La vida es una mierda si crees que eres una víctima

La vida es una mierda

Envío emails con píldoras de psicología, para que pruebes algo diferente hoy. Quizá te sirvan, quizás no. Es gratuito. Si no te gusta, te das de baja en un clic.

Si tu cabeza no para de darle vueltas a estas frases:

No sé qué hacer con mi vida.
La vida es una mierda.
Me siento sola.
Me siento triste.
Solo quiero llorar.
Me siento vacía
La vida es injusta.
Nadie me entiende.
Nada tiene sentido.
Mi vida es un desastre.
Soy un perdedor.
Siento que todo el mundo está en mi contra

Tienes que saber que nada de lo que te dice tu mente es verdad.

Aunque creas que sí, no es verdad.

Simplemente eres una victimista.

Solo tienes creencias victimistas.

Y las creencias pueden cambiarse.

Y tú puedes.

Pero primero debes saber que te pasa y por qué te pasa lo que te pasa.

Empecemos.

La vida es una mierda y no sé qué hacer con mi vida

Es un pensamiento.

Solo es un pensamiento que aparece en tu cabeza sin quererlo, porque has caído sin darte cuenta en un rol al que nunca deberías haber ido.

Hacerse cargo de ti es amarte y tú ahora no te estás amando.

Por eso piensas que tu vida es una mierda.

Cuando eres una hoja al viento la vida es una mierda.

Cuando sabes dónde tienes que ir y vas hacia allí a pesar de adversidades y dificultades, la vida deja de ser una mierda para convertirse en un reto apasionante.

¿Con qué patrón te identificas más?

Con el patrón «hoja al viento», o sea victimista.

O con el patrón «domador de caballos salvajes», o sea, te haces responsable de tu vida.

Además, dentro del patrón victimista, tienes las dos caras de la misma moneda.

El que se siente una hoja al viento.

El que cree que debe salvar a la pobre víctima, a la que ve sufrir tanto.

Hay dos patrones en los que solemos caer, cuando nos relacionamos con las personas que nos importan.

Pensamos que los demás son los responsables de nuestra felicidad.

Y otros piensan, que son los responsables de la felicidad de los demás.

En ambos casos nos estamos comportando como victimistas y nuestra vida será una mierda.

Tendemos a poner nuestra atención en los demás todo el tiempo:

¿Qué dirán?
¿Qué creerán de mí?
¿Les he gustado?
¿Los caigo bien?
¿Si hago esto o aquello me valorará más?…

Si pones tu atención en los demás, no la pondrás en ti.

Y cómo estás permitiendo que lo que hacen los demás, decida cómo tú te sientes, puedes llegar a crearte enfermedad, dolor y sufrimiento a fin de llamar su atención.

De nuevo, no te estás amando a ti, y si no te quieres a ti.

Ya sabes, a nadie puedes querer.

Si no sabes qué hacer con tu vida, tu vida será una mierda y el problema no es que la vida sea aburrida, insípida y triste.

El problema está en ti.

Si no sabes qué hacer con tu vida, el problema está en tu vida, no en la vida.

Cuando sientes que la vida es injusta, la vida es una mierda

Una hoja al viento nunca tiene control alguno sobre ella, por eso su vida, es una mierda.

Un victimista es una persona que tiende a adoptar una mentalidad de víctima, en su vida.

Estas personas pueden creer que otros son responsables de su felicidad y pueden sufrir cuando sus expectativas no se cumplen.

La mentalidad de víctima implica atribuir la responsabilidad de sí mismo y las dificultades que encuentra en su vida a factores externos, como otras personas o circunstancias, en lugar de asumir la responsabilidad personal de su propia vida y bienestar.

Es importante destacar que la mentalidad de víctima, puede ser perjudicial para el individuo que la adopta, puesto que puede llevar a la falta de empoderamiento, la dependencia emocional de los demás y la constante frustración.

Es relevante fomentar una mentalidad más proactiva y resiliente para promover el bienestar y la autoestima.

Es fundamental recordar que cada individuo tiene cierto grado de control sobre la propia felicidad y bienestar emocional, y no es saludable depender por completo de otras personas para encontrar la felicidad.

El autocuidado, el desarrollo de habilidades de afrontamiento y la búsqueda de apoyo profesional cuando sea necesario, pueden ser pasos importantes, para superar la mentalidad de víctima y encontrar mayor satisfacción en la vida.

 

Pero sufrimos la vida, porque no es solo la persona que espera y desea que alguien se haga cargo de su vida, sino que también sufrimos, cuando nos creemos responsables de la vida de esa persona, que se cree víctima y que cree necesitar tu ayuda.

