1- El amor como sentimiento.
El amor es un sentimiento, es una señal que nos da nuestro cerebro y tiene una función muy clara.
El amor como sentimiento, sabemos desde la neurociencia, que es una emoción más.
Y como todas las emociones, tienen para el cerebro una función adaptativa, que significa vida, y por eso le gusta tanto esa emoción al cerebro.
Porque el objetivo prioritario de nuestro cerebro es la supervivencia, y, por tanto, la emoción más importante que necesita el organismo para sobrevivir, es el amor auténtico.
Por eso mismo, el amor debe ser una experiencia de vida, de plenitud, de crecimiento, todo lo que signifique destrucción, dolor, sufrimiento, nada tiene que ver con el amor, es otra cosa que estamos viviendo y que confundimos.
2- El enamoramiento como química cerebral
El enamoramiento es toda esa locura de hormonas, que se produce en nuestro cerebro y que es lo que facilita el acercamiento hacia esa persona que nos atrae.
Conozco a una persona que me atrae y siento como si fuera un amor a primera vista y solo es un combinado de elementos, que cada persona tiene los suyos y que son la suma de cuestiones genéticas, aprendizajes, necesidades y situación fisiológica.
Cuando nos enamoramos de repente una persona en especial nos resulta muy atractiva y empieza a producirse una cascada de hormonas de todo tipo en nuestro cerebro, que produce ese tipo de distorsión mental, donde no veo nada más que lo bueno de ella, con todas sus virtudes.
El enamoramiento hace que no vea ningún defecto en el otro, es casi como un estado adictivo, pero es necesario.
Es decir si no hubiera esa atracción tan tremenda, el no ver nada más que sus cualidades, no se facilitaría el acercamiento necesario, para después poder conocerse recíprocamente y poder empezar a poner en práctica todo lo que sabemos sobre la conducta de amar.
De amor a primera vista nada, está bien literariamente, pero hay que esperar a más tarde, a ver qué ocurre.
Puede que más tarde esta persona no sea el amor de tu vida, ni mucho menos, ni sea una persona con la que tú puedas convivir, con la que tú puedas formar una pareja feliz.
Simplemente, es un sentimiento necesario, para que se produzca ese acercamiento y surja la posibilidad de que dos personas se puedan llegar a conocer.
Hay mucho de componente sexual en la química del enamoramiento, porque si no fuera así, solo hubieras encontrado a un gran amigo.
3- El buen amor, el arte de amar (querer amar, saber amar, poder amar)
Pero poco a poco vamos conociendo a la persona y ese conocimiento, y según cómo lo gestionamos, hará que ese enamoramiento se mantenga o aumente o poco a poco se vaya diluyendo.
Cuando vas conociendo al otro, ves cómo es, ves si es compatible contigo, ves si es alguien que te invita a quererle, ves si es alguien que con las cosas que hace nos sentimos queridos, ves si es alguien que lo que te transmite te hace sentir bien, y poco a poco todos estos componentes se van forjando.
Porque el sentimiento del amor (inicial), nada tiene que ver con lo que es la convivencia y mucho menos con el arte de amar.
Dos personas se pueden gustar mucho, se pueden querer mucho con el sentimiento del amor, pero esto no es suficiente para convivir como pareja, porque después viene la parte de la convivencia, en la que hay que ver la compatibilidad de las dos naturalezas propias.
Está por ver si uno es diurno o nocturno.
Está por ver si los gustos son compatibles o dificultan la convivencia.
Hay que ver cómo se comunican en situaciones de tensión y desacuerdo o si a uno le gusta dormir con la persiana abierta y la otra bajada.
Hay que ver que ocurre con las familias de origen.
Hay que ver dónde colocamos a nuestra pareja en nuestras prioridades vitales.
Todas estas circunstancias propias de la convivencia, que si no las gestionamos bien, pueden ir apagando poco a poco el sentimiento del amor.
La convivencia es un punto crucial en el paso a consolidar ese sentimiento inicial de amor, o se va diluyendo poco a poco, porque es donde entramos muy ilusionados pensando que cómo te quiero mucho la convivencia será fácil.
Además, llegamos a la convivencia con unos conceptos sobre el amor absolutamente distorsionados.
Hay gente que cree que amor, sufrir y muerte va todo a la par, o todo lo contrario, hay gente que cree que amar es apoyar y acompañar a la otra persona y verla crecer.
En la convivencia es, donde empezamos a ver todo esto y es cuando empezamos a conocer a nuestra pareja y a nosotros mismos cuando interactuamos con ella.
Y aquí es cuando vemos, cómo actúa nuestra pareja en casos extremos, cuando aparece una situación muy tensa, vemos si sabe controlar su carácter, vemos que hace cuando hay situaciones de tensión y desagradables, vemos si lo proyecta contra el mío, vemos si sabe gestionarlo, vemos si sabe buscar soluciones.
Y todos estos comportamientos del otro, puede mantenernos enamorados o nos puede desenamorar.
Hasta que no nos conozcamos bien en la convivencia, no es necesario consolidar la relación.
Vamos demasiado rápido y así nos va.
Solo conviviendo, puedes conocer bien al otro y solo conviviendo bien puedes decidir si esta persona es compatible contigo, o de lo contrario, debemos aprender a decir adiós a quien no nos conviene.
Y no sabemos, ni lo hacemos bien y nos perdemos y aquí es donde comienza el sufrimiento de verdad.
Siempre deberíamos poder decir esa frase al otro: “A tu lado estoy y me siento muy feliz” siempre.