Cuando te crees tus pensamientos y sufres

Creencias limitantes

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Cuando te crees lo que te crees

¿Qué son las creencias limitantes?

Las creencias limitantes son todo lo que crees y que no te ayuda a sentirte bien.

Tu mente te está engañando y busca justificaciones a todo lo que te puedas imaginar.

¿Te suena?

Deberías cambiar las creencias limitantes de tu vida por creencias más potenciadoras para la vida que realmente quieres vivir.

Como quieres que sea tu vida?

Responde a esta pregunta.

Tienes las creencias adecuadas para que, lo que tú creas, te ayude a construir la vida que quieres vivir?

Si respondes a esta y se alinea con la primera, deja de leer. 

En caso contrario puedes seguir.

Ejemplo de creencia limitante

Creo que el sufrimiento es bueno para mi vida.

Quiero sufrir y no quiero curarme, no quiero que me quites las causas de mi sufrimiento, porque me sentiré perdido.

Quiero ser la suma de lo que he vivido y quiero revivir una y otra vez todos los errores, todas las pérdidas, todos los rechazos y todos los dolores causados que, en mi ignorancia, me siento culpable.

¿Tienes la creencia limitante que la soledad es un castigo?

Si crees que la soledad es un castigo, nunca te sentirás comodo en la soledad, ni la buscarás.

Y solo en la soledad, es donde mejor puedes crear y construir los cimientos de la vida que quieras para ti.

La soledad es tu mejor amiga, porque en ella es donde te formarás, donde crearás y desde donde podrás salir al mundo a compartir tu valor.

La soledad es libertad, es un gran regalo, siempre que no la compartas con el rechazo, el fracaso, el pasado, la culpa y el apego.

Tienes la creencia limitante que, el fracaso es malo, cuando tiene un gran valor para mejorar tu vida

¿Sabes que el fracaso es solo un pequeño éxito?

El fracaso si alguna cosa es, es un triunfo personal, pero tus creencias limitantes, te hacen creer que el fracaso es una cosa mala, que no deberías vivir en tu vida.

Y huyes de él.

Y al hacerlo no puedes crecer.

Y si lo que quieres en tu vida es crecer y evolucionar y crees que el fracaso deberías evitarlo y no te diviertes en él, tu vida se estancará.

¿Quieres conseguir cosas realmente valiosas en la vida?

Arriesga, fracasa y aprende siempre que puedas.

Pero necesitas que tus creencias si alineen con las acciones que necesitas vivir para construir la vida que quieres para ti.

Tienes la creencia limitante de qué el rechazo es malo cuando el rechazo tiene un gran valor.

Que te rechacen es una señal que tienes, de saberte libre.

Cuando te rechazan por ser quien eres, es porque te has atrevido a mostrarte tal como eres sin miedo a este posible rechazo.

Al ser rechazado, la vida te está diciendo que eres libre de expresar tus necesidades, sin miedo al rechazo, o a la ignorancia del otro.

Tienes la creencia limitante que el pasado y el futuro es bueno para ti y en realidad, son lugares que nunca deberías visitar.

La mente te propone constantemente marcharte del presente, te presenta pensamientos falsos e irreales para que te vayas de la realidad y te enganches a ellos, te quiere atrapar y anular.

Tú no eres tu mente, tú no eres los pensamientos que la mente te crea constantemente, la mente es un órgano más, que deberías saber gestionar tú a él y no al revés.

Los pensamientos limitantes y las emociones

ceences limitants

Entender por qué sufres, es el camino para liberarte de esta adicción.

Entender que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es solo una opción, pero somos como unos adictos al sufrir.

Quiero sufrir y no quiero curarme, no quiero que me quites las causas de mi sufrimiento, porque me sentiré perdido.

Me aferro a mi pasado, porque sin él no soy nada.

Soy la suma de lo que he vivido y me aferro a estos pensamientos.

Quiero aliviar mi sufrimiento sí, pero solo me quiero narcotizar con medicinas, o distracciones, pero no quiero dejar de sufrir, porque si no sufro por todo lo que he vivido, por todo lo que he perdido, por todo lo que me han hecho, por todo lo que he soñado y no he obtenido, ¿quién sería yo?

Aquí tienes una lista de tipos de creencias limitantes con ejemplos

El sufrimiento es el resultado de no pensar bien pero no ser consciente de ello.

Sufrir es ignorar que tú, eres el único responsable de tu sufrimiento, sufrir es la inconsciencia de no saberse ignorante y, por tanto, no asumir esa responsabilidad y culpar a los demás o a las circunstancias, de ese sufrimiento que solo te creas tú.

Sufrir es no estar en el presente, sufrir es creerse los pensamientos ilusorios y falsos y subjetivos y victimistas que, tu mente crea constantemente, y que tú te enganchas a ellos, como un adicto, sobre el rechazo, el fracaso, el pasado, la culpa, la pérdida y el apego.