Son las dos caras de la misma moneda y se retroalimentan.

Veamos los dos patrones victimistas con mayor detenimiento.

Normalmente, solemos identificarnos más con uno de los dos, pero podemos ir intercambiándolo a lo largo de nuestra vida o dependiendo de la relación.

La vida es una mierda maravillosa si sales del patrón de víctima

Existen dos tipos de actitudes victimistas

1-Cuidadores, salvadores, héroes, buenas personas…(muchas palabras bonitas para definir a un victimista)

Son aquellas personas que se sienten responsables de la felicidad de los demás:

¿Cuáles son las falsas creencias que lo sostienen?

«Yo soy el responsable de los sentimientos de los demás».

«El otro no puede ser feliz por sí mismo y necesita que yo le haga feliz»

«Depende de mí hacer que la gente que me importa sea feliz».

«Si me responsabilizo de mi propia felicidad en lugar de la de los demás, soy una persona egoísta».

«El otro sufre y yo soy le salvaré de su sufrimiento»

¿Ve qué creencias?

¿Te das cuenta qué forma tan errónea de entender el amor?

Es decir, el cuidador va siempre ayudando a los demás, atendiendo a favores aunque no le apetezca lo más mínimo, o no los pueda hacer, o no le produzca bienestar hacerlo.

Aunque sufra ayudando, ayuda.

Sacrifica y renuncia a su tiempo, sus objetivos, sus sueños para satisfacer las «necesidades de felicidad» de los demás.

Su esencia es: primero los demás, después yo.

Pero lo que hay detrás de todo ello es esta creencia:

Yo no soy importante.

Con esta creencia, no hay un amor verdadero, no estás dando amor, te estás dejando de amar y cuando uno deja de ocuparse de uno mismo, sufrirá y cuando sufra, esto es lo que podrá compartir.

El cuidador dejó de ocuparse de sus asuntos, para ocuparse de los asuntos de la persona, que cree es una víctima y al hacerlo se debilita a él y debilita aún más a la persona, que cree que es una víctima.

Y la debilita porque potencia esta creencia, «del que los otros son mi felicidad», y al hacerlo impide que el que se siente víctima, siga sufriendo, hasta que este sufrimiento sea insoportable, toque fondo y desde el fondo resurja de nuevo.

«Si no le hago ese favor, no me amará».

«Si pienso en mis necesidades primero soy egoísta». (Te suena esta frase, ¿verdad?).

Es un error:

Solo puedes dar amor a los demás, cuando cuidas de ti primero, y desde aquí, si te sobra amor para dar y te sale de dentro sin sufrimiento, da lo que quieras a los demás.

Haz mil favores, siempre que quieras hacerlo, pero no estar a disposición de todos, viviendo para los demás, olvidándote de ti mismo y acabando por sentirte vacío.

El cuidador se sentirá vacío, porque está anteponiendo su felicidad a la de quien pretende salvar y si permanece en el tiempo, acabará sufriendo y eso es lo que acabará compartiendo.

Para un cuidador, la vida es una mierda.

¿Cómo no se sentirá así, si no se ama a sí mismo?

Llegan al extremo de enfermar, permiten que se traspasen sus límites continuamente y esta actitud finalmente trae consecuencias en la misma víctima que pretende ayudar.

2-Tomadores, víctimas, buenas personas, cobardes, ignorantes, vagos, miedosos, aprovechados, parásitos (muchas palabras feas para definir a un victimista)

Son aquellas personas, que crean que alguien debe hacerse cargo de su propia vida, porque ellos sienten que solas, no podrán o porque cree que los demás, o que otro en concreto, son su felicidad.

¿Cuáles son las falsas creencias que lo sostienen:

«Yo no puedo cuidar de mí mismo».

«Necesito que alguien cuide de mí”.

«Los demás son mi felicidad, necesito que me quieran para  yo, poder ser feliz.»

«Cuando estoy dolido o enfadado se puede culpar de alguien».

«Los demás me hacen sentir triste, enfadado, feliz, frustrado, apagado o deprimido».

«Él/ella es el responsable de hacerme sentir mejor”.

«Sin él- no podré ser feliz»

«Los demás son egoístas si hacen lo que quieren en lugar de que yo necesito que hagan».

«Estoy enamorado y necesito ser correspondido»

«Mi jefe me ha despedido y yo ahora no sé que hacer con mi vida»

etc., etc.

