En función de tus carencias te relacionarás con los demás.
A más amor propio mejores relaciones tendrás.
Y sobre la base de ello, con una pareja te comportarás de acuerdo con uno de los tres patrones siguientes:
Seguirás un patrón de apego evasivo, de apego ansioso o de apego seguro.
Y tu pareja hará lo mismo.
Y seguramente no seguirá el mismo patrón.
En función de este juego, tendréis una relación de pareja sana o tóxica.
A más amor propio más sabrás amar al otro, si no sabes amarte a ti, no sabrás amar al otro.
Los patrones de comportamientos se basan en estilos de apegarse en la relación.
Se llaman evasivos, ansiosos o seguros en función de nuestra autonomía y amor propio.
Además, se complementan.
«La teoría del apego nos habla de los patrones que seguimos en nuestra edad adulta, cuando estamos en pareja».
En que se basa una relación de pareja
Recetas para lidiar con estos patrones que, en una pareja, pueden convertirse en un infierno.
La forma de ser de nuestra pareja o la nuestra, no es más que un patrón de comportamiento y este patrón, si no es sano, nos herirá y disgustará, hasta el punto de causar disputas y acabará por destruir la relación.
Si la forma de ser de nuestra pareja, nos hiere o nos ofende y la forma de ser tú, hiere u ofende, el problema siempre estará en lo poco que sabes amarte.
¿Si no sabes amarte como quieres amar?
Si lo que debería ser una relación de apoyo mutuo, confianza y crecimiento, se convierte en una lucha intermitente, es que como pareja no estáis en el sitio adecuado.
Es debido a patrones de comportamiento que deberíais mejorar.
A la pareja debería irse después de un proceso previo de crecimiento personal.
Pero la gente no lo hace.
La gente no tiene ni idea y va a la pareja como iría alguien que no sabe conducir un coche a pilotar un avión.
A una pareja se debería ir, con una autonomía personal previa, con un amor propio consolidado y con capacidad real de mejorar la vida del otro sin esperar nada a cambio.
Y la gente va a la pareja a satisfacer vacíos.
Y estos vacíos son precisamente estos patrones de comportamiento que no son buenos para una relación de pareja.
Son los patrones de comportamiento basados en los estilos de apego.
Los estilos de apego
Aunque cada persona es un mundo, esta «manera de ser», tiene unos patrones relacionados, con lo que los expertos llaman: «estilos de apego».
Estos estilos se descubrieron después de la Segunda Guerra Mundial, se consolidaron en torno a los años setenta de siglo XX y todavía no han sido cuestionados.
¿Cuáles son los modelos de apego en la edad adulta?
Independientemente del hecho de que existen grados y matices en estos tres patrones de apego, Los tres estilos de apego son aquellos que diferencian a las personas: seguras, de las evasivas y de las ansiosas.
Los expertos señalan que:
“Lo que sabemos ahora es, que estos modelos de apego, tienen cierta predisposición genética y guardan una relación muy íntima con las memorias emocionales que, de pequeños tuviéramos con el adulto de referencia, aunque a medida que crecemos, también nos influirán, y mucho, las experiencias vividas”.
«Los patrones tienen una base genética y también se relacionan con las memorias emocionales de pequeños y nuestras vivencias de adultos».
Claves para reconocer nuestro patrón o estilo de apego
Podemos aprender a reconocer las claves para reconocer a cuál de los patrones pertenecemos.
A-Las personas evasivas:
Una persona evasiva siempre se justificará y, aunque sufrirá si se da cuenta de que suele evitar los problemas o temas que le resultan dolorosos o complicados, acabará encontrando la manera de evitarlos, desviarlos y justificar su evitación.
En una relación de pareja, suelen ser personas que no quieren comprometerse, que hoy te quieren y mañana se van, y luego vuelven, en un bucle sin fin.
Un patrón totalmente destructivo y dañino.
B-Las personas ansiosas:
Por su parte, una persona ansiosa quizás reconoce que lo es, pero enseguida culpará de su angustia a la actitud de los demás y tenderá a victimizarse.
Son personas que creen que su felicidad está en el otro.
Son las catalogadas como buenas personas, que piensan que ellas son las responsables de la felicidad del otro y el otro es la responsable de su felicidad.