Hasta que no entiendas que, estos pensamientos son falsos y que nunca deberías creerlos, pero sobre todo entender que, el rechazo, el fracaso, el pasado, la pérdida, la culpa y el apego, son conceptos que no estás valorando, ni comprendiendo ni gestionando bien, nunca dejarás de sufrir.

Si sigues leyendo, entenderás que estás sufriendo a causa de hechos y conceptos que si los analizarás bien, no deberían ser fuente de sufrimiento, sino de gozo.

Tipos de creencias limitantes más comunes

Sufres porque has fracasado:

Cuando fracasar es un pequeño éxito y necesario para mayores logros.

Sufres cuando te sientes culpable por algún dolor que has infligido a alguien:

Cuando la realidad es, que no has hecho daño a nadie, más aún, has hecho un bien, inspirando con el ejercicio de tu libertad, un dolor en el otro, que le permitirá crecer y mejorar.

Sufres porque estás solo:

Cuando una cosa es estar solo y otra es sentirse solo y gracias a esa soledad que no quieres, aprenderás a valorarte y entenderás esa soledad no como una fuente de sufrimiento sino como fuente de paz y de creatividad.

Sufres porque no has entendido todavía por qué sufres, ni porque tu mente cree que unas circunstancias, son causas de sufrimiento, cuando con las creencias potenciadoras adecuadas, comprenderás que son una fuente inestimable de crecimiento y de paz.

Las vamos a desarrollar un poco más.

La creencia limitante de que debes evitar la soledad

Sentir-se sola, dona

El sufrimiento es no entender que la soledad es un gran regalo, siempre que no la compartas con el rechazo, el fracaso, el pasado, la culpa y el apego.

Y es un gran regalo para que hasta que la sientas y percibas así, nunca podrás tener auténticas relaciones de calidad con nadie.

Analizamos cada concepto y verás que estás sufriendo por nada, estás sufriendo por conceptos y hechos que más que causas de sufrimiento deberían ser alegrías.

Sufres por hechos y circunstancias que te ayudan a sentirte libre tú y por estar “ayudando” con tu autenticidad como inspirador en el otro.

La creencia limitante de que debes evitar el rechazo

La creencia limitante de evitar el rechazo sugiere que nada puede mejorar tu vida tanto como enfrentar el rechazo.

El rechazo implica estar cautivo de la aprobación ajena, convirtiéndote en esclavo de las opiniones y acciones de los demás.

El sufrimiento a causa del rechazo surge de tu apego a ser amado, respetado y aprobado por los demás.

La necesidad de aprobación por parte de aquellos que te rechazan te somete a su juicio para lograr tu felicidad.

La autenticidad se ve coartada por el miedo al rechazo, limitando tu capacidad de honrarte a ti mismo.

Sin embargo, si te atreves a dar un paso adelante y te enfrentas al rechazo, deberías sentirte satisfecho, pues te has respetado a ti mismo y tu esencia.

Si el rechazo se materializa, no te afecta, ya que comprendes que el rechazo no define tu valía, sino la percepción del otro.

Si te reconoces como valioso, comprendes que aquel que, en su ignorancia, te rechaza, ha perdido la oportunidad de valorar a una persona única.

Ser rechazado te brinda una sensación de libertad, al permitirte expresar tus necesidades sin temor al rechazo o la ignorancia de los demás.

El rechazo refleja la naturaleza del otro, no tu esencia.

Aceptar el rechazo como un acto que te honra y libera al otro, implica comprender que nadie debe cumplir tus expectativas, sino las suyas, independientemente de su grado de conocimiento.

Abrazar el rechazo y buscarlo te otorga la libertad de expresar tu autenticidad y te permite respetar el estado evolutivo de los demás, sin importar su nivel de conocimiento.

Aceptar el rechazo y sentir compasión hacia el otro representa un valioso aprendizaje tanto para ti como para ellos, al aceptarte sin juzgarte y extender esa misma compasión al prójimo.

Aceptar el rechazo sin dejarte consumir por él, implica no tomarte ni a ti mismo ni a la situación demasiado en serio.

Valorar el rechazo como una oportunidad de la vida para apartar a aquellos que no están en sintonía contigo, te permite liberarte de los ignorantes y de aquellos que no vibran en tu frecuencia.

La creencia limitante de que debes evitar el fracaso

un home amb molta ansietat

El fracaso no es en absoluto una desgracia; no es algo que debas evitar, sino más bien todo lo contrario.

Deberías buscar activamente el fracaso, ya que es el sendero hacia el éxito.

El éxito está compuesto de una serie de pequeños fracasos que en realidad son minitriunfos.

Tus creencias limitantes te impiden ver el fracaso como lo que realmente es: una oportunidad para aprender y crecer.

Si deseas alcanzar el éxito, solo necesitas la valentía necesaria para enfrentar el fracaso en varias ocasiones, aprendiendo de cada experiencia hasta haber adquirido suficiente sabiduría.