Para un tomador, la vida es una mierda.

El tomador es incapaz de quererse a sí mismo y busca que los demás lo hagan.

Pone la expectativa,  en lo que los demás deben hacer por él.

Evita su propia responsabilidad de quererse y hacerse feliz.

Es manipulador, para conseguir lo que él cree que necesita.

El dependiente emocional no sabe amarse y busca fuera lo que no encuentra en su interior.

Depende emocionalmente de los demás, lo que es muy peligroso.

El victimista es un dependiente emocional, no es autónomo, no es libre, es un manipulador y no sabe vivir por sí mismo, lo que hace que para un victimista la vida sea un auténtico calvario.

Además, es insaciable, no hay suficiente amor en el mundo para satisfacer a una persona que es incapaz de quererse a sí misma.

Cuidador y tomador tienen las mismas creencias pero contrarias.

Ambos sufren, para los dos la vida es una mierda.

Ponte a ti primero sea cual sea tu patrón

Sea cual sea.

Empieza a ponerte a ti primero.

Amarte a ti, y eso, a veces, conlleva decir que no.

De este modo dejarás de sentirte invadido (cuidador) y dejarás de invadir a los demás (tomador).

Sal de estos patrones y no estarás atrayendo a nadie energéticamente para que te invada, ni tendrás la tentación de hacerlo tú.

Entonces atraerás a personas responsables y conscientes de que ni cargan con lo que no es suyo ni hacen cargar a los demás con lo que no les corresponde.

No permitas que nadie se ocupe de ti.

No permitas perderte a ti.

Tú debes cuidar de ti.

Si no lo haces serás un peso en la vida de los demás.

Si te ocupas de ti podrás empujar a los demás y no hundirlos con tu peso de víctima.

Antes pierdo a la otra persona, que perderme a mí mismo. (Piensa en esta frase)

Porque esta frase lo dice todo, pero hay que ser valiente.

Y ser valiente comporta ponerse, en primer lugar (aunque te llamen egoísta), respetarse, valorarse y quererse.

De hecho, todo el problema está en el cuidador, si no hubiera cuidadores, no habría victimistas.

Si las personas nos centráramos en ocuparnos de nuestros asuntos, no habría víctimas, porque las víctimas se cansarían de ver que nadie les hace caso y empezarían a hacerse cargo de sí mismas.

Esto no significa que no tengamos que ayudar.

Ayudar es distinto.

Aquí estoy hablando de esas creencias, que debilita a todos y que no hace ningún bien a nadie.

VICTIMISMO O CIEN POR CIENTO RESPONSABILIDAD

La vida es una mierda si tú no sabes qué hacer con tu vida

la vida és una merda si no creus en la vida

Necesitas foco.

Necesitas amarte para saber quién eres, para saber que necesitas y para ir por ello.

Para tener foco necesitas saber quién eres y para saber quién eres, debes aceptarte a ti.

Necesitas amor propio y desde el enfocarte y desde el avanzar.

Haciendo cosas que amas aunque seas rechazado, te equivoques y cometas errores, te hará fuerte, y ser fuerte te saca del patrón de víctima.

¿Te suenan estas expresiones?

No sé qué hacer con mi vida.
Todo el mundo me ignora.
Nada tiene sentido.
Caigo a todos mal.
Todo el mundo me rechaza.
Nadie me quiere.
La vida es una mierda.

El patrón de víctima te hace perder todo el poder, te genera frustración, resentimiento, ira y culpa,

El victimismo se queda en el sufrimiento e incluso puedes atraer a verdugos constantes para justificar tu sufrimiento.

Un victimista atrae a cuidadores y estos cuidadores acabarán sufriendo porque dejarán de ocuparse de sus asuntos para ocuparse de los tuyos y una persona que sufre, que está amargada, que está triste, eso es lo que compartirá y eso es lo que te dará.

Querías ayuda y te encontrarás con alguien que te va a maltratar.

Alguien que sentirá pena y desprecio por ti.

Alguien que no se sentirá bien por ti.

Alguien que se sentirá obligada por sus creencias a estar cerca de ti.

El cuidador acabará siendo un verdugo.

Si eres una víctima, atraerás a otra víctima, que será tu verdugo.

El arquetipo de verdugo castiga a la cobardía de la víctima.

El arquetipo del verdugo, hará que sientas frustración y que tampoco te sientas bien en ese puesto de víctima.

Por tanto, el verdugo y la víctima son una pareja, un equipo, dos lados de la misma moneda.

El verdugo vive dentro de la víctima y la víctima vive en el verdugo.