Y en este anhelo de amor romántico, se crean dependencias y relaciones muy tóxicas.
Este modelo suele ser muy común.
Y es normal que se complementen.
Un apego evasivo buscará de manera inconsciente un apego ansioso y a la inversa.
En ambos casos, será muy complicado que estas personas encuentren una solución por sí mismos a un dolor emocional tan profundo, que está tan grabado en ellos, que difícilmente podrán acabar con su malestar, sin ayuda profesional.
C-La persona segura:
Una persona segura no requiere mucha más descripción:
Se relaciona bien con los demás, tiene un sólido amor propio, goza de autonomía emocional y económica y la intimidad no le asusta.
Sabe lo que quiere, es auténtica, y va por ello.
No le genera miedo o inseguridad y no suele generar «apegos», con personas que tengan las dificultades emocionales de los evasivos o los ansiosos.
Solo se vinculan cuando están seguros de que la otra persona estará incondicionalmente, y, con los modelos anteriores, esta seguridad no es posible y, por tanto, la persona segura, si de verdad lo es, no desarrollará una inclinación imposible de materializar.
Este sería el patrón que deberíamos intentar buscar en una pareja, el modelo seguro, este estilo está ahí porque quiere estar, pero sabe irse, sin dependencias, si siente que este ya no es su sitio.
¿Por qué se producen conflictos en las relaciones de pareja?
Los problemas suelen aparecer cuando personas con los modelos de apego no seguros se relacionan como pareja.
Así, la suma de un ansioso con otro ansioso o de un ansioso con un evasivo, dará el tipo de parejas, que podríamos describir como un infierno, en el que ambos piden cada vez más y más en el primer caso, o de perseguir el otro y este otro de alejarse, hasta el cansancio o extenuación, en el segundo.
¿Qué podemos hacer para solucionarlo?
A-Reconocer que uno tiene una dificultad, es un primer paso y la pareja puede ayudarnos a hacernos conscientes de ella.
Darse uno cuenta de que estamos sufriendo demasiado o que generamos situaciones de sufrimiento y que la ansiedad o incapacidad de no afrontar estos hechos, no tiene un origen en lo externo sino en tu interior, que solo tú debes mejorar.
B–Se aconseja no criticar en exceso a estas personas y entender que ellas, son las primeras que sufren, porque no saben cómo solucionar su problema.
C-También es muy importante no intentar justificar sus conductas, ni evitarles los sufrimientos derivados de estas, o quizás nuestra ayuda, pueda resultar contraproducente.
En realidad, aunque ansiosos y evasivos se comportan de forma diferente en pareja, unos demandando y otros escapando, ambos estilos surgen de un patrón emocional de mucha inseguridad, con un origen similar, de una falta de amor propio.
Técnica de la asamblea de la pareja para abordar este problema de relación con las parejas
Una técnica que utilizamos mucho los psicólogos es la llamada asamblea de la pareja y no utilizar la palabra “tú”.
Existen diferentes terapias para abordar los problemas derivados de una construcción de la inclinación, con estas dificultades y cada persona tendrá que encontrar la que más le ayude.
Y, aunque no existen remedios mágicos, los pacientes han tenido muy buenos resultados incorporando una rutina sencilla en su vida.
Lo que llamamos «la asamblea de la pareja» consiste en pactar un rato, cada semana para hablar de los problemas que se tengan.
Este pacto implica que, cada vez que haya un conflicto en la pareja, uno de los miembros o ambos frenarán la discusión inmediata y anotarán este tema, como punto del día o como pendiente para su asamblea.
De esta forma, damos tiempo a que el conflicto se enfríe”.
A continuación, el día señalado, solo hay una regla que es no utilizar la palabra “tú”.
Y al hacerlo obtenemos grandes logros.
Por un lado, el otro no se siente atacado, porque no es lo mismo decir «me molesta que comprometan mi tiempo libre» a decir «me molesta que tú siempre hagas planes sin contar conmigo», por ejemplo.
«Al hablar desde él» yo «y no desde el reproche al otro contribuimos a que nuestras relaciones mejoren, ya que la pareja no se sienta atacada».
Esta comunicación ayudará a que una persona evasiva vea que cualquier tema puede hablarse con calma y que una persona ansiosa vea que el otro le presta atención y se preocupa por su bienestar.