El fracaso se convierte en el precio que debes pagar por aquellas cosas que son verdaderamente valiosas.

Tus creencias limitantes intentan protegerte de pagar este precio, evitando que obtengas las cosas valiosas que deberían enriquecer tu vida.

El fracaso no es más que una oportunidad de aprendizaje y comprensión sobre cómo funciona la vida.

Te enseña que para lograr lo que deseas, necesitas adquirir ciertas habilidades que solo pueden ser obtenidas a través de fracasos previos.

Si anhelas adquirir cosas de verdadero valor en la vida, debes estar dispuesto a correr riesgos, fracasar y aprender de manera constante.

Si te conformas con migajas y con lo que nadie más quiere, te estarás limitando y renunciando a alcanzar tu verdadero potencial.

La vida enseña que nada que valga la pena se te otorgará sin un esfuerzo previo, y el fracaso y el aprendizaje son el precio que debes pagar por ese esfuerzo.

Comprender que el fracaso es solo una serie de experiencias de las cuales debes aprender si deseas tener éxito es fundamental para avanzar en el camino hacia tus metas.

Aceptar las reglas de la vida implica dejar de sufrir cada vez que experimentas un fracaso y verlo como un paso esencial en el camino hacia tus sueños.

Si no estás dispuesto a ver el fracaso como un paso adelante, a abrazar cada fracaso como parte integral del éxito futuro, y a entender que cada fracaso te acerca un paso más a tus metas, nunca alcanzarás el éxito.

En la vida, todo lo que vale la pena requiere numerosos intentos y fracasos, ya que este es el precio a pagar.

Aquello que no tiene valor te lo regalan.

Así que, ¿cuál es tu elección?

¿Estás dispuesto a pagar el precio?

Nada es más ilusorio que lamentarse; en cambio, luchar, perseverar y aprender constituyen la verdadera clave del éxito.

La creencia limitante de que debes recordar el pasado

La creencia limitante de aferrarte al pasado contrasta con el valioso acto de vivir en el presente.

El pasado no es más que una trampa mental, la peor de todas.

Esta trampa te convence de que mirar hacia atrás mejora y honra tu vida, cuando en realidad ocurre lo contrario.

La mente te susurra constantemente pensamientos falsos e irreales, tratando de alejarte de la realidad y envolverte en una ilusión engañosa.

Es como una droga que te incita a evadirte de la realidad y te sumerge en una pesadilla.

Sorprendentemente, aceptas, permites e incluso refuerzas esta trampa mental.

La mente te atrapa en un bucle sin fin, haciéndote revivir una y otra vez esos pensamientos falsos, generando emociones de sufrimiento que tú mismo permites que se arraiguen en tu ser.

Confiar en tus pensamientos relacionados con el pasado equivale a una enfermedad mental, una distorsión de la realidad que ocasiona un error continuo.

Debes comprender que el pasado, en realidad, no tiene poder sobre ti en el presente.

Nada encierra más tu libertad que una mente que tú mismo alimentas.

Estás creando, fortaleciendo y creyendo en un fantasma mental que solo te conduce al sufrimiento.

La mente tiende a engañarte al distorsionar tus recuerdos del pasado.

Lo que recuerdas no es una representación precisa de lo que realmente ocurrió, sino más bien una visión fragmentada y distorsionada de los acontecimientos.

Idealiza el pasado y lo compara constantemente con un presente que te convence de que es inferior.

Es crucial reconocer esta trampa y no permitir que la mente te atrape en sus artimañas.

Vivir en el presente y liberarte de los engaños del pasado te permitirá experimentar una sensación renovada de libertad y paz interior.

Cambio de creencias limitantes por creencias potenciadoras

La mente es tan solo otro órgano de tu cuerpo con una función específica, similar al estómago que crea ácido para digerir los alimentos.

Genera pensamientos constantemente; algunos son útiles para resolver problemas presentes, mientras que la mayoría resultan completamente inútiles, falsos y erróneos, los cuales debes descartar y no creer, mucho menos obsesionarte con ellos.

Debes aprender a seleccionar los pensamientos que realmente te son útiles y desechar aquellos que no aportan nada.

Comprender el funcionamiento de tu propia mente es esencial para manejar estos pensamientos de manera efectiva.

Los pensamientos inútiles son meros desperdicios mentales que tú aceptas, alimentas y luego sufres las consecuencias de su influencia.

Deberías dejar que ciertos pensamientos pasen por tu mente como contemplas las nubes en el cielo, sin darles más importancia de la debida.

Simplemente vienen y se van, sin afectar tu equilibrio emocional.

Tus creencias erróneas te impiden hacer esto y te mantienen aferrado a pensamientos que solo generan sufrimiento.

El pasado actúa como un secuestrador del presente y un torturador de la mente.

Es un enemigo al que no debes darle ni siquiera un sorbo de agua.

Los pensamientos pasados intentarán atraparte con argumentos tóxicos de culpa, melancolía, remordimiento, pérdida y deseo.