El verdugo da voz al coraje interno de la víctima, por su incapacidad de defenderse, de protegerse y la castiga por ello.

La víctima hace lo propio interiormente.

Se odia a sí misma por no defenderse, por ser cobarde y aceptar los castigos de su verdugo.

La lección pendiente tanto para la víctima como para el verdugo, es la recuperación de la dignidad y respeto por parte de la víctima.

Nadie puede ayudar a nadie, porque nadie puede hacer feliz a nadie, ni nadie puede ser responsable de la felicidad de nadie.

Son reglas del universo, que no se pueden romper.

Si las quieres romper, con un buenismo, malentendido, solo conseguirás el efecto contrario.

El verdugo se convierte en su maestro y la hará víctima tantas veces como sea necesario, hasta que se decida a defender su honor, dignidad y elija respetarse.

Esta dualidad de cuidador verdugo y víctima, se mantiene hasta que se rompe el vínculo.

Al final, ambos son víctimas y hasta que uno de los dos se sale del rol de víctima y deja de ser un cuidador o deja de ser una víctima, la relación tóxica que se crea se perpetúa.

Tienes que romper el vínculo, da igual si eres cuidador o tomador.

Cuando vives desde el 100 % responsabilidad, sabes que nadie te castiga, ni que no eres la felicidad de nadie.

Sabes que tienes el poder de elegir, evolucionar, curar.

Se hace un trabajo personal de eliminación de tus estructuras, de tus programas, para reencontrar tu poder y libertad.

Pero si te haces el pobrecito, el universo te dará limosnas.

No sabes qué hacer con mi vida, mientras tu vida dependa de los demás

Atraemos a personas que sintonizan con nuestros tópicos para sanarlos.

Si el abandono es nuestro escollo, tenderemos a atraer a personas que nos abandonen, ya que nos sirven como instructores.

Si no me valoro y no me respeto, atraeré a personas que no me respetan.

Pero lo que atraemos, es lo que necesitamos atraer, para poder aprender y salir de ese círculo vicioso, que nos trae nuestras creencias erróneas.

No hay verdugos sino maestros.

No debes aceptar lo que para ti, en este momento sea inaceptable.

Si alguien te maltrata, no permitas ese maltrato.

Si te atacan, defiéndete.

Plántate firmemente y pon límites cuando sea necesario.

Si tú no permites que te invadan y te falten el respeto, nadie lo hará y tu autoestima se verá reforzada.

Ya no eres un niño pequeño-a asustado, eres un adulto capaz de decir lo suficiente.

Respétate y no te pises más, y desde aquí haz los favores que sientas, pero desde la libertad y si alguna vez sientes que debes decir no, dices no.

Si quieres dar, debes tener y lo que tú no tienes, no puedes darlo.

Pero después perdona y no olvides hacerte la pregunta:

¿Para qué atraes a personas que te maltratan?

Recuerda: la víctima atrae al verdugo.

Repítelo:

La víctima atrae a un verdugo.

Deja de ser víctima y dejarás de atraer a verdugos.

Renuncia a ser un victimista y creer que alguien es tu felicidad o tu poder.

Renuncia a pensar que eres responsable de la felicidad de los demás.

Deja de ser una víctima.

Tienes aquí sin duda una oportunidad para crecer.

Tus creencias te han llevado a esta experiencia para tu crecimiento, pero de ti depende, que ese crecimiento se produzca o no.

Recuerda que tenemos libre albedrío.

Muchas personas perciben cómo sus relaciones cambian al empezar a respetarse.

Hay personas que saldrán de tu vida, y otras entrarán, personas más afines.

Por fin tu vibración cambia, al permitir que se ponga orden en situaciones y relaciones en tu vida.

Y, además, tu vibración cambia al amarte, al respetarte.

Hay personas que respetarán ese cambio y seguirán en tu vida.

Otros se irán y pueden hacerlo enfadadas, atacando, intentando cargarte con culpas y sus expectativas, colocándose en el papel de víctima, porque ya no entras en sus juegos de manipulación o maltrato.

No pierdas más tu energía intentando comprenderlos, ni dando explicaciones, pon y mantén tus límites y perdona.

Han perdido la conexión consigo mismas, pero tú no quieres desconectar más de ti.

Da las gracias por el tiempo compartido y deja marcharse.

Elige muy bien tus relaciones, que siempre sean relaciones en equilibrio.

Relaciónate solo con personas fuertes y autónomas.

Relaciónate solo con personas con una buena autoestima.

