El dolor emocional

El dolor es inevitable, sufrir es opcional

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Empiezo por el final.

Sufres dolor emocional porque eres un débil emocional.

Sientes malestar emocional porque no estás dispuesto a pagar el precio de crecer en fortaleza emocional.

Sufres emocionalmente porque eres un cobarde.

Pero tranquilo, todos lo somos en menor o mayor medida.

Todos sufrimos emocionalmente y nos generamos dolor físico de origen emocional, pero podemos ir creyendo en fortaleza emocional y vivir con mayor paz y calidad de vida.

Sufrir emocionalmente es el origen de las enfermedades de origen psicosomático.

Sufrir dolor emocional es falta de una habilidad que puedes adquirir si la practicas y conoces en profundidad.

El dolor emocional genera un dolor físico de origen psicológico causante de las enfermedades psicosomáticas.

¿Por qué siempre estás insatisfecho?

El dolor emocional lo hemos normalizado como parte natural de nuestra vida, cuando las cosas no nos van bien, pero solo es debilidad emocional.

El sufrimiento es distinto al dolor físico, pero van de la mano.

Si sufres te provocarás dolor físico que te puede originar una real enfermedad física de origen psicosomático.

El dolor físico es inevitable, pero el sufrimiento mental es opcional, pero muchos dolores físicos reales tienen un origen psicosomático.

Si fueras capaz de gestionar este sufrimiento, te evitarías muchas consecuencias negativas de dolor físico y de enfermedad reales.

Tú puedes gestionar este sufrimiento y al controlarlo, controlarías tu vida.

Sufres dolor emocional porque eres débil, pero la debilidad puede cambiarse por fortaleza si pones de tu parte.

Sufrimos malestar emocional porque hemos adoptado una serie de creencias que no son nuestras y con las que nos autolimitamos.

Sufrimos emocionalmente porque hemos aceptado una serie de “trampas mentales autoimpuestas” que nos limitan.

Ser libre, vivir desde la esencia, es la mejor forma de vivir en paz, pero sufrimos porque no nos permitimos vivir en libertad y en armonía con nuestra esencia.

Sufrimos dolor emocional porque nos sentimos vacíos, no vivimos de acuerdo con nuestra esencia, porque nunca nos hemos parado a averiguar cuál es.

Sufrimos porque tenemos miedo a ser quienes somos en realidad.

Las enfermedades psicosomáticas

dolor emocional

las enfermedades psicosomáticas son enfermedades reales que podemos padecer, pero que su origen no es físico sino psicológico.

Si fuéramos capaces de gestionar nuestra psicología, dejaríamos de sufrir dolor emocional, y al hacerlo, dejaríamos de sufrir estas enfermedades psicosomáticas, que tanto dolor nos causan.

Más del 50 % de enfermedades reales físicas que atienden los médicos de atención primaria tienen su origen en una mala gestión de las emociones, de ahí su importancia.

Si aprendieras a gestionar el dolor emocional y a desactivarlo, las consecuencias positivas para tu salud serían increíbles.

Sufrimos dolor emocional porque no aceptamos quienes somos y nos sentimos culpables por ser quienes somos y nos anulamos.

Sufrimos emocionalmente y después sufrimos físicamente, porque hemos confundido la comodidad con la felicidad.

Buscamos la comodidad y nos perdemos la felicidad y la salud.

El camino a la felicidad es el camino hacia ti y esto supone saber quién eres, saber para qué sirves, saber qué talentos tienes, saber que te gusta y saber que no te gusta.

Dejar de sufrir, es superar el miedo al cambio, supone tener la fortaleza para hacer un viaje, tu propio viaje hacia tu propio lugar.

Pero este viaje nos da miedo y preferimos la certeza de una vida gris y sin sentido a la incertidumbre de una vida mejor.

Y nos quedamos aquí, y sufrimos y no sabemos por qué, pero estamos vacíos y llenos de miedos.

Sufrimos porque no vivimos alineados con nuestra esencia, pero debemos saber quiénes somos, que nos gusta, que queremos y que no queremos, para saber dónde debemos alinearnos.

Pero sobre todo, sufrimos porque no sabemos que el sufrimiento es opcional, sufrimos porque no sabemos que solo depende de nosotros dejar de sufrir.

En este artículo te explicaré cómo puedes dejar de sufrir dolor emociona para que puedas dejar de sufrir enfermedades físicas reales.

Nada es más inútil y prescindible que el sufrimiento.

Sufrir es una estupidez.

Todos la hacemos.

Pero por ello, no deja de ser una estupidez.

El sufrimiento no nos aporta nada, una vez hemos aprendido de la experiencia vivida que nos ha provocado este sufrimiento.

No nos aporta nada sufrir por sufrir.

Además, el sufrimiento nos lo hacemos nosotros a nosotros mismos.

¿Dónde has visto más estupidez que en el sufrir?

Y si te digo que el sufrimiento es inútil, y si después de leer este artículo llegaras al convencimiento de que sufrir no sirve para nada.

Y si te digo que sufrimos porque queremos, sufrimos porque no sabemos gestionar bien nuestra mente.

¿Te imaginas darte cuenta de que todo lo que has sufrido en tu vida es solo fruto de un error mental tuyo, provocado por una falta de información y conocimiento?

Pues mira, este es el motivo de este artículo, explicarte que el sufrimiento que tanto has experimentado, que tanto has visto en la familia, en las relaciones que has vivido, en la televisión y en todas partes, es fruto de una emoción que no tiene ninguna utilidad real y práctica y que experimentas por una falta de habilidad emocional.

Es hora de aprender a vivir sin sufrir, ¿no crees?

Hemos nacido en un mundo que nos han hecho creer que sufrir es inevitable.

Hemos nacido en un mundo, donde nos han hecho creer, que si no padecemos por las propias desgracias y por las ajenas somos unos indiferentes, unos “pasotas” y unas malas personas.

Vivimos en un mundo en el que, el sufrimiento es la emoción más habitual en la vida de las personas y lo hemos interiorizado como inevitable.

Nos han dicho y hemos visto en todas partes que, cuando hay una adversidad las personas sufren.

Es la reacción automática a la adversidad, adversidad-sufrimiento.

Y nunca lo hemos cuestionado.

Pues lo vamos a hacer ahora.

La infelicidad es el resultado del sufrimiento emocional

la insatisfacció emocional

Y el sufrimiento emocional es evitable solo por ti.

Además, el sufrimiento es el origen de lo psicosomático, y una enfermedad psicosomática es una enfermedad real de origen psicológico.

En el fondo nos han vendido que sufrir es inevitable, nos han vendido que sufrir es ser sensible y buena persona, nos han dicho también que los psicópatas no sufren por nadie, nos han dicho que no sufrir cuando existe una desgracia o una adversidad o un fracaso o un error es estar enfermo, es ser un psicópata.

Y realmente eres más psicópata cuando sufres y te haces daño a ti mismo pudiendo tú mismo evitarlo.

En esta sociedad enferma, si sufres quiere decir que te preocupas por ti y por los demás, quiere decir que te tomas la vida en serio y con responsabilidad.

Ja, ja, ja.

Por todo esto, debo decirte que solo es cierto a medias y entenderás el porqué.

Analizamos bien que ocurre realmente cuando sufrimos:

Normalmente, sufrimos cuando la realidad no se ajusta a nuestros deseos y sin darnos cuenta y de forma automática, sufrimos, con la inconsciente e infantil actitud que, este sufrimiento hará que las cosas mejoren y se ajusten a nuestras necesidades y deseos.

Actuamos como cuando éramos pequeños, queremos algo que no tenemos y nos ponemos a llorar a la espera de que papa o mamá, nos dé lo que queremos, y cuando tus padres te lo dan, dejas de llorar y te quedas tranquilo.

Pero cuando te haces mayor, la realidad es, que el hecho de que sufras por la adversidad que sea, no cambia nada, no cambia la realidad, no cambia la vida de los demás ni la tuya propia, ni no viene tu padre a darte esta piruleta que tanto crees que necesitas.

La única cosa que ocurre es que tú sufres hasta que te cansas de sufrir y hasta la próxima vez que ocurra algún hecho externo que tú creas que es una adversidad en forma de error, fracaso, rechazo o pérdida.

Sufrimos de forma inconsciente y automática.

Y al sufrir, no solo pasamos un mal momento, sino que normalmente no actuamos correctamente, ni aprendemos de ello y además, puede ser la causa del origen de una multitud de enfermedades psicosomáticas, que sí pueden ser reales y dañarte de verdad.

Pensamos que no escogemos sufrir, pero en realidad solo nosotros somos los que escogemos sufrir frente a una adversidad, frente a un fracaso, frente a un rechazo, frente a una discusión, frente a un error, frente a un hecho de la realidad que no se ajusta a nuestros deseos infantiles de que las cosas sean como querríamos.

Toma conciencia de lo que te estoy diciendo.

