje interno de la víctima, por su incapacidad de defenderse, de protegerse y la castiga por ello.

La víctima hace lo propio interiormente.

Se odia a sí misma por no defenderse, por ser cobarde y aceptar los castigos de su verdugo.

La lección pendiente, tanto para la víctima como para el verdugo, es la recuperación de la dignidad y respeto por parte de la víctima.

El verdugo se convierte en su maestro y la hará víctima tantas veces como sea necesario, hasta que se decida a defender su honor, dignidad y elige respetarse.

Cuando vives desde el 100 % desde la responsabilidad, sabes que nadie te castiga, que tienes el poder de elegir, evolucionar, curar.

Es hacer un trabajo personal de eliminación de tus estructuras mentales, para reencontrar tu poder y libertad y, a consecuencia de ello, empiezas a vivir desde tu ser, desde tu energía de amor.

Pero si te haces el pobrecito, el universo te dará limosnas.

RESUMIENDO

  • No existen los verdugos, sino los maestros.
  • Atraemos a personas que sintonizan con nuestros tópicos, para sanarlos.
  • Si el abandono es nuestro escollo, tenderemos a atraer a personas que nos abandonen, ya que nos sirven como instructores.
  • Si no sé cuidarme, no me respeto, atraeré a personas que no me respetan.
  • Los verdugos son los maestros, no debes aceptar lo que para ti en ese momento sea inaceptable.
  • Si alguien te maltrata, no permitas este maltrato.
  • Si te atacan, defiéndete.
  • Plántate firmemente y pon límites cuando sea necesario.
  • Si tú no permites que te invadan, que te falten al respeto, nadie lo hará y tu autoestima se verá reforzada.
  • Ya no eres un niño pequeño asustado, eres un adulto capaz de decir: ¡BASTA!

La alegría de vivir y la autoestima

Para dejar de sentir " No puedo más"

1-Ámate

Y desde aquí haz los favores que sientas, pero desde la libertad, no desde el temor a herir o a no saber decir que no.

Si quieres dar, debes tener y para tener debes cuidarte, lo que tú no tienes no puedes darlo.

2--Perdona

No olvides hacerte la pregunta:

¿Para qué atraes a personas que te maltratan?

Recuerda: la víctima atrae al verdugo.

Tienes aquí, sin duda, una oportunidad para crecer.

Todo lo que te ocurre es bueno, porque todo lo que te pasa, es una lección que necesitas aprender.

Aprende esta.

Pero de ti depende que ese crecimiento se produzca o no.

Recuerda que tenemos libre albedrío.

Muchas personas perciben, cómo sus relaciones cambian al empezar a quererse a sí mismas, con todos los cambios que ello conlleva y que hemos comentado.

Hay personas que saldrán de tu vida y otras personas entrarán, personas más afines.

Al fin y al cabo, tu vibración cambia al permitir que se ponga orden en situaciones y relaciones en tu vida.

Y, además, tu vibración cambia al amarte y respetarte.

Hay personas que respetarán ese cambio y seguirán en tu vida.

Otros se irán y pueden hacerlo enfadadas, atacando, intentando cargarte con culpas, colocándose en el papel de víctima, porque ya no entras en sus juegos de manipulación o maltrato.

No pierdas más tu energía intentando comprenderlos, pon límites y perdona.

Han perdido la conexión con su luz, pero tú no vas a renunciar a ella, da las gracias por el tiempo compartido y deja marchar.

Elige muy bien tus relaciones, siempre relaciones en equilibrio.

O la relación se transforma y se convierte en una relación de autonomía personal, de respeto, de sinceridad y lealtad, o debes despedirte de ella.

Sea como fuere el resultado, será por tu bien: quererse y respetarse.

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Si tienes poco tiempo aquí tienes un resumen

Echarle la culpa a los demás no es ningún camino a seguir

Si te haces estas preguntas y te enfadas con los demás, tienes creencias victimistas:

Mi marido me habla mal delante de la gente.

¿Por qué la gente es tan mala?

Tengo mala suerte, todo me sale mal

Síndrome de echarle la culpa a los demás

Cuando te pasan muchas cosas malas seguidas, es una señal de que algo en tus creencias debes cambiar.

No es casualidad que te pasen, necesitas que te pasen, para que te des cuenta de que estás haciendo mal y tomar acciones al respecto.

Dejar de sufrir no es fácil pero es posible

Si sola no puedes yo te puedo acompañar

Puedes volver a estar bien, si aprendes a gestionar adecuadamente tu mente.

Es posible, haces las cosas bien, si te esfuerzas lo suficiente y tienes un buen mentor a tu lado que te acompañe y te guíe.

Espero que este artículo te ayude a aprender a vivir mejor.

maricarme foto rodona ansietat

Per MariCarme M. Moliné

Psicóloga en Vic

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