Relaciónate solo con personas que saben que su felicidad únicamente depende de ellas mismas o sufrirás.

Sin darte cuentas entraras en el rol de salvador y acabaras siendo una víctima porque acabarás siendo verdugo.

O la relación se transforma y se convierte en una relación de respeto, de sinceridad y lealtad, o se rompe por completo.

Sea cual sea el resultado, será tu bien.

Amarte es respetarte y al hacerlo también respetarás al otro.

No es fácil entender.

Necesitas autonomía emocional.

Si crees que alguien es tu felicidad, eres un dependiente emocional, entrarás en el rol de víctima y sufrirás y harás sufrir al cuidador de turno, y tu vida y la de quien crees que es tu felicidad, será una mierda.

Si piensas que tú eres la felicidad de alguien, eres un dependiente emocional y entrarás en el rol de cuidador y sufrirás y harás sufrir, porque te convertirás en el verdugo de alguien y tu vida será una mierda también.

La única relación que debes amar es la que tienes contigo.

A consecuencia de este amor propio, aparecerán relaciones en tu vida.

Unas te gustarán, no te pesarán y te sentirás bien tratado, en estas debes quedarte.

En las restantes, aléjate con amor, pero aléjate, no lo haces por egoísmo, lo haces por amor, si te quedas te convertirás en su verdugo, aunque tus intenciones sean las de solo ayudar.

 

Cuando tu vida depende de la felicidad de otro

La vida es una mierda porque no sabes qué hacer con tu vida

Un cervell humà dibuixat amb intel·ligència artificial

Las personas con una actitud victimista, a menudo utilizan frases, que reflejan su mentalidad de víctima.

Aquí tienes algunas frases que podrían identificar a alguien con esta actitud:

«Nada de lo que haga tiene sentido, siempre acabo fracasando.»

«Siempre me pasa lo peor a mí, nunca tengo suerte.»

«No puedo hacer nada al respecto, es culpa de [insertar nombre o circunstancia].»

«La vida es injusta y siempre me castiga.»

«Nadie me entiende, ni se preocupa por mí.»

«No puedo cambiar mi situación, está más allá de mi control.»

«Siempre me toca hacer todo el trabajo, nadie más se esfuerza como yo.»

«No puedo confiar en nadie, todos me traicionan.»

«Mi vida es un desastre total, y no puedo hacer nada por mejorarlo.»

«Nunca me dan una oportunidad justa, todo el mundo está en mi contra.»

«No importa lo que haga, siempre seré un perdedor/a.»

«Mi pasado me persigue y determina mi presente; no puedo cambiar mi historia.»

Si necesitas una psicóloga especializada en recuperar tu poder, puedes hacer clic en el botón de aquí abajo.

MariCarme M. MOliné, psicóloga en Vic

La vida es una mierda maravillosa, si dejas de ser una víctima

Neurones amb intel·ligència artificial

Si asumes el rol de víctima, puedes experimentar una serie de dolores o sufrimientos, tanto emocionales como sociales.

Recuerda.

Es tanto una víctima, el cuidador como el tomador.

Víctima, es todo aquel que cree que su felicidad es otra persona o cosa o aquel que cree que es la felicidad de alguien y es responsable de este alguien.

Nada hace sentir más, que la vida es una mierda, que cuando vives la vida desde el victimismo.

Algunos de los posibles efectos negativos de adoptar una mentalidad de víctima incluyen:

Tenderás a tener una autoestima más baja, puesto que atribuirás tus problemas y desafíos a factores externos en vez de asumir la responsabilidad de tu vida.

Y recuerda, no estás en esta vida a que te toque la lotería y que sin ningún tipo de esfuerzo ni frustración, vivir una vida llena de comodidades y personas y cosas que te satisfagan.

Has venido a este mundo a evolucionar, a crecer, a hacerte más fuerte, más sabio, más sano, más humilde y a amarte más.

Puedes sentir frustración y enfado continuo, debido a la sensación de impotencia y la creencia de que otros son los responsables de tus problemas.

Puedes buscar constantemente la validación y apoyo de los demás para sentirte bien contigo mismo.

Esta búsqueda te puede llevar a la parálisis y al estancamiento personal y puede ser difícil avanzar y crecer.

A menudo te sentirás atrapado en un ciclo de negatividad, en el que ves problemas en todo y tienes dificultades para ver soluciones o aspectos positivos de la vida.

Puedes recurrir a comportamientos autodestructivos como el abuso de sustancias o la evitación de responsabilidades como mecanismo de afrontamiento.