No caigas en esa trampa.

Debes ver los pensamientos del pasado como un enemigo que busca destruirte.

Cuando aparezcan, debes cortarlos de raíz sin compasión ni análisis, ya que es muy fácil apegarse a ellos.

Tus pensamientos del pasado son como cantos de sirena, dulces, engañosos y falsos, que solo te causarán sufrimiento.

No les des ninguna oportunidad.

Cuando aparezcan, elimínalos de inmediato, ya que son tu peor enemigo.

Lo peor que puedes hacer con estos pensamientos es creer ciegamente en su veracidad y concederles espacio en tu tiempo.

Deberías dejar que pasen sin detenerte en ellos ni identificarte con ellos ni por un instante.

La creencia limitante de que debes amar a los demás

Una imatge de matrix feta amb I.A.

La creencia limitante de amar a los demás contrasta con el gran valor del desapego.

Creer que debes amar a los demás puede desenfocarte de ti mismo, hacerte perder tiempo, dinero y enfoque.

Te lleva a anteponer las necesidades de aquellos a quienes amas por encima de las tuyas, te impide establecer límites y te sumerge en sentimientos de empatía y compasión que, paradójicamente, te alejan de tu propio ser y debilitan a la otra persona, generándole dependencia.

La creencia potenciadora que se propone cambiar es la siguiente:

«Yo me amo y quiero que tú te ames.

Trabajo en mi amor propio y potencio tu amor propio.

No deseo que me ames, sino que te ames a ti mismo.

A partir de este amor propio mutuo, exploraremos qué tipo de relación sana podemos construir entre nosotros.»

Centrarse en lo que no tienes y en lo que has perdido, y creer que tu felicidad depende de objetos o personas específicas, te ata a un sufrimiento constante.

El apego a algo o a alguien, te esclaviza y te hace creer que tu felicidad está fuera de ti, dependiendo de factores externos.

Recuerda que los demás no te ven como eres realmente, sino como ellos son.

Si alguien te desprecia, ignora o rechaza, es normal que sufras y culpes a esa persona por lo que sientes.

Sin embargo, es importante comprender que el comportamiento del otro puede ser una proyección de su propio malestar o infelicidad.

Creencias que te limitan y creencias que te potencian

Si alguien más actúa mal, ¿es necesario que te hagas daño a ti mismo?.

Vivir apegado a la opinión de los demás y creer que tu felicidad depende de ellos solo sirve para perturbarte.

Aceptar a las personas tal y como son, sin esperar nada de ellos ni de la realidad, te brinda paz.

Saber que está bien que las cosas sean como son y no sentirte agredido, atacado, ignorado o rechazado si te desprecian es fundamental.

Ahora entiendes que tu felicidad no está determinada por las acciones de los demás, ya que depende únicamente de cómo afrontas estas circunstancias.

Tu felicidad se basa en tu actitud y en tus necesidades afectivas; si renuncias a lo que no necesitas, te desapegas y dejas de sufrir.

Recuerda que todo está bien y que la realidad que experimentas en este momento es la que necesitas para alcanzar la felicidad.

Diferenciar entre querer y necesitar, te permitirá recorrer un largo trecho en tu camino hacia la plenitud.

Querer algo implica desear lo que no tienes, y si no lo tienes, es evidencia de que no lo necesitas para ser feliz.

Aquello que deseas y no posees es la causa de tu sufrimiento, mientras que lo que realmente necesitas es lo que tienes a tu alcance en el presente, tu realidad actual.

Observa tu vida y lo que tienes en este momento.

Esto es lo que realmente necesitas para alcanzar la felicidad.

El sufrimiento comienza cuando anhelas algo que no posees.

Es saludable desear, pero no debes aferrarte desesperadamente a los resultados.

Estamos atrapados en la imagen que queremos proyectar a los demás y esto es reflejado en nuestra propia experiencia de vida.

La creencia limitante de que debes hacerte cargo de la felicidad ajena

La creencia limitante de asumir la responsabilidad de la felicidad de los demás contrasta con el gran valor de no sentirse culpable ni responsable de la felicidad de nadie.

La culpa, en realidad, es otra ilusión.

No existe en realidad, solo en nuestras mentes ignorantes, débiles y esclavizadas.

Hacer las cosas lo mejor que puedas desde tu autenticidad y esencia, y buscar satisfacer tus propias necesidades sin ceder ante expectativas ajenas no implica ser culpable de nada.

¿Desde cuándo ser libre implica ser culpable de algo?

Si alguien sufre porque, desde tu libertad, no has satisfecho sus expectativas, no es motivo de culpa, sino más bien un momento para celebrar, ya que en realidad acabas de hacerle un gran favor al permitirle crecer y aprender.

Comprender que nadie hace daño a nadie implica entender que la culpa no es posible.