Vives un hecho que no se ajusta a tus deseos y frente a él generas un pensamiento determinado que, al mismo tiempo genera una emoción determinada, que te provoca un estado de sufrimiento.

Tú y solo tú te provocas ese dolor emocional a ti mismo.

Hemos automatizado desde pequeños que, ante una adversidad pequeña o grande, ante una realidad que no se ajusta a nuestras creencias, deseos y necesidades, por más inventadas o no cuestionadas que sean, sufrimos, y al sufrir adoptamos el papel de víctima (una víctima es alguien que ha sido perjudicada por algo ajeno a ella que le ha causado dolor y daño).

Esto es importante, fíjate.

Todo es como una obra de teatro en la que en función de una circunstancia determinada tú escoges entre todos los papeles disponibles, escoger el papel de víctima.

¿Por qué eliges el papel de víctima y no el papel de héroe, de guerrero o de sabio o de alumno?

¿Por qué eliges el papel más débil de todos los papeles posibles que podrías escoger?

La escoges porque es el único papel que te evita hacer algo que te supone un esfuerzo personal, culpas a los demás de tu situación, te quedas allá, sufriendo y ya está. 

Escoges el camino más fácil.

¿Qué es una víctima?

Una víctima es aquella persona que» un malo» le ha causado daño, dolor o perjuicio.

La situación es la siguiente:

Hay una persona mala que causa un daño, hay una persona buena, inocente muy perjudicada por la acción del malo y hay un daño a esa persona perjudicada que causa mucho dolor.

Y con ese modelo irreal, falso de lo que ha pasado en la realidad, nos identificamos con ella, lo adoptamos y cuando algo no se ajusta a nuestros deseos buscamos un culpable (el delincuente malo) al que hacemos responsable de nuestro dolor, lo culpamos, lo condenamos y lo castigamos y nosotros quedamos como una víctima inocente, que sufre mucho, a la espera de que «alguien» restaure su paz.

Yo escribo esto y me doy cuenta de lo infantil que es todo y de qué manera más ineficiente gestionamos las cosas que nos pasan.

No sabemos diferenciar entre dolor y sufrimiento.

Sentir-se sola, dona

Somos unos inmaduros emocionales.

Quiero que te des cuenta de lo irracional del sufrimiento.

Nadie quiere sufrir, nadie quiere sentirse mal, pero elegimos sufrir, somos nosotros que escogemos de entre muchas posibilidades posibles, sufrir y amargarnos la vida a nosotros mismos.

La vida está llena de circunstancias que no salen como nosotros quisiéramos.

Muchas veces nos equivocamos intentando hacer cosas que no dominamos demasiado bien, muchas veces fracasamos en nuestras aspiraciones y objetivos porque ante nosotros tenemos algún otro competidor que va detrás de lo mismo que nosotros, muchas veces nos rechazan, muchas veces no nos tratan como quisiéramos, muchas veces ocurren cosas que no queremos que pasen y en todas ellas activamos automáticamente la emoción del sufrimiento y nos sentimos unas víctimas.

Sufrimiento y culpar.

Ante un hecho que no se ajusta a nuestras necesidades y deseos, de forma automática sufrimos, y acto seguido nos quejamos y culpamos a alguien de nuestro sufrimiento, incluso a nosotros mismos y castigamos o nos castigamos con la culpa, la crítica, el desprecio y el castigo.

¿Y por qué actuamos así pudiendo actuar de una manera más eficiente?

¿Qué ventajas tiene actuar de esta forma?

¿Qué sentido tiene el dolor emocional?

¿Por qué escogemos sufrir cuando podríamos escoger no sufrir?

¿Por qué sufrir enfermedades psicosomáticas que solo dependen de nuestra salud mental?

Hay dos motivos muy profundos del porqué escogemos sufrir.

Escogemos sufrir por dos motivos básicos.

El primer motivo es infantil:

Escogemos sufrir con la intención de sentirnos inocentes, de sentirnos los buenos, sufrimos por preservar nuestra inocencia, sufrimos por preservar nuestra inconsciencia de no saber que no sabemos, sufrimos por preservar nuestra ignorancia y así nos evitamos asumir ninguna responsabilidad personal sobre el hecho en cuestión.

El segundo motivo es un motivo muy cruel y maquiavélico:

Escogemos sufrir con la intención de que, quien ha creado esta situación adversa hacia nosotros, al valorar el grave daño causado, se sienta culpable y decida restaurar la situación a su estado original.

Escogemos sufrir con el deseo de inspirar compasión en el entorno social donde se mueve el causante de esta situación, a fin de que esa misma presión social, le motive a restaurar la situación.

Escogemos sufrir y asumir un rol de víctima inocente con la infantil intención de que, el estado, la sociedad, tu entorno social, tu jefe, tu pareja, tu familia, se sientan responsables de tu dolor, de tu sufrimiento, se sientan culpables, sientan compasión y restauren las cosas a su estado original.

Queremos que la realidad sea como nosotros quisiéramos y utilizamos todas las armas que creemos tenemos a nuestro alcance para manipular a los demás en beneficio propio.

El sufrimiento no solo es una estupidez, sino que es una demostración de tu maldad.

El origen del dolor psicosomático

Debo decir que estas tácticas funcionan muy bien.

El sufrimiento emocional, en una sociedad como la nuestra funciona.

El hacerse el victimista, el sufrir, te permite conseguir que los demás se adapten a tus necesidades.

Sentir dolor emocional funciona genial para manipular a los demás en beneficio propio.

pero es una estupidez porque lo que soluciona es mucho peor que el resultado obtenido, ya que quien adopta el rol de víctima, quien elige sufrir para alcanzar sus objetivos, tendrá una vida de sufrimiento permanente.

Además, en muchos casos, adoptar una actitud victimista, solo genera el efecto contrario al pretendido

El sufrimiento nunca hace que una realidad que no es la que tú desees, se transforme en una mejor para ti.

Y nunca a medio plazo.

Dolor emocional y enfermedades psicosomáticas

Un home i una dona odiant-se

Tú eres el primer responsable de tu mala salud.(al menos en un 50 % de las ocasiones)

La realidad no tiene nada que ver con tu percepción de la realidad.

Vives una realidad subjetiva y egocéntrica que solo te debilita.

No hay ningún «malo» que te pueda hacer sufrir, tú no eres ninguna «víctima» que sufre una agresión.

Simplemente, ha ocurrido un hecho que no es lo que tú querías y tú solito, a través de tu pensamiento, has activado los pensamientos adecuados para que generen las emociones correspondientes para que sufras.

Ya empieza a ser hora de que te des cuenta del erróneo de tu planteamiento mental y empieces a entender cómo funciona la vida y cómo debería funcionar tu mente, para que ese sufrimiento que tanto te amarga la vida, deje de intoxicar tu mente y tu cuerpo.

Actúas de una manera muy infantil, actúas al igual que actuabas cuando tenías tres años.

Recuerdas cuando ibas a pasear con sus padres y veías un juguete que querías, recuerdas que tus padres te decían que no y te ponías a llorar, a gritar, con la esperanza de que el padre cansado ceda y te compre el juguete que en ningún caso necesitabas.

La situación es patética cuando hablamos de niños pequeños, imagina lo patético que es la misma situación, cuando ese niño tiene cincuenta años y sufre por temas similares.

El malestar emocional y su relación con nuestra madurez personal.

La vida no funciona como crees que funciona.

Enfadarse, quejarse y sufrir cuando la realidad no se ajusta a tus necesidades a fin de que sí se ajuste, es muy infantil y en ningún caso eficaz.

Pero tenemos muy interiorizado la figura de la víctima y estamos convencidos de que, sufrir ante un hecho que creemos que nos perjudica, nos ayuda a resolverlo, nos ayuda a que los demás se preocupen por nosotros, nos ayuden y hagan lo que queremos que hagan, en beneficio propio.

No nos damos cuenta de que hacerse la víctima, si bien es un buen sistema para manipular la voluntad ajena, sobre todo de aquellos que nos aprecian, es un pozo de sufrimiento.

Todos conocemos a personas que atraen accidentes, enfermedades y miserias, para que otros sientan lástima de ellos.

Las personas que hacen esto, son personas incapaces de quererse a sí mismas y necesitan hacerse las víctimas, necesitan sufrir, para hacer reaccionar a los demás de su entorno, a fin de que, les den ese pseudo amor basado en la lástima que no son capaces de darse a sí mismos.

La base de todo el problema, es una falta total de autoestima, una falta total de entender por qué hacen lo que hacen, una falta total de comprensión de sus actos.

Y si no corregimos ese error, siempre estaremos haciendo lo mismo, nos haremos las víctimas, sufriremos, buscaremos culpables y nos quejaremos siempre.

Y de este sufrimiento solo puedes crear cosas malas para ti.

El dolor emocional causa enfermedades reales psicosomáticas

No poder gestionar el malestar mental te aboca al sufrimiento físico y mental.