Puedes tener dificultades en las relaciones interpersonales porque los demás pueden sentirse agotados por tu constante necesidad de atención y apoyo emocional.

Es importante destacar, que superar una mentalidad de víctima es posible, y muchas personas pueden encontrar apoyo a través de la terapia, el autoexamen y el desarrollo de una mayor resiliencia emocional y habilidades de afrontamiento.

Aprender a asumir la responsabilidad de las propias acciones y emociones, es un paso relevante hacia una vida más saludable y satisfactoria.

Víctima o guerrero, tú eliges la vida que quieres

¿Tú no puedes estar triste o contento en función del tiempo que hace, o de lo que hacen los demás, no lo ves?

No puedes vivir así, una hoja al viento que está triste o contenta, en función de lo que hace o no hace el «personaje», de turno que no actúa como tú, esperas o te gustaría.

¡No puede ser!

Mucha gente sufre y sufrirá siempre, porque no aprende del sufrimiento y tú no deberías ser uno más de estas.

Tú tienes que aprender del sufrimiento y de las emociones que sientes, porque todas ellas te están avisando de que algo que haces no lo haces bien, si alguien hace algo que no te gusta a TI y sufres.

¡Las emociones no las tienes porque sí, solo por tenerlas.

Las emociones las tienes no por estar feliz o estar triste en función de ellas, sino porque te están informando sobre cuál es el camino correcto para TI!

Si las emociones que sientes son de alegría, significa que vas por el buen camino y si son de tristeza significa que tienes que cambiar de camino.

No quiere decir que sigas triste y ya está, significa que ¡ey!

¡Te aviso!

¡No vas bien!

¡Cambia de camino!

No te avisa de que los demás deben cambiar, te avisa de que eres TÚ quien debe cambiar la forma de pensar o de ver una determinada circunstancia o situación.

Los demás son libres de hacer con su vida lo que quieran, creas es justo o no, los demás son libres de aprender y mejorar o continuar, arrastrándose por el suelo del egoísmo, la hipocresía y la crueldad.

Pero TÚ no puedes estar triste porque alguien haga una cosa u otra, ¿no ves?

¿No ves, que no puedes vivir tu vida en paz o en tristeza, en función de lo que hace el idiota de turno?

Cuando tú te sientas triste, cree que tu cuerpo te está avisando, de que algo no haces bien.

¡Que no estás gestionando bien tus pensamientos, que algo tienes que cambiar TÚ!

Que alguna creencia que tienes arraigada es inapropiada, que alguna expectativa sobre los demás tienes mal enfocada y que hace que te sientas triste, cuando alguien ajeno a ti hace o no hace algo.

Demasiadas veces vives arraigado en el pasado, demasiadas veces vives arraigado a personas que ni te merecen ni han hecho nada para que los ames, al contrario, y todo esto solo te hace sufrir.

¿No ves que no estás pensando ni razonando bien?

¿No ves que estás triste por cosas que no existen y por personas que son libres de hacer lo que les guste, y les haga bien hacer y no lo contrario?

¿No ves que no puedes poner tu felicidad en manos ajenas y más si son un grupo de idiotas?

Las personas son libres, esto a ti te cuesta entender en el ámbito emocional, porque si lo entendieras, nunca más estarías triste, por lo que hacen o no hacen los demás.

Las personas son libres de hacer lo que crean, crean o sientan, aunque sea injusto, cruel, o malo para ti.

Tú no puedes evitar ni debes evitar y mucho menos ponerte triste por lo que hacen o no hacen, ¿no ves que te condenas a la infelicidad permanente?

Sufres porque encarcelas a los demás en tus expectativas.

Sufres porque eres malo.

Sufres porque quieres manipular a los demás en tu propio beneficio.

Sufres porque necesitas a los demás para estar bien tú.

Sufres porque eres débil.

Sufres porque no tienes nada que ofreces que los demás necesiten.

Sufres porque no te amas y por ello no te esfuerzas en crecer y al no hacerlo eres débil y al serlo no tienes nada para los demás y por eso, los demás no hacen lo que tú esperas que hagan.

Te aferras a personas, te aferras a circunstancias y pensamientos que solo te hacen sufrir y ya es hora de que te des cuenta de que gestionas muy erróneamente tus emociones y tu vida.

¡Te aferras a un pasado que ya no existe y que mientras estás en el pasado, no estás viviendo plenamente el momento de aquí y ahora y es muy malo para tu vida presente, que es la única que tienes!

El pasado es pasado.