Ser auténtico, honrar tu esencia y provocar sufrimiento en otro no te convierte en una mala persona ni te hace culpable; es más bien un grave error conceptual.

Más que causar daño a otro, te has convertido en un maestro espiritual que lo ayuda a crecer y aprender desde su propio sufrimiento, a reconocer lo que le falta aprender.

Libérate de la culpa, ya que no has hecho daño a nadie.

No puedes herir a nadie de la misma manera que no puedes hacer feliz a alguien.

Creer en esta idea es el primer paso para alcanzar la libertad y liberar a los demás de tus expectativas.

La creencia limitante de que la soledad es un castigo

La creencia limitante de ver la soledad como un castigo contrasta con la realidad de que necesitas tener una relación saludable con la soledad para cultivar relaciones humanas significativas.

Todos experimentamos momentos de soledad; de hecho, siempre hemos estado solos.

La diferencia radica en cómo nos sentimos durante esos momentos.

Si estás en paz contigo mismo, la sensación de soledad desaparece por completo.

La soledad, cuando se vive de manera positiva, puede ser un lugar maravilloso, siempre y cuando no se acompañe de pensamientos del pasado no resuletos, rechazo, fracasos, apegos o culpas.

En ninguna parte se encuentra más paz que en el aquí y el ahora.

El problema no es la soledad en sí, sino compartir esa soledad con emociones y pensamientos destructivos, como el apego, pensamientos ilusorios, rechazo, fracasos, culpas y memorias del pasado.

La soledad, liberada de esos crueles fantasmas de la mente, se convierte en un refugio de paz, un espacio en el que puedes crear, aprender, amarte a ti mismo, comprender tu ser y, desde esa tranquilidad, conectarte con los demás no por necesidad, sino por comprensión y sabiduría.

La soledad, cuando se aborda desde una perspectiva positiva, puede ser un paraíso perdido, un espacio donde encontrar paz y autenticidad.

La creencia limitante de que debes ser una buena persona

La creencia limitante de sentir la necesidad de ser una buena persona es reemplazada por la idea de ser auténtico.

Se trata de enfocarse en el amor propio y en la autenticidad, de cuidar de uno mismo.

Aceptar, honrar y escuchar tu esencia es el camino para encontrar la felicidad en tu vida y, al mismo tiempo, para ayudar a los demás en su propio camino hacia la paz.

No se trata de ser una buena persona hacia los demás, sino de honrarte a ti mismo y alinear tu vida con tu auténtica esencia.

Este enfoque puede resultar en decir más «no» de lo que podrías pensar que una buena persona debería decir.

El secreto está en comprender que cada «no» que puedas decir a otros es un «sí» que te dices a ti mismo.

Cada «sí» que te ofreces a ti mismo te permite amarte más y ser más feliz.

Solo siendo feliz podrás amar genuinamente a los demás.

Es esencial entender que cada «no» que le dices a otro no te aleja de esa persona, sino que te acerca a ella.

Cada «no» que ofreces a otros permite que vivan con desapego, aceptación y en la realidad en lugar de en sus expectativas.

Esto les ayuda a crecer, aprender y ser más libres.

Deberíamos tomar decisiones basadas en lo que nos hace sentir bien, sin importar si eso implica el rechazo de otros.

Si te rechazan, en lugar de enfrentarlo con pensamientos de desprecio, culpa y tristeza, te tratarás con pensamientos de valor, libertad y autoafirmación.

Entenderás que el otro se lo está perdiendo y que has honrado tu esencia.

Comprenderás que estás en el camino hacia el éxito y aprenderás de la experiencia.

Ahora sabes que tu felicidad es tu prioridad y que no te aferras a lo que no te hace feliz.

No sufres por el sufrimiento de los demás si te sientes rechazado, porque entiendes que el rechazo es una experiencia necesaria para todos.

El rechazo es una señal de libertad y la posibilidad de ser rechazado no te paraliza en la búsqueda de tus deseos.

Ahora comprendes que el rechazo es una señal de valentía y una valiosa lección.

Si aprendes de ello y perseveras, alcanzarás tus objetivos en el futuro.

Agradeces el rechazo, ya que no lo ves como una puerta cerrada, sino como una oportunidad para que se abran muchas otras puertas mejores.

Entiendes que buscar tu felicidad desde la autenticidad, sin temor al rechazo, es el mejor camino para la felicidad de todos.

La creencia limitante de que debes ser amable

La creencia limitante de que debes ser amable es reemplazada por el gran valor de aprender a decir no.

Lo más beneficioso que puedes hacer por ti y los demás es encontrar tu propia felicidad.

Es esencial que te centres en ti mismo, y al mismo tiempo, permitas que los demás se centren en sí mismos.

Cada individuo tiene la responsabilidad de buscar su propia felicidad desde su esencia y autenticidad.

Decir no cuando algo no es bueno para ti, establecer límites que te ayuden a mantenerte enfocado en tus propios asuntos y rechazar a quienes no encajan contigo es una elección que todos deberíamos abrazar.