Tipos de dolor emocional:

Vamos a ver los casos más habituales de sufrimiento en tu vida.

Te roban un dinero.

En vez de decirte, de acuerdo, ya me han robado, el hecho de que yo sufra, no hará que los ladrones vuelvan y me den el dinero robado, por mucho que sufra, los ladrones no reflexionarán, ni pensarán, pobre como sufre, ¿sabes qué?

Vamos y devolvámosle su dinero.

Ja, ja, ja.

Sufrir no te sirve para nada y si te roban y sufres te quedas sin dinero y sin salud, sin dinero y sin bienestar.

Date cuenta de la importancia de tu diálogo interno.

Tú te lo dices, tú te lo sientes, tú reaccionas y tú te creas ese dolor emocional

Ahora vamos a una circunstancia más complicada:

Te despiden del trabajo.

Cuanto más complicada es la situación adversa más debes cuidar tu diálogo interno, cuanto más compleja la situación, mejor debes estar tú, para resolverla con eficacia.

Si en vez de decirte a ti mismo, de acuerdo, he perdido el trabajo, es una situación complicada, pero tengo salud, estoy formado adecuadamente, tengo una familia que me apoya y el mundo está lleno de oportunidades e iré a por ellas con fortaleza y entusiasmo.

Si te dices a ti mismo, que esto es una terrible desgracia de la que nunca podrás salirte y te pones a sufrir y a sentirte mal y a deprimirte y a angustiarte, lo único que conseguirás es que además de haber perdido el trabajo, puedes enfermar de ansiedad, de depresión y te sea mucho más difícil conseguir ningún otro.

Cuanto peor te vayan las cosas fuera de ti, menor deberías estar dentro de ti.

Cuando más motivos tienes para sufrir, menos deberías sufrir.

Es de locos lo sé, pero para poder vivir una buena vida, hay que estar muy loco.

El dolor emocional destruirá tu salud, tu autoestima y tu confianza

Volvamos al hecho de que te han despedido del trabajo y te hundes en el sufrimiento emocional.

¿Cómo actuarás para encontrar un trabajo mejor?

Si a causa de tu sufrimiento has caído en una depresión.

Cuando te presentes a otras ofertas de trabajo o de al iniciar un nuevo proyecto profesional, estarás sin fuerza, sin energía, sin ilusión y te será mucho más difícil reiniciarte de nuevo.

El sufrimiento no solo es inútil, sino absolutamente nefasto para tu vida y para tu futuro.

Y ahora me dices, vale, pero

¿Cómo hago para controlar mi mente y que no se desborde con pensamientos y emociones de dolor y de sufrimiento?

La respuesta es sencilla pero compleja a la vez.

Si sufres es una señal inequívoca de que te falta mucho por aprender y por crecer como persona.

Si sufres es una señal clara de que, debes parar y aprender cosas de ti que hasta ahora habías negado e ignorado.

Porque tienes que saber algo, otra persona con más autoconocimiento, con más sabiduría, esta situación que a ti te desborda, le supone simplemente un paso más en su camino de la vida y no forzosamente malo.

Necesitarás reformular tus creencias, necesitarás saber quién eres y que es lo realmente importante en tu vida, necesitarás trabajar para saber silo que hasta ahora te era válido lo sigue siendo ahora.

Necesitas aprender a valorar lo realmente importante de tu vida, necesitas calibrar tus prioridades, necesitas aprovechar esta adversidad para aprender de ti, para comprender por qué ha pasado lo que ha pasado.

Igual te das cuenta de que este trabajo no era el tuyo, que en ese trabajo no eres feliz, que te han despedido porque no era tu sitio y tú no estabas dando el 100 %, no sé, hay mucho trabajo personal que hacer, detrás de un hecho, que tú has calificado como de una adversidad.

Igual eso que tú interpretas como una adversidad es el golpe en la frente que necesitabas para que despertases y te dieses cuenta de muchas cosas que te impedían realmente ser feliz.

No lo sé.

Pero en ningún caso una adversidad es un motivo para sufrir.

Te han enseñado el siguiente camino:

Una adversidad implica sufrir.

Y yo te quiero enseñar otro.

Una adversidad implica crecer, evolucionar y transformarte en alguien mejor.

En realidad, una adversidad es solo una lección que la vida te presenta, para que la aprendas, y a través de ella evoluciones a una persona más fuerte y más feliz, pero ahora en tu ofuscación eres incapaz de percibirla así.

Pero en cualquier caso, necesitas rea prender a gestionar tu mente, si quieres que este hecho suponga un paso adelante en tu vida.

Vamos complicando la situación:

Más motivos de sufrimiento.

Pierdes un ser querido.

Cuando pierdes un ser querido sufres mucho, te desesperas incluso, enfermas

Pero todo ese sufrimiento no sirve para nada.

Este gran sufrimiento no hará que vuelva a vivir, ese gran sufrimiento te desgastará, te destruirá, amargará tu vida y la de tu familia y te sumergirás en una melancolía sin fin.

El sufrimiento no te sirve para nada, solo para destruirte, solo para hacerte lo que este ser querido que te ama nunca querría que fuera la causa de tu destrucción.

Te haces a ti, lo que este ser querido nunca querría que te hicieras.

Y solo te lo creas tú en un intento infantil de que las cosas no sean como son, sino como tú querrías que fueran.

Crees que si sufres mucho, es una señal que quieres mucho a esa persona que acabas de perder, pero no te das cuenta de que es exactamente lo contrario.

Esa persona que ha muerto y que amabas y que te quería, no querría verte así, si te viera sufriría mucho por ti.  ¿y tú quieres esto para ella?

¿No te das cuenta de que sufrir de esta forma te deshonra a ti y deshonra a la persona muerta porque la haces responsable de tu sufrimiento?

¿No te das cuenta de que no es esto lo que ella quisiera para ti?

¿Y así mantienes y honras su memoria?

¿Haciendo lo que él no quisiera en ningún caso que hicieras?

Esa falta de aceptación de la realidad, esa mentalidad de moralizar todo lo que pasa como bueno y malo, esa falta de ecuanimidad, esa falta de confianza en la vida, hace que generes unos pensamientos totalmente tóxicos, que al mismo tiempo, te generan unas emociones que te hacen sufrir y que además pueden ser el origen de enfermedades psicosomáticas de dolor físico real.

  • Sufrir es de locos.
  • El dolor emocional es de ignorantes.
  • El malestar emocional es de malas personas.
  • El sufrimiento emocional es de niños pequeños.

 El ser amado nunca volverá, y posiblemente cuando estaba vivo, no le habías dedicado todo el tiempo posible, porque pensabas erróneamente que viviría siempre y eternamente.

Si algo te puede ser útil de esta muerte, es aprender a valorar tu vida, es aprender a valorar a las personas que sí tienes en ella en estos momentos.

Si algo te puede ser útil de esta muerte, es aprender a vivir con más intensidad, con más sentido, es honrar a la persona que se ha ido haciendo de tu vida y de las relaciones que todavía tienes en tu vida unas relaciones con mucho más sentido.

La muerte, como toda adversidad, es una gran lección que la vida te permite aprender, quedarte en el sufrimiento, en la desesperación es no honrar la vida, es no honrar la vida que se ha ido, es no haber aprendido nada de ella, ni haber entendido su mensaje, es no entender que el apego es una de las peores formas de relacionarse con los demás y con el mundo.

Aprender de esta pérdida es la mejor manera de honrar a la persona que ya se ha ido.

Y ahora un clásico de los clásicos:

Te deja a tu pareja.

Sientes una gran pena y un gran sufrimiento emocional

Sientes como si tu mundo se hunde, se te pone un nudo en el estómago y crees que morirás de pena y puedes enfermarte.

No puedes evitar ese gran dolor y te pierdes en una mezcla de sentimientos y emociones de pérdida, de rechazo, de miedo, de desencanto y de tristeza.

Lo cierto es que el motivo real que más dolor causa a las personas es este, más que la pérdida de un trabajo o la de un ser querido (menos la de un hijo), es que tu pareja, de la que estás enamorado o crees que quieres mucho, te deja.

No sabrás cómo superar una ruptura amorosa hasta que no comprendas la raíz del sufrimiento.

Analizaremos el hecho y démonos cuenta de lo inmaduro e infantil de todo ello.

Si sufres porque tu pareja te deja, te impedirá ser consciente de todos los errores que has cometido a la hora de construir esta relación y que de no aprenderlo, lo repetirás en tu próxima pareja en un bucle sin fin.

Sufrir porque una pareja decide que es más feliz sin ti que contigo, es no entender la base de las relaciones humanas, es no entender la base de la relación que deberías mantener contigo mismo y con el otro.

Sin una base relacional basada en la autoestima, en la autonomía personal, en la libertad y en la autenticidad, la relación que construirás, será muy débil y fácil de romperse.