Todo lo bueno que has vivido ha sido genial y todo lo malo que has vivido era necesario que lo vivieras, porque eran lecciones que tenías que aprender.

¿Las has aprendido?

Si sigues sufriendo, es porque la vida te irá examinando una y otra vez en las lecciones que no hayas aprobado.

¿No crees que ya está bien en sufrir?

¿Por qué te empeñas en no querer aprender lecciones básicas de vida que solo te hacen sufrir si no las aprendes?

No te aferres a nadie nunca más, no necesitas a nadie en especial para ser feliz, ni necesitas que alguien haga algo en especial, que tú quieras que haga.

Controlar a los demás no es posible, ni sano, ni conveniente para tu felicidad y te aferras y te aferras y sufres y sufres.

¿No lo ves?

¿No te das cuenta??

Y de manera inconsciente este apego tiene el efecto contrario al que pretendes y querrías.

¿No lo ves?

Es todo inconsciente, pero la gente lo nota y lo percibe, no busques agradar, no busques quedar bien, no busques te quieran, porque creas el efecto contrario.

Es como ese comercial, que necesita vender un producto si o sí y el posible cliente percibe esta necesidad.

Ese anhelo hace dudar del valor que vende.

El otro piensa, si tiene tanta necesidad, es que no vende mucho, y si no vende mucho igual es porque lo que vende no es bueno, puede ser que el producto no es tan bueno, no es conveniente para mí y se echa atrás.

En cambio, ese comercial que va sobrado que cree, si vendo genial y si no también, está relajado, el cliente lo percibe y no se echa atrás, no sé cómo explicar, es sensaciones.

No busques venderte, no esperes te compren, es la mejor manera de vender y tú haces lo contrario, te devalúas tú mismo, cuando quieres desesperadamente agradar y ser amado y apreciado.

¡Un buen producto no se necesita vender, se vende solo!!

Él se sabe valioso.

Si lo compran genial y si no también (cree) el otro se lo pierde, y él sigue siendo valioso y tú haces lo contrario.

Demasiadas veces actuamos como el típico vended

oro pesado que una y otra vez llama al cliente que ya le ha dicho que no.

No lo hagas más. Una llamada basta.

Eres valioso.

Si son lo suficientemente inteligentes, para ver tu valor, ¡ya te llamarán y si no mejor!

¡No quieras nunca a nadie cerca de ti, que no te valore al 100 %!

¡Él se lo pierde!

Y tú como eres valioso igual, ¡tú no necesitas nada de nadie!

¿No lo ves?

Si alguien no quiere saber nada de ti, no quiere decir que tú seas una mierda, significa que el otro, en el ejercicio de su libertad, no quiere saber nada de ti.

Y a ti esto no debe ponerte triste, ni hacerte sentir poca cosa, más bien deberías tener compasión del otro por ser tan poco humano, tan egoísta, tan poco empático, tan hipócrita, pero es su vida y es libre de hacer con ella lo que quiera.

Te aferras a lo que hacen los demás, necesitas que los demás te aprueben, te quieran y no ves que es un absoluto error de planteamiento. ¿No ves que así sufrirás siempre?

¿No ves que este apego, es como querer coger la arena con una mano estrechando la arena fuertemente y la arena se desliza entre los dedos?

¿No ves que no es la forma de relacionarse bien ni contigo ni con el mundo?

Y si piensas así, también te creerás que tú eres la felicidad de los demás y te sentirás responsable de ella, no sabrás poner límites, te sacrificaras, renunciaras, antepondrás tus necesidades a las de la persona de las que te sientas responsable y acabaras sufriendo y al hacerlo te convertirás en el verdugo de quien querías ayudar.

Por eso tu vida es una mierda.

Sufres y haces sufrir.

¡Vive el hoy y el ahora, el pasado es pasado, lo has disfrutado y has aprendido y ya está!

Centrado en el hoy y en el ahora.

¿Qué tienes hoy?

¿Tienes salud?

¿Tienes proyectos profesionales?

¿Tienes algún hobby que te apasiona?

¿Tienes ganas de aprender cosas nuevas?

¿A quién puedes ayudar hoy?

¡Hoy tienes mil cosas geniales en las que llenar tu vida, céntrate en estas y deja el pasado en paz, descansa, deja de sufrir por lo que los demás hicieron o no hicieron, deja de necesitar que te quieran y amate TÚ!

Vive tu libertad que no es soledad, no confundas más vivir en libertad con estar solo, estar solo es muy relativo, nadie está solo, si está bien en uno mismo y uno puede estar rodeado de gente y mantener una comunicación absolutamente pobre con todos ellos.