Aunque pueda parecer egoísta o interesado, es, de hecho, el acto más amable que puedes hacer tanto para ti como para los demás.

Decir no a alguien es decir sí a ti mismo.

Rechazar a alguien es abrazarte a ti mismo.

Esto te hace feliz, y si eres feliz, tus relaciones con los demás serán más felices.

Estos actos, a menudo mal vistos en nuestra sociedad, son en realidad actos de amor que tienen efectos positivos para todos.

Solo una persona verdaderamente libre puede decir no sin sentirse culpable.

No hay acto más amoroso que expresar tu verdad al otro, ser sincero y respetar la esencia del otro al mostrarte tal como eres y expresar tus deseos con sinceridad.

Decir no es en realidad una forma de amar al otro, aunque nuestras creencias puedan sugerir lo contrario.

Decir no es decir que no encajas aquí, que yo no sería feliz contigo y tú tampoco lo serías.

Decir no es desear que esa persona tenga una vida auténtica en lugar de una vida basada en mentiras.

Decir no es también actuar como un maestro espiritual que ayuda a comprender que la felicidad reside en el interior de cada uno y que el sufrimiento por el rechazo proviene de apegos que deben ser trabajados.

Ser rechazado, lejos de ser una experiencia negativa, evita vivir una relación falsa que solo llevaría a la infelicidad de ambas partes.

Te ayuda a aprender a ser libre por ti mismo, a entender que nadie puede hacerte sufrir y que solo tú te haces sufrir.

A través de un rechazo, aprendes que estás apegado a las opiniones y acciones de los demás y que debes trabajar en liberarte de esas dependencias.

El rechazo te permite explorar nuevas oportunidades y te enseña que el camino hacia el éxito implica fracasar en el camino.

Cada no que recibes es un pequeño sí que te acerca a tus metas.

Te ayuda a comprender que un no, no es un rechazo, sino un sí a la libertad del que lo emite, un sí a tu valentía de no temer al no, un sí a seguir tu propio camino, un sí a no quedarte donde no perteneces y un sí a la vida y a ti mismo.

La creencia limitante de que no debes ser egoísta

La creencia limitante de que no debes ser egoísta es reemplazada por la comprensión de que el egoísmo no es más que el acto de honrarse a uno mismo.

La sociedad ha inculcado la idea de que el egoísmo está asociado con la maldad y la culpa, cuando en realidad, honrarse a uno mismo es lo que conduce a la auténtica felicidad y permite amar verdaderamente a los demás.

Honrarte a ti mismo sin caer en trampas como el victimismo, la culpa, la pena o la compasión, te permite buscar tu propia felicidad en todos los aspectos de tu vida.

Al hacerlo, te alejas de situaciones y personas que no te hacen feliz, sin sentir culpa ni restricciones a tu autenticidad.

Solo cuando eres verdaderamente feliz contigo mismo puedes construir relaciones saludables con los demás.

El tipo de egoísmo que suele ser criticado por la sociedad es, de hecho, lo que facilita las mejores interacciones entre las personas.

Este enfoque en el autocuidado permite construir individuos felices y amorosos, y cuando dos personas felices deciden compartir sus vidas, la cooperación entre ellos se vuelve mágica.

Una relación sana es aquella en la que dos individuos se honran a sí mismos y buscan su felicidad en la vida.

Han aprendido a decir no y a rechazar situaciones que no les hacen sentir plenos, y solo se comprometen con aquellos que los hacen realmente felices.

Esto no surge de la necesidad, el miedo o la carencia, sino de un profundo compromiso con su propia autenticidad.

Ser «egoísta» te permite buscar la felicidad en donde esté y te libera de cualquier situación que no la proporcione.

Al ser feliz, tienes la capacidad de construir relaciones saludables con los demás, porque el otro también se ocupa de su propia felicidad.

Cuanto más te honres a ti mismo y animes a los demás a hacer lo mismo, más autenticidad y felicidad se manifestarán en tus relaciones.

En lugar de permitir que la culpa te aleje de situaciones que no te hacen feliz, abrázate al «egoísmo» que te permite vivir una vida plena y construir relaciones significativas y auténticas con los demás.

La creencia limitante de buscar complacer

La creencia limitante de buscar complacer a los demás es reemplazada por la comprensión de que nadie ha venido al mundo para cumplir con tus expectativas, sino con las suyas propias.

Juzgar a alguien como egoísta porque piensa en sí mismo más que en ti es, de hecho, un acto de egoísmo en sí mismo.

Cada individuo tiene la responsabilidad de perseguir su propia felicidad y satisfacer sus propias necesidades antes de considerar las expectativas de los demás.

Es fundamental entender que nadie ha venido al mundo para cumplir tus expectativas, y esta mentalidad es saludable y deseable tanto para ti como para los demás.

Buscar complacer a los demás puede llevarte a ignorar tus propias necesidades y a poner en segundo plano tu autenticidad.