Si sufres porque tu pareja te deja, es porque para ti, la soledad es un lugar gris y oscuro donde te conducirá esta ruptura.

Sufres no porque tu pareja te deja, sufres porque tú te tienes abandonado a ti.

Sufres por no entender el gran lugar que es la soledad para crear y evolucionar.

Sufres porque no eres ni sabes vivir en libertad.

Sufres por tus graves carencias personales y no porque tu pareja ha decidido que es más feliz sin ti que contigo.

Además, si sufres porque te deja tu pareja, le estás dando la razón, te estás demostrando a ti mismo que eres un ser débil, dependiente y patético y tú mismo te deberías dar cuenta, que esta pareja que te ha dejado, es lo mejor que podría hacer ante lo poco que tú le puedes aportar.

Si sufres porque tu pareja te deja, es aceptar tu poca autoestima, el poco valor que te estás dando a ti mismo y el apego que tienes.

Si sufres porque te deja tu pareja es que no tienes idea del gran valor y de la gran vida que puedes tener tú por ti mismo.

Si sufres porque tu pareja te ha dejado es una gran noticia, ya que al fin, la vida te presenta una valiosa lección, te está diciendo que tú no has aprendido todavía a ser feliz por ti mismo y que ahora la vida te regala la gran oportunidad de que aprendas a serlo, que aprendas a ser feliz por ti mismo, porque créeme, la vida puede ser maravillosa solo o acompañado, cuando tú hayas aprendido a ser feliz por ti mismo.

Si sufres porque tu pareja te deja es que no sabes, ni tienes ni idea, de la gran felicidad que te espera con una vida propia, libre y llena de sentido.

Sufres porque quieres.

Sufres porque no sabes vivir una vida.

Sufres porque necesitas aprender a dejar de sufrir.

Sufres porque te quieres tan poco que ni siquiera piensas en aprender a vivir de una manera más digna y plena.

Sufres en realidad porque te lo mereces.

Te lo mereces por tonto.

El dolor emocional te lo creas tú

La clave son tus creencias, fíjate, si tú eres un pobre desgraciado, si tu vida es gris sin la otra persona, si tú eres una persona rica y llena, tu vida puede ser tan buena con tu pareja como sin ella.

¿Dónde está el sufrimiento aquí?

¿El sufrimiento está en que tu pareja te deja o en tu incapacidad de ser feliz por ti mismo?

¿El sufrimiento está en que tu pareja te deja o en tu incapacidad de respetar su libertad y alegrarte por ella si cree que será más feliz sin ti?

¿El sufrimiento está en que tu pareja te deja o en tu egoísmo?

El sufrimiento está en tus limitaciones y apegos personales, el hecho de que te deje o no tu pareja es irrelevante por tu felicidad.

Pero hay más.

Si sufres porque te deja a tu pareja, ya que es más feliz sin ti que contigo, ahora sabes, que a tu pareja nunca le has amado, ni nunca has querido realmente su felicidad.

¿Cómo puedes sufrir por el hecho de que alguien que dices querer desde su libertad, elige un camino mejor que el que está transitando a tu lado, y que no le satisface?

Si sufres porque esa persona que te deja intenta ser feliz por sí misma porque contigo no lo ha conseguido, realmente dice muy poco de tu amor hacia él, si le pones frenos a su decisión con tu sufrimiento.

Lo que tienes es apego, lo contrario y lo opuesto al amor verdadero.

Y si realmente no la estás amando, como quieres que no se vaya del lado de alguien que realmente no la está amando?

Si quieres a alguien, lo quieres feliz y libre y si esta persona decide desde su libertad que este no es su lugar y tú dices que le quieres, te alegrarás por él, y facilitarás su camino, y en ningún caso sufrirás por ver al otro feliz, te alegrarás y potenciarás esta decisión.

Si sufres es que no sabes amar a quien te abandona.

Y si no lo amas, que esperas que haga?

El dolor emocional tiene un origen en la falta de amor propio

Un dibuix d'una noia que aprèn a estimar-se

Quererse a uno mismo es aprender a vivir, es aprender a ser feliz por ti mismo

Es más, si sufres porque tu pareja te ha dejado dice muy poco de ti.

Dice muy poco de ti, porque inconscientemente sufres, pues estás buscando la compasión de tu entorno y sobre todo de quien te ha dejado, inconscientemente esperas que tu sufrimiento despierte en la otra persona, compasión o culpa y vuelva contigo, incluso en contra de sus intereses y motivaciones.

Quieres desesperada e inconscientemente que la realidad sea como tú quisieras y no cómo es.

Sufres porque no estás aceptando la realidad.

Sufres porque no amas lo que es.

No sufres porque te deja tu pareja, o te echan del trabajo, o sufres una pérdida.

Sufres porque no estás amando lo que es.

Sufres porque no estás aceptando la realidad.

Sufres porque eres un tonto.

Y si eres un tonto te mereces sufrir.

Por tonto.

Nos sale este aspecto infantil de niño pequeño, esperando que de algún modo, la pareja que te ha dejado, porque no es feliz contigo (¿nadie se va de dónde es feliz verdad?), quiera volver contigo por pena o porque se sienta mal al verte a ti sufrir.

Al sufrir estamos intentando inconscientemente que el otro se sienta culpable, inconscientemente, tenemos tan arraigado ese rol de víctima, que buscamos ese chantaje emocional a través del sufrimiento, que además es totalmente inútil, porque si tu pareja te deja y tú sufres mucho, tu pareja no vuelve contigo y si vuelve, si vuelve por culpa, porque se siente culpable o porque la has convencido a través del chantaje emocional al ver tu sufrimiento, te volverá a dejar en breve, no sirve para nada sufrir.

Sufrir no sirve para nada.

El dolor emocional no sirve para nada.

Si no entiendes que solo deberías querer a tu lado personas que desde su libertad y autenticidad, quieran estar contigo, nunca dejarás de sufrir por victimizarte.

Si no entiendes que solo cuanto más feliz y autónomo seas por ti mismo y menos apegado estés a los demás, menos sufrirás y más atractivo serás para los demás.

Desde esta visión de la vida sin amor propio, siempre sufrirás a tus parejas, sufrirás cuando las busques porque las necesitas y no las tienes, sufrirás cuando las tengas por miedo a perderlas y sufrirás cuando se vayan por haberlas perdido.

La clave de todo ello es empoderarte, es ser feliz y autónomo por ti mismo, es no aferrarse, es no necesitar, es no sufrir, es permitir la libertad y la autonomía en tu vida y en la vida de las personas que te rodean.

Cuanto menos sufras más relaciones de calidad tendrás, cuanto menos sufras más cómodas estarán contigo tus parejas, cuanto menos sufras mejor estarás contigo y cuanto mejor estés contigo más atractivo serás para los demás.

El sufrimiento es lo contrario que necesitas cuando te deje una pareja, es el que más te perjudicará por ser feliz por ti.

Solo o con una nueva pareja mejor.

Así pues?, ¿por qué sufres?

¿Por qué sufrir?

Un cervell humà dibuixat amb intel·ligència artificial

Sufres por todo y por nada

¿Cuáles son las carencias personales que deberías mejorar que potencian tu sufrimiento?

El miedo nos crea dolor emocional

La sociedad te inocula en tu inconsciente mensajes amenazadores y llegas a la conclusión de que el mundo es un lugar horrible donde vivir.

Vives con miedo.

El miedo te genera sufrimiento.

No sufres por lo que te pasa, sino que sufres por el miedo que sientes ante eso que te pasa.

La sociedad nos transmite que no podemos confiar los unos con los otros.

Y este miedo hace que busquemos salidas profesionales seguras y dejemos de arriesgar y buscar nuestros sueños y esta situación y sensación nos hace sufrir.

Este miedo hace que nos intentemos proteger dentro de una caja de certezas hasta crearnos una cárcel propia en la que nos sentimos seguros.

El miedo no debería ser un carcelero, sino un maestro, deberíamos abrazar el miedo y atravesarlo porque es una señal que te estás acercando a los límites de tu zona de comodidad, y sentir el miedo como una bendición, me estoy atreviendo, me estoy acercando.

Todos los miedos son ilusorios, pero el miedo evita que vayas por tus sueños y ese miedo solo está dentro de ti, tú eres el único responsable de no ir a donde quieres ir, de no hacer lo que quieres hacer, nada hay fuera de ti que te lo impida, solo tu miedo que está dentro de ti y que te hace sufrir.

Deberías comprender que es el miedo, es solo un déficit de confianza, de coraje, de valentía que tienes dentro de ti y que puedes desarrollar, este debería ser tu propósito de vida, aprender a ser valiente, aprender a combatir contra los elementos ilusorios que impiden realizarte.

Saber quién eres es la clave.

Sabes que quieres hacer cosas o vivir diferente, pero el miedo te impide.

Todo tendrás que resolverlo desde tu interior, el miedo es oscuridad interior y deberías ir allí y encender una linterna a través de tu sabiduría.