Vive con serenidad, con orgullo y con riqueza cualquier momento de tu vida, no es cierto que tener pareja sea garantía de nada, al contrario, hay tantas personas felices en pareja como sin ella.

Disfruta de tu soledad, si vives en libertad y disfrutas de tus relaciones sean pocas o muchas, estudia, aprende cosas, escribe y haciendo esas cosas que te gusten, haciendo esas cosas que ayuden a quienes tienen menos que tú, es donde encontrarás las mejores relaciones, que te pueden nutrir y hacer crecer pero sin apego.

Las relaciones deberían ser una consecuencia de amor propio que te tienes no una finalidad en sí misma.

No esperes a que las personas hagan lo que tú quieras que hagan, y eso no debe entristecerte, ni minusvalorar ni criticar a nadie por ello.

Defiende tu libertad y la de los demás, porque lo que hagan los demás no te define a ti como persona poco valiosa al contrario, las personas realmente valiosas no son las más populares.

No te valores por cómo te valoran nunca más, no te valores en función de lo que hacen los demás desde su libertad, porque tú eres valioso, tú eres único.

Tú eres genial tal y como eres y así debes ser.

Aprendiendo de las adversidades y disfrutando los buenos momentos, pero aquí y ahora, desde tu libertad con las cartas que la vida te da hoy y enriquécete en cada experiencia.

No desees ya más lo que no tienes y aprende a disfrutar con lo que tienes.

Sigues siendo una hoja al viento que eres feliz o desgraciado en función de lo que hacen o han hecho los demás y eso debe cambiar y solo tú lo puedes cambiar, ¡solo TÚ!

Y sufrirás y sufrirás hasta que no lo entiendas.

Deja de aferrarte a la gente.

¡Querido TÚ!

¡Disfruta de TI!

¡Aprovecha tu vida para crecer TÚ!

Y deja que los demás hagan lo que quieran, no te define a ti, ¡los define a ellos!

Disfruta de tu estado actual que es tan bueno como cualquier otro y haz de cada día una fiesta…

Deja el pasado donde está, dejado de culpas, complejos y remordimientos o reproches y saca adelante tus proyectos y cuando te aburras ve a ayudar a gente que está mucho peor que tú y tu vida nunca será igual.

¡Y valora lo que tienes que es mucho más de lo que tiene mucha gente que está mucho más feliz que TÚ!

Si tienes poco tiempo aquí, tienes un resumen

No sé qué hacer con mi vida es una creencia de que se cree alguien que adoptado un rol de víctima

Ante todo debes saber que puedes salir de aquí.

Y después estar dispuesto a pagar precios.

Nada bueno es fácil y el camino hacia cualquier sitio que valga la pena, está lleno de obstáculos, que tú deberías querer superar.

Lo demás es fácil.

Poner valor, dejarte de disculpas y empezar a caminar.

Tienes que cambiar creencias.

Nadie es tu felicidad más que tú.

No eres responsable de la felicidad de nadie más que de la tuya.

Y quien tenga que sufrir hasta entender y asumir esas creencias, que sufra.

No quieras evitarle ese sufrimiento porque caerás en la trampa del amor.

No interfieras.

Deja que sufra.

Deja que la persona que se siente una víctima sufra, hasta que se canse de sufrir y aprenda a quererse.

Caer en el rol de cuidador solo alargará el sufrimiento de la víctima y te hará a ti una víctima más.

Busca ser una persona autónoma emocionalmente con autoestima y desde ahí relacionarte con iguales.

O vive en soledad.

Pero no caigas en la trampa del cuidador-víctima.

Ni en un lado ni en el otro.

Y si sola no puedes buscar a alguien que te ayude, si es alguien como yo, mejor.

Ahora ya sabes qué te ocurre, cuando tu cabeza está llena de energía negativa y sientes que la vida es una mierda y sientes que no sabes qué hacer con tu vida.

Ahora solo tienes que querer cambiarlo o decidir continuar igual.

Tú tienes la palabra.

Dejar de sufrir no es fácil, pero es posible

Si sola no puedes yo te puedo acompañar

Puedes volver a estar bien si aprendes a gestionar adecuadamente tu mente.

Es posible si haces las cosas bien, si te esfuerzas lo suficiente y tienes un buen mentor a tu lado que te acompañe y te guíe.

Espero que este artículo te ayude a aprender a vivir mejor.

Por si quieres compartirlo con algún amigo

También te puede interesar

Deja un comentario