Cuando te enfocas en hacer feliz a otra persona, no solo te pierdes a ti mismo, sino que también puedes contribuir a que esa persona se vuelva dependiente de tu satisfacción, lo que a la larga puede ser perjudicial para ambas partes.

Lo más importante es la felicidad de cada individuo, y esa felicidad se encuentra al honrar y satisfacer las propias necesidades.

En cualquier relación, la responsabilidad principal es hacer que cada persona se sienta plena y satisfecha consigo misma, sin esperar que los demás lo hagan por ellos.

Juzgar a alguien como egoísta por priorizar su propia felicidad y satisfacción es una actitud que revela más sobre tus propias creencias y estado mental.

A menudo, estas creencias limitantes nos llevan a sufrir innecesariamente y a juzgar a los demás por no cumplir con nuestras expectativas.

En lugar de culpar a los demás por hacerte sufrir, puedes comprender que la causa de tu sufrimiento radica en tus propias creencias y respuestas a las circunstancias.

Cada individuo hace lo mejor que sabe y puede, y la comprensión de que nadie es malo ni desea el sufrimiento de otros es esencial para comprender y aceptar a los demás y a uno mismo.

En lugar de juzgar y culpar, puedes aprender a ver a los demás con más compasión y comprensión.

Todos tienen derecho a cometer errores y aprender de ellos.

En lugar de condenar el error, puedes aprender a valorarlos como oportunidades de crecimiento.

La justicia es subjetiva y depende de la percepción de cada individuo.

Cambiar la creencia de injusticia por correspondencia permite ver las circunstancias de la vida como oportunidades de aprendizaje en lugar de manifestaciones de injusticia.

Cuando alguien hace algo que te hace sufrir, en lugar de culpar a la otra persona, puedes utilizar ese sufrimiento como una señal para examinar lo que necesita ser revisado en ti mismo.

El egoísmo no es negativo, y la búsqueda de la propia felicidad y satisfacción es una forma saludable y deseable de vivir.

Comprender que nadie debe satisfacer tus expectativas y que solo tú eres responsable de tu sufrimiento te libera de juzgar y te permite vivir con menos sufrimiento.

En lugar de buscar complacer a los demás, el enfoque en satisfacer tus propias necesidades y alentar a los demás a hacer lo mismo puede conducir a relaciones más saludables y satisfactorias para todos.

La creencia limitante de que necesitas depender de alguien

La creencia limitante de necesitar depender de alguien para ser feliz es reemplazada por la comprensión de que la verdadera felicidad proviene del desapego y la aceptación de la realidad tal como es.

La felicidad no debe depender de la aprobación o las acciones de los demás, ya que esa dependencia solo conduce al sufrimiento.

Es esencial diferenciar entre querer y necesitar, y comprender que lo que se necesita para ser feliz ya está presente en tu realidad actual.

Estar apegado a la imagen que se quiere proyectar hacia los demás o creer que la felicidad depende de la opinión de los demás puede llevar a una sensación de agresión, rechazo o desilusión si las expectativas no se cumplen.

Sin embargo, al comprender que la felicidad no depende de los demás, se puede lograr una mayor paz interior.

La clave es desapegarse y aceptar la realidad tal como es.

Es importante observar la propia vida y reconocer que lo que se tiene en el momento actual es lo que se necesita para ser feliz.

El deseo está bien, pero aferrarse a un resultado específico puede generar sufrimiento.

Dejar de sufrir implica comprender que la verdadera felicidad proviene de no necesitar la aprobación externa.

Al desapegarse de la aprobación de los demás y honrarse a uno mismo, se puede lograr una sensación duradera de paz y satisfacción.

Amarse a uno mismo y aprender a decir «no» cuando sea necesario es una parte fundamental de honrarse a uno mismo.

Esto no es egoísmo, sino un acto de autenticidad que permite establecer límites saludables.

Ser capaz de brillar desde la autenticidad y la paz interior permite compartir esa luz con los demás de una manera más auténtica y liberadora.

El sufrimiento es una señal de que algo en la vida no está alineado con la esencia y los valores propios.

Entender que el sufrimiento puede ser una oportunidad para reflexionar y alinearse con la verdadera identidad puede ayudar a transformar las dificultades en valiosas lecciones de vida.

Al abrazar el autoconocimiento y el autodescubrimiento, se puede encontrar la paz interior y la capacidad de amar y ayudar a los demás de manera más auténtica y efectiva.

¿Por qué, si somos incapaces de hacernos a nosotros mismos felices, que podemos hacer por los demás?

Sufrir no es culpa de nadie, pero solo es nuestra responsabilidad evitarlo.

Si sufres, ¿hazte estas preguntas?