Cuanto más te conozcas, más conocerás lo que boicotea tu libertad y tus deseos.

Comprende por qué tienes miedo, aprende a saber por qué sientes esto, tenemos tanto miedo que nos justificamos, nos engañamos y nos negamos a averiguar por qué sentimos lo que sentimos cuando queremos avanzar por caminos desconocidos.

Si sufres y no sabes por qué, busca tus miedos, aprende de ellos, abrázalos e intenta sentirlos más a menudo, no hagas como siempre y te alejes del miedo, haz lo contrario, ve donde están tus miedos y a base de tratar con ellos y atravesarlos te irán desapareciendo.

¿Quieres dejar de sufrir?

Deja de tener miedo a ser tú y a ir por aquello que quieres, aunque no lo consigas.

¿Por qué sufro tanto?

Sufres porque no sabes dejar de sufrir.

Deberías cambiar la perspectiva de cómo ves el mundo y la vida.

El mundo no es un lugar donde vengas a ser feliz y a estar cómodo sentado en un sofá.

Al mundo has venido a aprender y a evolucionar desde la incomodidad.

Si sufres la incomodidad no evolucionarás.

Si buscas la incomodidad hasta que te divierta vivirla evolucionaras.

Debes dejar de sufrir la adversidad para poder evolucionar.

Deberías ver el mundo como una realidad que solo te presenta valiosas lecciones que deberías aprender.

Percibir a los demás como que no tienen ningún poder sobre ti, a no ser que tú lo permitas.

Observar el error como un gran maestro cuando veas que es necesario para avanzar y aprender.

Y te das cuenta de que el sufrimiento solo es una visión limitada de tus capacidades.

Y cuando te das cuenta de que no hay nada en el mundo que tengas que tener miedo, te darás cuenta de que eres solo tú el que limita tu viaje.

El “apego” nos hace sentir malestar emocional

El apego te mantiene inmóvil en una zona de comodidad insatisfactoria para ti.

El apego te hace seguir en lugares que no te satisfacen, en un trabajo, en una ciudad, en una casa o en unas relaciones que ya no son satisfactorias y pese a que no lo son sigues ahí.

No sabes volar a sitios nuevos donde crees que puedes estar mejor, la rutina, las costumbres, el miedo, la vergüenza, la falta de confianza, la culpa, te hace seguir donde ya no estás bien.

Si estás en una relación personal, familiar de amistad, social o de pareja en la que no eres feliz, o en un trabajo que te ahoga, en el que no te sientes bien tratado, en el que no se te permite ser tú mismo y no te alejas, es señal de que estás apegado, es una señal que no te honras, es una señal de que no te priorizas.

Si sufres porque no sabes alejarte, deberías aprender a saber que lo que te pasa, es que estás apegado y deberías trabajar el desapego.

El despego se trabaja con muchas dosis de autoestima y una reformulación a fondo de tus creencias, a más autoestima, más desapego, a menos autoestima más apego, es inversamente proporcional una cosa con la otra.

Curiosamente, las personas que más se enamoran son las que menos autoestima tienen, ¿por qué va a ser?

Si te quieres poco, te honrarás poco, te priorizarás poco y aguantarás más cosas de las que no te hacen bien, de las que deberías permitir.

Y una vez más, fíjate, tú eres el único corresponsable y coceador de ese sufrimiento, eres un cómplice de estas malas experiencias porque las estás permitiendo.

Si estás apegado a situaciones o personas que no te aportan mucha felicidad, pero que inconscientemente piensas que si las sueltas, te sentirás culpable, mala persona, o te criticarán, estás creando circunstancias que no te harán sentir bien.

El apego te condiciona la vida mucho más de lo que crees, creo que es el factor más decisivo en crearte situaciones en las que sufres.

Piensa una cosa, la sociedad nos ha educado en aguantar, a soportar, a sacrificarse, a renunciar, y ya es hora de que te despiertes y te des cuenta de que todo ello, es solo una forma más de manipular tu vida y condicionarla, en contra de tu voluntad y tus necesidades.

Nadie te ha enseñado a mejorar tu vida a tu manera, por ti misma y te sientes culpable cuando lo intentas, necesitas desapegarte.

¿Cómo aprender a despegarte para dejar de sentir dolor emocional?

Este artículo es para que entiendas que el apego es un motivo muy importante para que sufras, si quieres aprender cómo despegarte puedes visitar otros artículos de mi blog en los que hablo de ello.

Estás apegado porque no eres capaz de ser libre, de liberarte de tus creencias que te obligan a quedarte donde no estás bien, no eres capaz de dejar de hacer cosas que no quieres hacer, no eres capaz de dejar de relacionarte con quien ya no te hace bien.

El apego te hace creer que alguien o algo es tu felicidad y te aferras a ese alguien o a esa cosa, aunque estás constatando que aquí ya no eres feliz y te es imposible alejarte.

El apego hace mantenerte en lugares o cerca de personas con las que ya no fluyes, no te sientes bien y en paz.

Cuando aprendas a desapegarte, entenderás que antes de esa relación que ahora no te hace bien, no sabías ser feliz por ti mismo, puede que al entrar en esa relación experimentarás algo de felicidad, pero ahora has constatado que no era una felicidad duradera, ahora te escuchas, te honras, respetas tu intuición y experimentas que, ahora no sientes felicidad, pero estás apegado a una decisión equivocada que tomaste con la ignorancia de pensar que la felicidad estaba fuera.

Y no pasa nada, debes respetar lo que sientes y actuar en consecuencia.

Si ahora vives una relación tormentosa con tus padres, en el trabajo, en la familia, de lucha de discusiones, de dolor, deberías superar esta inclinación enfermiza a quedarte allí a intentar resolver lo que hace ya mucho tiempo que no tiene solución y atreverte a dejarlo, claro que experimentarás un dolor, pero es un dolor que te liberará y te permitirá seguir tu camino hacia lugares donde estés en paz y armonía.

Tienes que entender algunas cosas, tú no puedes ser diferente de lo que eres, ni deberías pretenderlo y los demás exactamente igual, es por eso que, deberías saber que nada ni nadie debe hacerte sentir mal por ser como eres y te deberías alejar de dónde tú no estás bien.

Y si no puedes deberías trabajar el desapego.

Si esta relación ya no tiene nada que ver contigo ni con tu felicidad deja de aferrarte, no dejes un trabajo de un día para otro, pero empieza a plantearte una salida digna para ti.

Hay mucho apego en la vida de todos, y es la causa de mucho sufrimiento, hay que trabajar la desafección, que no es indiferencia, es entender que es lo que necesitas para ser feliz y que es lo que no necesitas y entender que todo lo que necesitas está en tu interior.

Entender que la vida está conspirando constantemente no para darte lo que quieres sino lo que necesitas, para aprender a sentirte feliz por ti mismo y a confiar en que siempre tendrás lo que necesitas para ser feliz.

En el ámbito de las relaciones humanas, nadie te da ni nadie te quita nada.

La culpa nos hace sufrir

Si sufres estás gestionando mal lo que tu mente te está contando, no estás aceptando, no estás aprendiendo, no estás bien en soledad, no filtras relaciones, estás apegado a relaciones que no te nutren.

La culpa de no saber decir que no te hace sufrir.

Sentir culpa por poner límites.

Sentir culpa por ser tú, si este que eres tú, no hace feliz a otro.

Trabaja esto.

La culpa solo existe en una sociedad victimista, sin víctimas no hay culpa, ser víctima es creer que tu felicidad está fuera, ser víctima es no permitir la libertad ajena, ni el error ajeno, ser víctima es dejar la responsabilidad de tu felicidad, fuera de ti.

Creer en la culpa es potenciar el victimismo en el otro y potenciar y alimentar su ignorancia.

Ser libre es tomar tus decisiones desde la Intuición, desde la autoestima, y la culpa te impide ser libre.

La culpa es ser controlado por el victimismo ajeno.

Sentir culpa es creer que más vale la felicidad ajena que la propia, es tener muy poca autoestima.

Sentir culpa es creer que tú eres responsable de la felicidad del otro.

Libérate de la culpa, tú no puedes hacer daño a nadie si decides desde tu libertad e intuición, es el otro lo que está apegado a lo que tú hagas con tu libertad, es el otro el que es un victimista, es el otro el que no se hace responsable de su vida y escoge la actitud emocional adecuada para no depender de lo que tú haces con tu libertad. 

Si realmente quieres ayudar a un victimista, no caigas en su trampa y deja de sentirte culpable por decidir desde tu intuición y libertad, aunque esta libertad implique que esta otra persona sufra, di no cuando quieras decir no, tienes derecho a poner limites a tus relaciones y más si son parásitas para ti, si te pesan o si no te nutren.

Tienes derecho a decir no, permite que sufra quién tenga que sufrir, permite que crezca a través de este sufrimiento.

El ser humano necesita sufrir para dejar de sufrir.

