No me gusta mi vida

Es normal que no te guste tu vida.

Mira.

Siento decepcionarte, pero no puedo seguir mintiéndote.

La vida es una mierda.

La vida es una soberana mierda.

Es algo que deberíamos aceptar ya de una vez y por todas y todos viviríamos mucho más felices.

Ya sé que me dirás que no, que la vida tiene sus cosas, pero que vale la pena ser vivida, pero tú sabes en tu interior más profundo, sin engañarte y sin vivir de creencias que no son tuyas, que de haber podido escoger entre venir a esta fiesta o no venir, hubieses escogido no venir.

Tú y todas las personas mínimamente inteligentes, maduras y cuerdas de este planeta.

Seamos sinceros todos por una vez.

Solo alguien muy tonto, muy infantil, muy ingenuo o muy que se sabe autoengañar muy bien, te dirá convencido que la vida es maravillosa y que merece la pena ser vivida.

Si le preguntas a cualquier persona inteligente que te quiera decir la verdad, debo decirte que poca gente te dirá la verdad ante esta duda, te dirá que la vida es una mierda.

Y solo hace falta ser objetivo cuando observas la vida de verdad.

Parece como si tuviéramos que ser como unos comerciales de la vida que la debemos vender y justificar por el simple hecho que estamos aquí viviéndola.

No me gusta mi vida y es normal que así sea

Analicemos algunas cosas de esa vida tan fantástica que queremos que sea.

El nacer ya es una mierda para quien nace y para la madre.

La madre queda hecha un desastre, abierta de cuajo, con la barriga hecha polvo, con problemas de digestión, estreñimiento, varices y hemorroides en muchos casos.

¿Y el hijo? El hijo nace sin poder caminar, sin poder mear ni cagar por sí solo y así durante años.

El niño necesitará aprender a hablar, a caminar, matemáticas, literatura, buenos modales, ideas religiosas y políticas, a jugar al tenis, a tocar la guitarra, a cocinar, a amar y a olvidar, entre otros mil millones de cosas más.

Si a alguien le dijeses todo lo que debería saber, aprender y dominar para ser un adulto medianamente competente en este mundo loco que vivimos, se tiraría por la ventana sin dudarlo.

Y aquí empieza la maravillosa vida de este niño.

Necesitará aprender a caminar y pegarse de hostias por el camino, deberá ir al cole durante los próximos 24 años como mínimo y aprender y a memorizar millones de cosas aburridas que la mayoría de ellas nunca más tendrá que usar.

Necesitará interminables horas de estudio y de memorización.

Vivirá las broncas de los padres desesperados cuando el hijo no cumple los requisitos y las expectativas de ellos.

Sufrirá todos los esfuerzos que necesitará para aprender y aprobar o suspender.

Vivirá la decepción de no gustar nunca a la chica que realmente le gusta o si es chica vivirá la decepción que los chicos que le gustan realmente solo se la querrán follar.

Y por no hablar de la universidad con sus estudios, sus matrículas, los esfuerzos para encontrar un trabajo mínimamente digno, y el máster que deberá hacer, y las clases de inglés y el examen de Cambridge y el carnet de conducir y las letras del coche y…

Y siempre faltan cosas para no acabar en el paro o en una línea de producción o limpiando casas de sol a sol o cuidando ancianos en negro 24 horas al día, 7 días a la semana, con un día de fiesta, con un poco de suerte, eso sí, por la noche deberás estar pendiente del abuelo que estás cuidando.

Y vale, ya tienes tu carrera, tu trabajo después de mil entrevistas o unas oposiciones de pesadilla, conoces a tu novio o novia y te hipotecas durante los próximos 30 años, o peor aún, te alquilas un piso por unos precios de escándalo y cada tres años o te echan o te suben el alquiler al precio que el propietario quiere.

Y después vienen los hijos, la familia política, las broncas, el aumento de peso, algún que otro divorcio o infidelidad, la calvicie, la osteoporosis, el aburrimiento en el trabajo y por no hablar de la falta de deseo sexual, la culpa, las distintas crisis económicas que deberás vivir, la angustia por perder el trabajo o el aburrimiento del trabajo que tienes, la ansiedad, la bulimia, la depresión, los miedos y entre una cosa y la otra llegarás a la vejez.

Y de aquí a la soledad, la decadencia, la fealdad, la enfermedad, las decepciones, los disgustos y la muerte.

Podría añadir mil cosas más, pero no hace falta que nos pongamos a llorar, ¿no crees?

¿Y la vida es maravillosa, me dices?

Ja, ja, ja.

No me gusta mi vida, vale…

Queremos una vida maravillosa.

Nos aferramos a una vida que queremos maravillosa.

Y somos capaces de darle la vuelta a todo para autoengañarnos y no caer en la desesperación y en el vacío.

Y lo que es una adversidad, le decimos oportunidad, y lo que es un fracaso, le decimos aprendizaje y pasamos por la vida engañándonos mientras sufrimos esa vida que no queremos sufrir, pero que la sufrimos cada día de nuestra vida.

Y no quiero hablar de remordimientos, de culpas, de vivir en el pasado, de melancolía, de compasión, de no estar presentes.

¿Cómo no quieres sufrir la vida si la vida es una mierda?

No es fácil de vivir una vida si esa vida es una mierda.

No es nada fácil.

Te han dicho siempre que si sufres es porque tienes un problema que solo tú puedes resolver, pero no es verdad.

El problema no lo tienes tú, el problema es esta vida de mierda que debes de vivir.

Pero te digo una cosa.
La vida es una mierda, sí; sin embargo, puedes vivirla mucho mejor de la que la vives.

La vida es una mierda, sí; sin embargo, puedes divertirte en ella y mucho.

Si sabes cómo, claro.

Yo no te prometo que seas feliz, en realidad no podrás ser feliz nunca y menos por mucho tiempo.

La felicidad es otra mentira que te han contado.

Te hacen creer en la felicidad para que te pases la vida, persiguiéndola y así mantenerte ocupado.

Sufriendo pero ocupado.

Te lo vuelvo a decir, no se puede ser feliz en esta vida,
es imposible para alguien medianamente inteligente serlo a no ser que seas un psicópata bastante idiota o un dios.

Acéptalo, no podrás ser feliz en esta vida, no hace falta que busques esta felicidad porque no la encontrarás a no ser que te drogues, te emborraches o te mediques todo el día.

No podrás ser feliz en esta vida, pero puedes divertirte mucho en ella, mucho más de lo que imaginas.

Si sabes cómo, claro.

A eso me dedico.

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