  • ¿Sabes quién eres?
  • ¿Sabes que necesitas para honrarte a ti?
  • ¿Vives en el presente o sigues apegado al pasado?
  • ¿Vives en la culpa o en la responsabilidad?
  • ¿Qué es lo que no estás aceptando?
  • ¿Qué creencias debes revisar?
  • ¿A quién debes decir que no y a que estás diciendo que sí?
  • ¿A quién debes rechazar y que no lo estás haciendo?
  • ¿Qué debes hacer que por miedo no haces?

Y saber quiénes somos y que necesitamos, y si actuamos en consecuencia, crearemos el entorno necesario para que, la felicidad y la paz fluya en nosotros.

Para la sociedad buscar la felicidad es ser un egoísta, pero ahora tú sabes que solo quien sabe hacerse feliz a uno mismo, podrá amar bien a los demás.

¿Qué hay de egoísta en este planteamiento?

Ahora sabes qué decir no, rechazar a alguien, decirle que aquí, contigo no es su sitio ni será feliz, es también amar, es también una manera de que, mientras buscas tu felicidad, ayudar a los demás a encontrar la suya.

Todo lo contrario de lo que creemos ¿verdad?

Si eres feliz te tratas bien a ti, sabes tratarte bien a ti, no se trata de que ames al otro porque eso es cosa del otro, lo que sí estás honrando y amando son las relaciones que estás creando bajo este nuevo paradigma.

Si sabes hacerte feliz, puedes amar sin apegos, porque tú eres feliz siempre, sin necesitar nada del otro, ahora para ti, amar es liberar, no es atrapar, es potenciar la esencia del otro sin apagar la tuya o irte si no puedes con ello.

Ahora sabes que solo quien es libre puede ser feliz, ahora sabes que todo es diferente a lo que pensabas.

Si no eres feliz, compartirás lo que tienes, amargura e infelicidad, tristeza, y eso es lo que el otro recibirá de ti.

Ahora ya sabes que sufres porque quieres, sufres porque no sabías que solo depende de ti dejar de sufrir, ahora sabes que puedes aprender a dejar de sufrir si pones la humildad de aceptar que no sabes y el esfuerzo de querer aprender.

De ti depende.

Solo de ti depende.

 

Cambiar creencias limitantes por otras más potenciadoras puede ser un proceso desafiante y requiere un compromiso constante para reprogramar tu mente. Aquí hay algunas estrategias que podrían ayudarte en este camino:

1. Autoconciencia: Comienza identificando las creencias limitantes que te están frenando y comprende cómo te afectan. La autoconciencia es fundamental para el cambio.

2. Reflexión profunda: Analiza de dónde provienen esas creencias y por qué las has aceptado como verdades. Cuestiona su validez y considera qué nuevas creencias podrían ser más beneficiosas para ti.

3. Reprogramación mental: Reemplaza gradualmente las creencias limitantes por pensamientos más potenciadores. Esto implica repetir afirmaciones positivas, visualizar el cambio que deseas y reforzar constantemente nuevos hábitos mentales.

4. Educación y aprendizaje: Investiga y estudia temas relacionados con el cambio de creencias, el desarrollo personal y la psicología. Esto te proporcionará una comprensión más profunda de tu mente y cómo puedes reprogramarla de manera efectiva.

5. Práctica de la gratitud: Cultiva la gratitud diaria para cambiar tu enfoque mental y abrirte a nuevas posibilidades. Apreciar lo positivo en tu vida puede desafiar las creencias limitantes y fomentar un cambio en tu perspectiva.

6. Apoyo emocional: Busca el apoyo de amigos, familiares o profesionales que puedan brindarte el aliento y la orientación necesarios durante este proceso de cambio. Compartir tus luchas y logros con otros puede ser una fuente de motivación y consuelo.

7. Persistencia: Comprende que el cambio no ocurrirá de la noche a la mañana. Requiere tiempo, paciencia y persistencia. Sé amable contigo mismo durante este proceso y celebra cada pequeño avance que logres.

Recuerda que cada persona es única y puede requerir enfoques diferentes para reprogramar sus creencias limitantes. Con un compromiso constante y una actitud positiva, puedes trabajar para cambiar tu mentalidad y vivir una vida más plena y gratificante.

Libros que deberías tener en cuenta para poder ser más feliz

Bibliografía

Estos autores me han inspirado para crear este post

  1. Christopher Ryan y Cacilda Jetha ( 2012). EN EL PRINCIPIO ERA EL SEXO: LOS ORIGENES DE LA SEXUALIDAD MODERNA. COMO NOS EMPAREJAMOS Y POR QUE NOS SEPARAMOS. Editorial Paidos Ibérica.

Cambiar creencias limitantes es posible

Puedes ser más feliz si aprendes a gestionar adecuadamente tus emociones y expectativas.

Nadie ha dicho que fuese fácil la vida, pero es posible vivirla mejor.

Es posible hacer las cosas bien si uno se esfuerza, aprende y lo aplica, y por eso estoy aquí para acompañarle en este camino.

maricarme foto rodona ansietat

Por MariCarme M. Moliné

Psicóloga en Vic

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