El ser humano necesita sufrir para aprender a hacerse responsable de su vida.

El ser humano necesita sufrir para aprender.

El ser humano necesita dolor emocional para poder avanzar.

La culpa evita esto.

Evita que provoques un sufrimiento que el otro necesita para poder evolucionar de víctima a ser responsable de su vida.

El ser humano necesita aprender más aceptación y vivir desde el agradecimiento.

Inspirarlo con tu libertad sin culpa, le estás ayudando mucho más que seguirle la corriente con la culpa.

Sé libre, toma tus decisiones desde la Intuición y la autoestima sin sentirte culpable, incluso decir no, es el mejor favor que puedes hacer a un victimista que te culpa y sufre por ello.

Tienes derecho a escoger con quien compartes tu tiempo porque es valioso para ti.

Tienes derecho a decir no, tienes derecho a poner límites y filtros, puedes compartir sí, pero también tienes derecho a nutrirte de personas que te sumen o dedicar más tiempo a la soledad y a la creatividad que construyes en ella.

Existen muchas relaciones que están en tu vida y que nunca te has parado a analizarlas y a valorarlas si son nutritivas para ti, decir no a estas relaciones es decirte si a ti.

Decir no a una relación es aceptar la realidad, es aceptar la esencia de todos, pero también la tuya, que nadie te perturbe, ser amable con todos, comparte con todos tu luz, pero filtra y elige también, decir no a alguien es decirte si a ti, sin culpa, tú no eres responsable de la felicidad de nadie, ni debes satisfacer las expectativas de nadie.

Despierta.

La infravaloración personal nos crea malestar emocional 

Desde que nacemos estamos rodeados de inputs que anulan nuestra esencia, que nos esclavizan a creencias que no nos sirven para nada y nos desempoderan.

El sistema educativo es solo un «parking» en el que nos repiten que todos somos iguales, que todos deberíamos tener las mismas aspiraciones y sueños, cuando la realidad es, que todos somos diferentes, todos tenemos una razón de ser diferente del resto y es esta razón es la que deberías conocer y seguir.

Pero la educación nos ha visto como un vaso vacío que debía llenar de conocimientos, de ideas, de creencias totalmente estandarizadas y a todos por igual, en vez de ver en cada uno de nosotros un proyecto único que alimentar y alentar, nos han llenado de ideas preestablecidas que para muchos de nosotros son incluso antagónicas para poder evolucionar.

La sociedad te dice cuáles son los valores y los debes a perseguir, nos han dicho hasta el aburrimiento que hay ciertas cosas como el éxito, el poder, el dinero, el que te quieran y que piensen bien de ti, que esto tiene valor, pero igual para ti estos valores, ya no son los tuyos.

Es por eso que salir de la zona de comodidad que te han vendido sin que tú pudieras cuestionarlo, te puede ayudar a definir tus valores, tu noción de lo que es el éxito para ti.

Siempre haciendo caso a los padres, a los profesores, a los jefes, a la religión, a la moral imperante, a las leyes, a los políticos.

¿Y cuándo nos hacemos caso a nosotros mismos?

Tenemos absolutamente atrofiado el músculo de la intuición.

¿Y cuántas veces nos hacemos caso a nosotros mismos?

¿Y cuántas veces sentimos que es por aquí y seguimos firmes lo que pensamos y creemos?

¿Cuántas veces nos hacemos caso a nosotros mismos y seguimos nuestra vocación?

¿Cuántas veces nos atrevemos a hacer lo que sentimos y creemos?

Casi siempre preferimos seguir el camino de la mayoría que lo que sentimos, por miedo o ignorancia de quienes somos en realidad y por miedo a dónde nos podría llevar.

Deja de darle valor a todo lo que para ti no tiene valor, porque ahora sabes que lo que tiene valor es subjetivo.

Deberías buscar cuáles son tus creencias, tus valores reales y cuáles son esas cosas por las que vale la pena que «pierdas» tu vida.

O la ganes.

La mayoría de las personas no creen en sí mismas, además, nos han hecho creer que si crees en ti eres un creído, un fanfarrón, un vanidoso, no es así, creer en ti, te permite crear, te permite hacer cosas que sin duda pueden también ser muy valiosas por los demás que te rodean, nada es más inspirador y positivo que alguien que sabe que quiere, que siente lo que hace y que va a buscarlo sin dudas.

No creemos en nosotros mismos, estamos totalmente ciegos y perdidos.

¿Cómo volver a creer en nosotros?

Creemos que no tenemos talento, estamos tan alienados de nosotros mismos que ni siquiera sabemos lo que nos gusta.

Estamos totalmente desconectados de nuestro ser, de nuestra esencia, todos tenemos talentos, hobbies, cada uno los suyos y deberíamos conocernos para conocerlos.

Este es el principio de todo.

Busca la soledad, deja de escuchar a todo el mundo y escúchate a ti, busca el silencio, busca la paz, y en ella escúchate.

¿Qué me gusta?

¿Qué me hace sentir bien?

¿Qué es lo que, cuando lo estoy haciendo, me pasan las horas sin darme cuenta?

¿Dónde me gustaría vivir?

¿Con quién me gustaría relacionar?

¿Y con quién no?

¿Qué quiero hacer?

¿Cómo?

¿Dónde?

¿Puedo?

¿Qué debería hacer que no estoy haciendo?

Estamos condenados a encontrar nuestro sitio en este mundo y este es un trabajo que no podemos delegar en nadie

Es intransferible, nadie sabe mejor que tú que quieres, que necesitas, que te gusta realmente, es empezar a hacerte valer, a valorarte, a creer en ti y a salir de esa zona de comodidad que te aliena y te infravalora.

Deja de escuchar consejos, deja de hacer caso a las críticas de aquellos que nunca se han atrevido a nada.

No esperes a que te apoyen aquellos que nunca han salido de su zona de comodidad y que solo han hecho lo que hacen todos.

Tienes ideas brillantes, pero no te atreves a dar el salto, ¿qué pensarán de mí?, ¿quién soy yo para hacer esto?

No podré, fracasaré.

Debemos ser personas felices, personas realizadas, personas que hacemos lo que amamos.

Si no creemos en nosotros mismos, sufriremos.

Nada genera más sufrimiento que no creer en ti.

Despertaremos la envidia de gente acomplejada que en vez de mirarse en el espejo y darse cuenta de que tienen un problema interior a resolver, lo proyectan fuera en forma de juicio y condena, pero para otros serás un referente.

Si este ha podido, yo también podría, pero hay una vocecita que te dice que no, pero esa es la batalla que debes vencer.

Si no lo haces sufrirás dolor emocional.

Tú no eres la charla de tu cabeza que te dice que no puedes, tú eres el ser que escucha esta charla, que puede modificar esta charla en tu cabeza y así podrás cambiar tu vida, pero no nos han enseñado cómo.

Esta es la lucha.

Deja de sufrir y comienza a vivir una vida que valga realmente la pena.

Sientes dolor emocional porque no sabes cómo gestionar las emociones que sientes.

El dolor emocional está vinculado a las emociones y las emociones tienen origen en tus creencias y tus creencias las has adoptado tú y puedes cambiarlas.

El dolor emocional no es que no sirva para nada, es que además, es muy perjudicial para tu vida.

Además de la desgracia que has sufrido, si sufres además, dolor emocional puedes perder la salud y la ilusión por vivir.

El sufrimiento no arregla nada, no ayuda en nada, no repara nada, solo te destruye el alma y la esencia.

El sufrimiento en realidad, satisface dos funciones muy primarias y muy infantiles:

La primera es la de la pataleta histérica infantil de cuando el niño no obtiene lo que quiere y cree que sufriendo mucho lo conseguirá, es una manera de intentar manipular el amor de los padres a través de la inmolación, es un chantaje emocional sobre alguien que los ama.

La segunda es intentar a través del sufrimiento, asumir un rol de víctima desvalida e inocente y a través de la compasión, intentar manipular a otro, cercano, para que sienta culpa, pena o ambas cosas y así poder controlarlo, es un atentado contra la libertad personal a través de la culpa.

Pero este sufrimiento nunca resuelve nada y lo empeora todo.

Este dolor emocional que sientes ante una adversidad nunca arregla las cosas y siempre las estropea.

Sufrir ante una adversidad es un recurso infantil e inconsciente absolutamente inútil, vacía y de grandes consecuencias psicológicas tóxicas para quien lo padece y para su entorno.

la vida siempre te traerá regalos envueltos en adversidades.

La vida no es más que esto.

Y debes aprender de ellas, necesitas aprender de ellas para que puedas evolucionar y transformarte en la persona que realmente eres.

La adversidad te permite hacer el viaje de la vida.

pero la adversidad nunca debería ser un motivo para el sufrimiento.

Nunca.

Si sufres emocionalmente deberías saber que el cuerpo te está enviando una señal de que no estás gestionando bien tu mente.

Te está avisando de que tienes creencias que deberías revisar, te está diciendo que no eres consciente de que eres un ignorante, te está diciendo que eres un ignorante y que deberías aprender algo que todavía no sabes.

Te está diciendo que como sigas así y no cambies nada en ti, tu cuerpo sufrirá, se lesionará y sufrirás y esta adversidad que deberías resolver, este sufrimiento te lo dificultará aún más.

Sufrimiento emocional y dolor psicosomático

Confundimos dolor con sufrimiento.

Es cierto que el sufrimiento emocional te puede originar una enfermedad psicosomática que puede causarte mucho dolor.

Pero son cosas distintas.

Una cosa es el sufrimiento que sientes ante una adversidad si no sabes gestionar bien tus creencias y emociones y otra es el dolor físico que sentirás si este sufrimiento te origina un trastorno psicosomático.

No sabemos diferenciar bien el sufrimiento emocional del dolor físico.

El sufrimiento emocional es una mala gestión de tus creencias y emociones que solo tú puedes desactivar.

El sufrimiento emocional no sirve para nada y solo te perjudicará.

El dolor físico es un aviso.

El dolor físico te avisa para que no te lesiones más.

El dolor físico es una advertencia que te avisa de que tengas cuidado con tus propios límites.

El dolor físico te informa de que estás haciendo, de cómo estás viviendo, de tu calidad de vida, de cómo te estás alimentando, de tu estilo de vida y te está avisando de que, cómo sigas viviendo así de mal, el dolor aumentará y puede convertirse en una enfermedad o en una lesión.

En cambio, el dolor emocional tiene que ver en cómo piensas, en la calidad de tus creencias, en las emociones que creas en función de tus pensamientos sobre la realidad.

Dolor emocional es cuando interpretas la realidad objetiva y neutra de manera subjetiva, egocéntrica y no adaptativa.

Sufrimiento es cómo interpretas la realidad como buena o mala en función de tus necesidades e intereses y así, tú mismo eres el origen sin ser- consciente de tu propio malestar emocional.

Hasta que no seas consciente de que el dolor emocional es causante de lesiones y enfermedades, no te plantearás seriamente aprender a dejar de sufrir por ti mismo.

¿Sabes que es la enfermedad psicosomática?

El 80 % de las enfermedades que se visitan en las consultas médicas son así, son de origen psicosomático.

La forma en como gestionas tu mente es la clave de tu salud física.

Deja de herirte emocionalmente a ti mismo, deja de hacerte daño físico con tus pensamientos mal gestionados.

Tú eres el único responsable de hacerte daño emocionalmente.

Y ese dolor emocional lo negamos, lo ignoramos, lo minimizamos, lo ridiculizamos, nos medicamos y culpamos a los demás de lo que sentimos, sin en ningún caso asumir, la responsabilidad de ese dolor.

Y con ese dolor encima, nos es imposible vivir en el momento presente, porque para intentar escaparnos de ese dolor emocional que no nos deja vivir, nos vamos al pasado para pensar en lo que debería haber sido, nos refugiamos en la melancolía de lo que debería haber pasado, vamos al reino «de los querría, esperaba o desearía» y nos alejamos del momento presente, el único lugar donde pasa tu vida.

La función del dolor es advertirnos de que estamos dañando nuestro cuerpo, la función del sufrimiento es avisarnos de que no estamos gestionando bien nuestras experiencias mentales y emocionales.

El sufrimiento no tiene que ver con los demás, ni con lo que ocurre en la realidad, tiene que ver con lo que tú piensas sobre lo que ocurre.

El sufrimiento se origina en tu mente, en tus creencias, en tus pensamientos, en tus interpretaciones, en tu falta de conocimientos para gestionar una máquina tan perfecta y potente como es nuestra mente.

Todo tu sufrimiento pasa en tu mente y se manifiesta a través de esta vocecita de tu ego que no sabes cómo parar y que ahora sabes que es tu ignorancia, tu inconsciencia de no saber cómo gestionar esos traumas y heridas que tanto te perjudican.

La mente es una máquina maravillosa, pero muy compleja y es necesario un gran autoconocimiento para saber gestionarla adecuadamente y de ti depende saber o no saber hacerlo.

No hemos nacido enseñados para gestionarla, necesitamos mucha humildad y esfuerzo personal para entender cómo funciona, para entender quiénes somos y cómo vivir en armonía con ella.

Tu mente te gobierna a ti, cuando tú deberías ser lo quien la gobernara a ella.

Estos pensamientos incontrolables tan hirientes llenos de tristeza y de miedo que te los crees, que te enganchas a ellos y que crees que son verdad, te van creando estas emociones que se manifiestan físicamente en forma de sufrimiento.

Y el sufrimiento te lleva al dolor a través de la enfermedad psicosomática en un bucle sin fin.

El sufrimiento y el dolor son cosas muy distintas, no tienen nada en común y las confundimos, pero tratamos de la misma manera.

Mi idea en este artículo es que entiendas la importancia de aprender a gestionar bien tus emociones y creencias, y para eso, es necesario que quieras aprender, en el fondo es aprender a vivir una vida que valga la piensa ser vivida.

¿Cómo aprender a dejar de sufrir dolor emocional?

Puedes aprender a dejar de sufrir cuando entiendas los mecanismos de ese sufrimiento emocional.

Analizar lo que ocurre cuando la realidad no es como tú quieres, ¿qué pasa en tu mente?

Cuando hay un hecho que tú interpretas desde una posición egocéntrica y moral como mala hacia tus intereses, te pones a la defensiva, buscas un culpable fuera, te sientes agraviado y dolido, sufres y culpas, juzgas y condenas con tu crítica y desprecio.

Y todo esto que haces inconscientemente, deberías revisarlo profundamente.

Lo primero que debes hacer es dejar de culpar a alguien de tu sufrimiento, si responsabilizas a alguien de tu dolor en función de la experiencia que has vivido, te impedirá sacar de esta experiencia una valiosa lección.

Lo primero que debes hacer es asumir tú la responsabilidad sobre el hecho en cuestión, que ha inspirado el hecho, de que tú te produjeras a ti mismo ese dolor.

Tienes que dejar de actuar como una víctima para actuar desde tu responsabilidad personal.

Tienes que dejar de pensar que lo externo a ti es realmente el responsable de tu sufrimiento.

Tienes que dejar de pensar que tú no tienes que cambiar nada y no justificar tu dolor pensando que la culpa de todos tus males está fuera de ti, debes dejar de razonarte que la culpa de todos tus males es la «gente mala» que inunda el mundo y que son ellos los que deberían cambiar.

Debes dejar de razonar que la culpa de todos tus males es tuya y de tu incompetencia o falta de valor personal.

Si la vida te duele y te victimizas, si culpas a los demás de tu sufrimiento te alivia, pero te mantiene anclado en tu zona de comodidad en la que nada tienes que cambiar.

Si cometes un error y te haces daño, aunque sientas dolor, puedes escoger no victimizarte y escoger un diálogo interno que te impida sufrir.

Vamos a ver un caso clásico para terminar con este artículo:

Estás aprendiendo a montar en bicicleta y te has caído al suelo.

Observa qué aprendizaje puedes sacar, observa cuál ha sido tu responsabilidad, analiza que podías hacer tú, para hacer de esta experiencia, una valiosa lección de vida.

Es educarte en la responsabilidad.

Estás aprendiendo a montar en bicicleta y has caído.

Vale.

¿Te has hecho daño?

Te levantas con la ayuda del suelo, que por eso está ahí, y aprendes de tus propios errores y algún día, a través del arte de la responsabilidad, habrás aprendido a montar en bicicleta sin caerte de ella y empezarás a disfrutar de la maravilla que es ir bien con la bicicleta.

Así funciona realmente una vida bien vivida.

¿De qué manera nos educamos con el tipo de pensamientos y de interpretaciones que tenemos cada vez que nos suceden cosas neutras, pero que nosotros interpretamos de tal modo que nos hacen sufrir?

¿Cómo nos relacionamos con esto?

La tendencia habitual es caer en el victimismo, en ese afán de culpar y dejarnos a nosotros inocentes.

O con la actitud aún más tóxica de culparte a ti, de lo desastre que eres, cuando cometes errores naturales y normales en el proceso de aprendizaje.

Y esta actitud, nos mantiene en esa zona de comodidad en la que nada debemos cambiar porque quien debe cambiar es el mundo, los demás o la realidad.

El dolor emocional es un dolor físico que puede terminar en enfermedad psicosomática.

El dolor emocional te puede llevar a la enfermedad física y real.

Sufrir emocionalmente te está diciendo que necesitas aprender a manejarte.

El dolor emocional es el inicio de una enfermedad física o el inicio de un proceso de crecimiento personal que te llevará de la debilidad actual a la fortaleza y una mejor vida.

Tú eliges.

No sabes qué hacer para dejar de sufrir emocionalmente
Saber el porqué nunca es suficiente.

Por qué no es suficiente el conocimiento, la razón, sino la aplicación de este conocimiento, y por eso es necesario que alguien te acompañe en este proceso.

Tienes derecho a darte una segunda oportunidad, tienes derecho a entender por qué te encuentras así y porqué has llegado aquí, pero todavía tienes más derecho a empezar de nuevo, pero no igual como has llegado sino más sabio, más fuerte, más libre.

Sufrir y aprender del sufrimiento

La vida es una sucesión de caídas y de vueltas a la vida de nuevo y volverás a caer.

Y aprenderás a qué no pasa nada porque volverás a levantarte y volverás a caer una y otra vez y muchas veces más, pero no importará ya más.

Porque lo que realmente importa es que no te rindas a vivir intensamente ni a aprender cosas nuevas ni a emocionarte de nuevo porque habrás aprendido a levantarte una vez más.

Y cada vez que lo hagas será más sabio, más fuerte, más libre y más feliz.

¿Has sufrido?

Es una buena señal de que vives una vida.

¿Y que has aprendido?

Aquí es donde debemos llegar.

Esto es lo único importante al fin, y una vez aprendida la lección que te ofrece la vida gracias al sufrimiento, es no mirar más atrás.

¡Una vida plena te está esperando aquí delante! Y el acompañamiento psicológico al alcanzar objetivos o coaching es un buen camino de partida.

Liberado de todo lo que has creído en la vida que te hace sufrir y que, por tanto, a TI no te funciona para vivir en paz.

Deberías rechazar los pensamientos que te hacen sufrir o que no te son útiles para ser feliz, porque a ver, lo que tú piensas, lo que tú crees debería llevarte allá donde tú quisieras ir y si no te llevan, es que no te valen y deberías transformarlas.

Lo primero es tomar conciencia de que esta forma de pensar te perjudica y si tomamos conciencia, ya nos ayuda a romper patrones de conducta que no nos llevan a la paz.

¿Por qué padezco dolor emocional?

Yo les contesto con otra pregunta. ¿Piensas bien? ¿Te hablas bien? ¿Cómo puedes saber si lo que piensas sobre lo que te ocurre es verdad?

Lo que piensas TU sobre ti mismo, lo que piensas TI sobre lo que te pasa, lo que piensas TU sobre qué hacen o son los demás y sobre lo que para TI es el mundo, debes saber que no es del todo verdad, es sólo una opinión. TU opinión.

¿Pero es cierta?

Hazte esta pregunta y responde sinceramente.

¿Lo que tú piensas sobre ti y tu realidad te alegra o te amarga la vida?

Tienes que saber que lo que tú crees sobre quién eres tú, que haces y si lo haces bien o mal, cómo eres, quiénes son los demás y cómo son y en definitiva que es y cómo es el mundo no tiene por qué ser una opinión verdadera.

Tienes que entender por empezar un hecho incontestable.
Cada uno interpreta los mensajes que recibe del exterior en función de sus propias ideas, en definitiva en función de cómo uno piensa sobre un hecho o una circunstancia determinada y generará en su interior unos efectos de paz y felicidad o de tristeza y angustia y los hechos pueden ser exactamente los mismos.

¿Cómo piensas?

Es fácil saber.

¿Eres feliz?

¿Estás en paz?

¿Estás contento?

Si es así, posiblemente será porque estás pensando bien.

Si te sientes desgraciado, angustiado, triste, deprimido.

Posiblemente, deberías revisar cómo estructuras tus pensamientos y tus pensamientos ¡sólo dependen de TI!

¿Por qué sientes tanto malestar emocional?

¿Por qué estoy triste?

Primero deberías entender un concepto clave: Tu mirada.

Vamos al ejemplo más típico de todos. Cuando ves un vaso con agua hasta la mitad, ¿cómo lo ves?

Medio lleno o medio ocho?

Y después entender que sufrir como forma de vida no es una opción. Nunca debería ser una opción para TI.

Vivir en paz con nosotros es un reto maravilloso y visto cómo vivimos parece que no es fácil, nada fácil porque en realidad el sufrimiento es la ausencia de saber pensar bien y lo digo sin querer ofender a nadie.

Necesitamos urgentemente aprender a pensar bien.

Muchas creencias sociales nos hacen sufrir básicamente porque son falsas, porque de ser ciertas no nos harían sufrir, por lo que necesitamos volver a aprender a pensar.

Volver a aprender a mirarnos a nosotros, a los demás y al mundo con otros ojos y que nos ayude a vivir más con paz.

Ante todo deberíamos identificar cuáles son aquellos pensamientos que nos hacen sufrir ya través de estos pensamientos sabremos en qué creemos y hay que analizar en profundidad si lo que creemos nos ayuda a vivir o nos limita.

Las emociones y los sentimientos suelen confundirnos, y, en cambio, de regir nuestra mente por lo que deberíamos pensar, los que sentimos nos distrae y nos lleva a lugares que no deberíamos ir.

Lo que debería regir tu vida y tu forma de pensar es tu convencimiento de ser feliz tal y como eres y con lo que tienes.

No eres otro ni tienes más que lo que tienes y buscar el máximo bien para todas las personas que te rodean al margen de cómo sean, piensen o hagan.

Pensamos que lo normal es que la vida nos lleve problemas continuamente y pensamos que el sufrimiento es normal en nuestra sociedad y además

Es la culpa de todo ello la tienen los demás con su egoísmo, el trabajo, la sociedad, la política o incluso nosotros mismos que somos unos inútiles y unos perdedores.

Y aquí es donde comienza el cambio.

Si somos capaces de entender que, en cambio, de culpar a los demás, a la vida oa nosotros mismos de todos nuestros males lo que debemos hacer es responsabilizarnos a nosotros mismos de todo ello y sobre todo de lo que pensamos, de lo que creemos y de si estamos pensando y creyendo correctamente.

El cambio se inicia cuando nos responsabilizamos de nuestras propias creencias que son realmente las que nos limitan y amargan la vida.

Si mi mundo funciona bien y mi vida está llena y gozosa no hace falta que revise nada.

Da igual como cuando voy a un museo muy importante de arte y valoro, disfruto y me emociono en cada una de las obras que allí se exponen.

Si no entiendo ninguna de las obras que allí se exponen ni disfruto ni las sé valorar y mucho menos entiendo que alguien pueda pagar sumas de dinero relevante para poder disfrutarlo cada día en su casa es necesario que revise algunas cosas.

Debería aprender algo de arte.

¿Verdad?

Necesitamos arte para todo, también para saber cómo hacer para que una relación de pareja dure, todo es diferente pero todo lo mismo.

Todos tenemos muchas convicciones, opiniones, suposiciones, presunciones, sensaciones, creencias, pensamientos, sentimiento e ideas y está bien.

Pero deberíamos revisar aquellas que nos hacen sufrir, porque sufrir no debería ser una opción, sufrir no es el destino de las personas humanas, el destino que debemos querer por nosotros y por todos, es ser felices, aquí y ahora.

Cualquier cosa que me haga sufrir es que yo no estoy entendiendo cuál es la realidad bajo la que estoy viviendo esa experiencia.

La verdad nos hará libres, dicen los sabios, pero si después de creer algo, de entender algo, de interpretar algo no me siento libre, no me siento bien y en paz, es que no es verdad. Y, por tanto, debo revisarlo.

Debo revisar las cosas que creo y que no son verdad, porque mi vida debe estar en paz, debe llenarse de paz.

Y aquí es donde entra el gran maestro que se llama sufrimiento, el sufrimiento nos indica cuáles son esas convicciones, opiniones, suposiciones, presunciones, sensaciones, creencias, pensamientos, sentimientos e ideas, que a nosotros no nos valen, que por nosotros no son verdad y que deberíamos revisar y transformar.

El dolor emocional es un aviso de que algo en tu mente no funciona bien.

El malestar emocional es un aviso de que debes cambiar cosas de tu vida y que solo puedes cambiarlas tú.

El sufrimiento emocional te avisa y te guía, pero el camino sólo puedes recorrerlo tú.

Libros que deberías tener en cuenta para poder ser más feliz

Bibliografía

Estos autores me han inspirado para crear este post

  1. Christopher Ryan y Cacilda Jetha ( 2012). EN EL PRINCIPIO ERA EL SEXO: LOS ORIGENES DE LA SEXUALIDAD MODERNA. COMO NOS EMPAREJAMOS Y POR QUE NOS SEPARAMOS. Editorial Paidos Ibérica.

Eliminar el dolor emocional es posible

Puedes ser más feliz si aprendes a gestionar adecuadamente tus emociones y expectativas.

Nadie ha dicho que fuese fácil la vida, pero es posible vivirla mejor.

Es posible hacer las cosas bien si uno se esfuerza, aprende y lo aplica, y para ello estoy aquí ,para acompañarte en este camino.

maricarme foto rodona ansietat

Por MariCarme M. Moliné

Psicóloga en Vic

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